Mi mala reputación

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Fue la peor decisión que tomé en mi vida, creí que, al menos, escribiría leyes, artículos o algo así, pero más que eso, solo había reuniones sin sentido que no llegaban a ningún lado y me desesperaban cada una de ellas.

Hasta que un día, exploté, les dije que ya no quería estar allí, que eran de lo peor y que no podían tomar una decisión tan sencilla sobre política que me enojaban las reuniones que se realizaban; salí de la habitación, importándome poco lo que acababa de ocurrir y me fui a mi cuarto, con ganas de acostarme, pero me había acordado de mi escritura, así que escribí un poco y me sentí algo mejor.

Luego de relajarme, me tomé la molestia de volver a la reunión y disculparme por lo ocurrido, pero no había nadie. Pensé que se habían ido por todo lo que les dije, así que, alegrándome de la situación, decidí ir a mi cuarto para volver a escribir, pero al llegar a un pasillo, ellos me estaban me estaban esperando. Con unas caras vengativas, se acercaron a mí y me dijeron que, ya que odiaba tanto las reuniones, que mejor solo aprobara y desaprobara las decisiones de la reunión en la oficina cuando esta concluía. Aunque estaba sorprendida, no dije nada, ya que al menos no tenía que asistir y aprobar decisiones no sería nada complicado ¿Cierto?

Me confié demasiado otra vez, tenía que sellar todas las leyes aprobadas y botar las desaprobadas, era tan desesperante hacer las mismas acciones todos los días, que, en uno de ellos, decidí irme a caminar, aún si me gritaban que volviera al trabajo, quería despejarme y creí que eso me ayudaría.

Fui seria todo el camino y portaba unos de mis mejores vestidos negros para la caminata, pero le generé miedo a los ciudadanos de acercarse a mí, porque les parecía que tenía un aura aterradora y pesada; la verdad no me molestaba, es más me gustaba, porque al menos no sería molestada. Llegué a pensar que esa reputación, me ayudaría de cierta manera, así que decidí seguir con esa actitud hasta ver a donde me podía ir.

Viendo el lugar me encontré con un bosque de robles a las afueras de la zona y decidí ir allí. Al entrar, me di cuenta de que no era tan oscuro, entonces decidí pasear un poco en él. Cuando me adentré al centro del bosque, me encontré con una roca en la que me senté, era tan cómoda, que me pareció un buen lugar para escribir, por lo que planeé venir mañana para escribir un poco. El sitio era tan relajante que me dio inspiración, pero debía volver al trabajo y algo triste, me dirigí a la mansión.

En el camino, me tropecé con una roca que me hizo caer a un arbusto de bayas, me manché tanto con ellas, que parecía haber sido atacada por un oso y me puse tan enojada que solo salí del bosque sin tomar en cuenta a nada ni a nadie para llegar a la mansión y bañarme. Me veía tan mal, que todos pensaron que me encontré con un animal y nos lastimamos mutuamente, pero la verdad, no me importaba y pensé que, al menos, eso me daría más reputación, me bañé y me senté en mi cuarto, pensando en lo que acaba de ocurrir afuera, pero recordé que no había terminado de trabajar, así que decidí terminar con mi trabajo rápido e irme a dormir, ya que no quería ver a nadie y hacer nada más por el resto del día.

La mala duquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora