Euphoria

Parte 4 - Sus cuerpos

Te recostó sobre la cama y muy lentamente fue subiendo sobre ti.

Al estar sus rostros frente a frente, pudiste notar en sus ojos una mirada llena de ternura y ganas por seguir besándote.

Intencionalmente, te dejó un beso húmedo sobre tus labios y con su mano rozó tu mejilla, para luego llevar su mirada a tus labios y de vuelta a tus ojos nuevamente. Parecía que estaba perdiendo la cordura al tenerte en ese momento con él, sus ojos suplicaban por amor y caricias.

En un suspiro, exclamaste: -me encantas JungKook-

Lo tomaste del cuello y lo rodeaste con ambos brazos atrayéndolo hacia ti. Estabas muy nerviosa y parecías torpe, sin embargo, él te siguió el beso y te atrajo hacia él metiendo su mano por debajo de tu cintura.

Torpemente le jalaste de su camisa, sus besos eran desesperados y llenos de pasión. Lograste sacar la camisa que traía y la lanzaste al suelo, dejándote sentir su piel y torso.

Empujándolo salvajemente, te diste vuelta y quedaste sobre él, observabas como cada uno de sus músculos se marcaba a lo largo de su abdomen y pecho. Tu piel se erizaba con el contacto de la suya, millones de sensaciones recorrían tu cuerpo.

Llevaste tu pulgar a su labio inferior, lo acariciaste bajandolo lentamente desde su boca hasta su ombligo.

Estabas muy excitada y podías sentir la dureza bajo sus ropa. Tenías el control y sabias que él te iba permitir hacer lo que quisieras.

Empezaste a besar su cuello, bajando por su pecho delicadamente, podías escuchar como pequeños gemidos salían de su boca, a la vez hacías movimientos con tu pelvis, podías sentir la dureza de su miembro que pedía salir a gritos.

Continuaste bajando hasta que llegaste hasta su ombligo, te detuviste y llevaste tu mirada hacia la suya -puedo?-

El, solo sonrió maliciosamente.

Quitaste lo que traía en la parte de abajo y notaste que no llevaba ropa interior lo cual hizo que una sonrisa se dibujara en tu rostro.

Tomaste su miembro con tu mano derecha y con la punta de tu lengua lamiste los costados suavemente, podías sentir como un líquido dulce salía por el pequeño orificio.

Poco a poco lo metiste en tu boca, lentamente el entraba y salía con movimientos suaves. Pasados unos segundos notaste que él quería que fueras más rápido, sin embargo él no quería acabar aún.

Sabias que él estaba a punto de llegar, pero querías hacerlo sufrir un rato más.

Te detuviste, llevaste tu mirada a su rostro y notaste la excitación en sus ojos. JungKook te miraba con deseo. Te jaló de la mano y te llevó hacia tu rostro.

Con el pulgar, limpió la comisura de tus labios y te besó apasionadamente.

Luego de besarte, te miró diciendo: Lara me llevas al cielo y me traes de vuelta.

Tu aún llevabas la ropa puesta y seguías sobre él.

Te miró y sabía que era su turno de jugar, así que bruscamente te giró y quedó sobre ti.

Te encantaba que fuera tierno y juguetón.

Lentamente se deshizo de tu blusa y de tus jeans.

Quedando solo en ropa interior.

Llevabas un encaje a juego color negro, te veías bastante sexy.

JungKook te observó de pies a cabeza y lamió sus labios.

-Eres hermosa, Lara- de verdad que si lo eres-

Comenzó a besar tu cuello y bajó lentamente hasta llegar a tus pechos.

Ahí se detuvo, su piercing se sentía frío al hacer contacto con tu piel, eso te encantaba.

Comenzó a lamerte con su lengua y a succionar tus pechos. Hacía pequeños círculos con su lengua y de vez en cuando te mordía tiernamente.

Fue bajando hacia tu abdomen, te dejaba besos húmedos mientras que se deshacía de tu ropa interior.

Sentiste como cuidadosamente introducía sus largos dedos dentro de ti, haciendo que te retorcieras y te mojaras a un más...

Sus dedos se movían de una forma tan impresionante que con tus manos agarrabas desesperadamente la sabana de la cama, si continuaba así, sabias que en cualquier momento podías correrte, lo necesitabas dentro de ti.

Suavemente gimes y lo miras a los ojos. Él con una sonrisa maliciosa, lleva sus dedos hacia su boca y los lame delicadamente, saboreando lo que en ellos había.

Sin más rodeos y sin pensarlo asientes para que el continue.

Suavemente, te jala y abre tus piernas.

Introduce lentamente su miembro dentro de ti.

En ese momento sientes como se mueve todo dentro de ti y como se siente jodidamente bien el contacto de su piel con la tuya.

Lentamente entra y sale de ti, mientras te besa apasionadamente.

Sus movimientos se vuelven más bruscos cada minuto que pasa.

Te dejas llevar por la sensación y clavas tus uñas sobre su espalda, el solo emite pequeños gemidos llenos de excitación y placer.

-JungKook ve más rápido- en la habitación solo se podía escuchar el sonido de sus cuerpos al chocar y sus respiraciones agitadas.

Estabas a punto de llegar, en eso JungKook se detiene bruscamente.

Sale de ti, te voltea rápidamente y te pone de cuatro sobre la cama.

Vuelve a entrar bruscamente sin ningún problema, te toma de la cintura y continúa embistiéndote nuevamente, pero esta vez de una forma posesiva.

Te toma de la cintura y comienza a empujar tus caderas con sus manos.

Tu boca empieza a secarse y sientes que ya no aguantas más.

Finalmente sientes como una sensación va subiendo y como cada terminación nerviosa de tu cuerpo se enciende, luego de unos segundos sientes que algo cálido explota dentro de ti al mismo tiempo que tú te contraes por dentro.

Por el espejo que está en el respaldar de la cama, observas como cierra sus ojos y sonríe al verte. Se detiene y sale de ti, te toma por la cintura y de abraza por detrás.

Minutos después aun te tiemblan las piernas.

Das vuelta y te recuestas sobre su pecho, la luz tenue de la lámpara ilumina sus rostros y una sábana blanca cubre la mitad de sus cuerpos.

Lo miras a los ojos y dejas un pequeño beso sobre sus labios.

Él te mira con atención y dice:

-Lara, si supieras cuántas veces había imaginado estar contigo, desde el primer día que te vi mi corazón supo que eras la indicada para mí.

Mientras con su mano tatuada iba dejando pequeñas caricias sobre tu cabello y rostro.

-Descansa linda- exclamó JungKook -yo te cuido-

Te abrazó con fuerza y ambos cerraron sus ojos para dejarse llevar por la cálida noche.