~5~ Hoy... ¿puedo morir de amor?

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~5~

Hoy... ¿puedo morir de amor?


Definitivamente no era una buena idea tratar de superar sus ilusiones rotas con la voz chillona de Olivia insultando a Matías, ni tampoco con las palabras indirectas de su padre aconsejándolo sobre su orientación sexual. Decidió que lo mejor era comenzar a buscar un nuevo departamento. Matías ya había dejado de pagar el alquiler de su antiguo "nido de amor" y él tampoco tenía ya motivos para volver a ese lugar.

Repartió sobre el escritorio los panfletos que le habían dado en la inmobiliaria. Varios monoambientes disponibles para alquilar a un precio razonable, que se ajustara a su sueldo básico. Sintió un par de pasos a su espalda, y suponiendo que era Peque, expresó con un suspiro:

— ¿Te molesta si me voy a vivir con vos por un tiempo?—soltó una risilla cansada mientras se revolvía el flequillo—. No encuentro nada...

Esperaba algún comentario neutral de su parte. Sabía que su compañera de trabajo vivía sola en la casa de su madre desde que la mujer se había mudado al extranjero con su última pareja. Sin embargo, comenzó a sentir cómo el rostro se le enrojecía por completo cuando oyó el tono bajo de una seductora voz masculina:

—Si me lo pidieras de otra manera...

Se volteó inmediatamente. Intentó ocultar su sorpresa al ver que era Alan. Llevaba la camisa entreabierta y un pantalón de algodón. Su pelo rubio estaba desordenado.

— ¿Qué hacés acá?

—Trabajo—respondió secamente, comprobando el funcionamiento de las luces.

En las últimas semanas los editores habían notado fallas en el interruptor. Alan soltó un chasquido y con un destornillador quitó la coraza de plástico. Tahiel lo observaba en silencio. Tras acomodar los cables volvió a atornillar la tapa y comprobó que se hubiera solucionado.

— ¿Sos electricista?

—Hago de todo un poco—se recostó contra el umbral, escondiendo las manos en sus bolsillos—. También lavo autos.

Tahiel asintió con la cabeza, sin saber exactamente qué decir. Un silencio incómodo se estaba haciendo presente. Se volteó para continuar con su pesquisa, pero aquella voz volvió a captar su atención:

—Te estás mudando.

No era una pregunta. Sin embargo, se vio en la necesidad de responderle.

—Estoy buscando alguna buena opción.

Se acercó para observar por encima de su hombro los panfletos.

—Te conviene alquilar con un amigo, o algún conocido. Están cada vez más caros los alquileres.

Tahiel se sintió un poco más relajado al notar que podían sostener una conversación trivial entre ambos.

—Sí, es que... prefiero estar alejado de todo por un tiempo.

Alan tomó asiento en el lugar que le correspondía a Peque.

— ¿Cuestiones del corazón?—inquirió, alzando las cejas.

El aludido desvió la mirada.

—Nada que te concierna.

—Jodido—el rubio chasqueó la lengua—. Me podes contar igual.

Las manecillas del reloj que pendía en la pared parecían resonar estruendosamente. El silencio en el cuarto era insostenible. Tahiel soltó un suspiro.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2015 ⏰

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I kiss you, BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora