Capítulo 4

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Capítulo 4.

Celos


El viernes por la mañana Marta no aguantó más y fue a la oficina. Es cierto que tenía días libres, pero aun así pensó que no pasaba nada por trabajar un poco. Total, la presencia de Jaime tampoco le había aportado más que un simple orgasmo, y ella sentía que se ahogaba compartiendo el espacio con él.

Su nerviosismo aumentaba con cada segundo que pasaba y que la acercaba a su destino. Por fin las puertas del ascensor se abrieron y su mirada la buscó. Sí, la buscó, porque sentía que se iba a morir si no la veía. A estas alturas sus pensamientos se encontraban en situación de rompan filas, y lo único que anhelaba era ver su sonrisa. Y la encontró.

- Buenos días Fina - la saludó nada más llegar a su altura.

Fina, que ya la había visto al salir del ascensor, la esperaba.

- Buenos días Marta. Pensaba que hoy tampoco vendrías - se levantó de la silla.

- Bueno, tengo cosas importantes que revisar... - dijo y sus ojos repasaron sin querer la figura de la otra.

- ¿Sí? Si quieres puedo ayudarte... - sugirió Fina bajando la voz y mordiéndose levemente el labio.

Marta observó el gesto, sumergida en la coquetería de Fina, que parecía no importarle que estuvieran en medio de la oficina.

- Ejem... si te necesito te llamo - contestó Marta.

- Claro, aquí estaré.

Marta entró a su despacho y cerró la puerta. Bajó el estor que la ocultaba del exterior y se sentó... suspiró y cerró los ojos. ¿Como podía estar pasándole esto? ¿Cuantos años tenía Fina? ¿Veintinueve? ¿Como era posible que mostrara tanta seguridad y altivez mirándola, retándola, poniéndola nerviosa? Nadie había conseguido que se sintiera así. Y otra vez estaba cayendo en lo que Marta consideraba un simple juego y al que se suponía que no debía caer.



Al cabo de un rato Fina llamó al despacho de Marta.

- Adelante.

- Hola, vengo a traerte los documentos finales del nuevo perfume para que los firmes.

- Claro, pasa y cierra por favor.

Fina le entregó los documentos y se mantuvo de pie.

- Puedes sentarte eh, no muerdo - le dijo Marta, sonriendo.

"Ojalá mordieras..." pensó Fina. En su lugar sonrió de vuelta y se sentó. Observó como echaba una rápida ojeada a cada hoja y firmaba con la seguridad de quien ha hecho eso cientos de veces.

- Con esto queda todo preparado para el lanzamiento, ¿no?

- Así es... ahora solo falta que esta tarde el reparto se haga sin incidencias.

- Una pregunta... ¿por qué un viernes por la tarde?

- Porque viene el fin de semana, la gente se relaja, sale, es primero de mes y ha cobrado... y todo eso juega a nuestro favor para que estén receptivos - Marta la miró levantando divertidamente las cejas.

- Claro.. bien pensado.

- ¿Qué creías? La directora de ventas tiene que buscar sus recursos para ganarse su sueldo.

- La directora de ventas sabe muy bien hacer su trabajo... - concluyó Fina.

Marta la miró y la otra le devolvió la mirada. Sabía que había algo que continuaba atascado en su garganta.

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