~1~
El ladrón de besos
Jamás creí que llegaríamos a esta instancia. Yo miraba tus ojos, quería volver a encontrar en ellos el amor que alguna vez me prometiste, quería descubrir ese brillo que me había desvelado, que me había arrebatado el aliento cuando te conocí. No había nada. ¿Alguna vez hubo siquiera un rastro de tu amor?
Él agachaba la cabeza, deseaba desaparecer, esfumarse de mi vida, como si aquellos cinco años no importaran nada, como si fuera tan fácil desintegrar todos los momentos, todos los recuerdos, todas las emociones...
Cada cosa continuaba en su lugar. La camisa que colgaba sobra la silla, el par de zapatillas a un lado de la cama, el peine tirado junto al lavabo. Nada había cambiado. Nada excepto lo que él sentía por mí.
"Ya no te amo" dijo con la voz queda.
¿Es que alguna vez me amaste realmente?
El sonido de la música le retumbaba en los oídos. Entre el alcohol, las vibraciones del lugar y la voz estridente de Olivia, las náuseas se volvían insoportables. Quiso correr un momento al baño, pero su amiga lo detuvo tomándolo por el codo. A pesar de que el sitio estaba a oscuras, bajo el brillo de los reflectores fucsias pudo ver sus ojos azules empañados por cierta preocupación.
— ¿Estás bien, Tahiel?
El muchacho se rascó la nuca y trató de desviar la mirada.
—Iba a tomar algo. Tengo sed.
—Vení que voy a comprar una cerveza.
De mala gana fue tras sus pasos hasta la barra, esquivando la multitud de cuerpos que danzaban sobre la pista.
Luego de que Tahiel hubiera cortado su única relación amorosa que había durado más que un par de meses, con la persona que incluso convivió los últimos tres años en un apartamento que alquilaban juntos, y a quien conocía desde los 16, la mejor opción de Olivia para olvidar a su antiguo amor era la de salir a bailar. Con el malhumor que tenía y la angustia de ser rechazado lo que menos deseaba hacer el joven era divertirse.
Matías había sido su amigo desde adolescente. Iban juntos a las clases de fútbol. A los 18 tuvo el suficiente valor para pedirle que serializaran la relación, que no fueran aquellos dos amigos que cada tanto podían darse algunos besos. Él aceptó, y comenzaron a convivir. Todo iba bien. ¿Por qué su noviazgo había sucumbido como una flor marchita que va perdiendo los pétalos hasta quedarse desnuda frente a la brisa de primavera?
Olivia le presentó a su grupo de amigos, varias chicas y chicos que tocaban en una banda. Ella tenía mucho carisma y una voz potente que supo usar muy bien. Apenas oyó cómo reían entre ellos y comentaban temas de los que no estaba al tanto.
¿Ahora dónde iba a vivir? No podía volver a mirar a los ojos a Matías luego de que lo rechazara de esa manera. ¿Tenía que volver a la casa de su padre? Soltó un bufido de sólo pensarlo. La idea no le agradaba en lo absoluto.
Mientras tanto, había dejado sus cosas en el departamento de su mejor amiga. Ella no solía estar en pareja, las chicas con quienes salía no duraban más que una noche. No obstante, no quería invadir su privacidad.
El juego de luces se tornó de matices anaranjados, hasta convertirse en una sucesión infinita de borlas que iluminaban la oscuridad. Titilaban al ritmo de la música electrónica que el DJ estaba pasando. Las lentejuelas en los vestidos de las chicas eran como espejos de los reflectores.
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I kiss you, Boy
RomanceTras un corazón roto por el desamor, llega un inesperado ladrón de besos para calmar sus heridas... ¿O tal vez para hacerlas másprofundas? Tahiel tiene una indefinida orientación sexual que va desde un estado bisexual hasta la asexualidad. Todos sus...