Giuliana Ricci y Martina Colapinto se conocieron a los trece años, cuando ambas llegaron a una escuela en España, lejos de su hogar en Argentina. Desde ese primer encuentro, su amistad fue creciendo hasta volverse irrompible, como un refugio en un m...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
capítulo 1. "misma ciudad"
El molesto sonido del despertador aparece temprano, aunque realmente no es necesario. Giuliana ya estaba despierta, mirando el techo mientras la luz del sol comienza a llenar la habitación. Es una mañana de verano en Milán, como tantas otras, pero algo en su pecho le dice que hoy todo será distinto.
Se levanta despacio, su mente todavía enredada entre sueños y recuerdos. Desde su apartamento, se asoma a la ventana. La ciudad parece tranquila en las primeras horas del día, con ese aire fresco que solo dura hasta media mañana. La vista le resulta reconfortante; los edificios de tonos cálidos, las calles empedradas y el murmullo lejano de una ciudad que despierta. Milán se ha convertido en su hogar, su refugio, y cada rincón de esta ciudad la hace sentir segura.
Mientras prepara café, sus ojos se detienen en una pequeña postal pegada en la nevera. Es una foto antigua de su época escolar, de la primera vez que salieron de fiesta con su antigua mejor amiga. Eso la hace sentir una punzada de nostalgia, un recuerdo que la sorprende de golpe.
Giuliana suspira y se obliga a volver al presente. Hoy tiene que enfocarse en su trabajo, en los últimos detalles de su proyecto de moda. Por lo que decide ponerse manos a la obra con su macbook y comenzar a diseñar nuevas prendas mientras que, a su vez, edita algunas fotos.
Sin darse cuenta, el sol ya estaba en su punto medio. Bañando la ciudad con el calor ascendente, las personas buscaban refugio en las sombras de los toldos de las tiendas y el sonido del tráfico se mezcla con el zumbido de las voces y las risas de quienes se detienen a almorzar al aire libre.
Al ver la hora, la de ojos claros nota que ya debe marcharse. Así que decide moverse rápidamente hasta su habitación encontrando algún atuendo simple, algo como shorts de cintura baja, alguna baby tee con botas y un cinturón. Una vez vestida y las llaves de su auto en la mano, emprende camino hasta su agencia de modelaje.
Una vez allí, saluda a todos con respeto y confianza. Caminando directamente a la zona de diseño, que si bien no era donde se especializaba, era donde más tiempo pasaba. Al tocar la puerta, a los segundos esta fue abierta por su pareja.
— Hola, amor —Saludó Nicco dándole un beso corto—
— Buenos días —Sonrió Giuliana con felicidad— ¿Cómo van con las preparaciones del photoshoot de hoy?
— Pésimo —Contestó Diana desde el otro lado del escritorio—
Diana y Niccoló eran los jefes del área de diseño de la empresa. Ese era el lugar donde se creaban los conceptos visuales de las sesiones de fotos. En este caso, hoy había una sesión fotográfica para una nueva modelo, por lo que no sabían muy bien con qué complementos pudiera encajar.
— ¿No han hablado con ella todavía? —Preguntó la argentina con curiosidad—
— No, yo no he tenido tiempo y Nicco tiene vergüenza —Respondió Diana riéndose de la situación—
