¡Yordles! - Remake

37: Una ducha inesperada

El destino que fluye en tu cuerpo

Solo dependerá de tu decisión

– YORDLES –

Por NaranjasCassidy

Perdido dentro del fragor de la Ciudad de Bandle

Me pregunté a mi mismo

Si existía algo que quisiera proteger tanto como para sacrificarme

El abismo que habita en mi corazón

Te acecha con resentimiento

¿Será posible ocultar esos ojos

con un velo invisible?

Que tu voz triunfe por sobre la tormenta

Expresa todo tu ser

Al concluir la guerra, envolvamos nuestras heridas

Recúbrelas y ríamos

Al menos mil veces más...

Capítulo 37: "Una ducha inesperada"

Eran alrededor de las cuatro de la mañana en la hora local bandlesiana cuando Teemo despertó, sentía la boca seca, y necesitaba beber algo para saciar la sed. Pero su cara somnolienta se convirtió en una de sorpresa cuando vio que quién estaba durmiendo plácidamente en sus brazos no era Irene, sino Tristana.

–... –Teemo casi soltó un grito que podría haberlas despertado a las dos, pero alcanzó a cubrirse la boca con sus manos. Después de quitarse los brazos de Tristana con suavidad, incluso considerando que ella parecía no querer soltarlo, el explorador se levantó y fue a la cocina por un vaso de agua.

Pero esto alertó a Tristana, la cual se despertó al sentir la ausencia de Teemo en la cama. –¿Teemo? ¿Qué pasó? –El ruido de la llave en la cocina le dio una idea de donde podría estar, y se levantó despacio para encontrarlo bebiendo agua. –Teemo... –Ella lo miró.

Teemo alzó su mano para saludarla rápidamente, y terminó de beber el vaso con agua antes de responderle. –Lo siento... ¿Te desperté? –preguntó, sintiéndose preocupado de haber interrumpido el sueño de su amiga.

–Si... –Tristana se acercó para mirarlo de cerca. –¿Cómo te sientes? –Pese a todo el tiempo que había transcurrido, ella aún podía notar las ojeras en el rostro de Teemo.

–Mejor... –Él asintió para confirmarle que se encontraba en un mejor estado que ayer.

La artillera esbozó una pequeña sonrisa y se acercó para abrazarlo con fuerza.

–No pensé que te quedarías –murmuró él mientras le correspondía el abrazo, como si lo necesitase.

–Irene dijo que mi compañía habría ayudado para hacerte sentir mejor –dijo ella, separándose un poco para mirarlo.