Milk ya ha entrado en la casa y ha desaparecido de mi vista, cosa que me parece estupenda, porque quizá ya no tenga que volver a verla en lo que queda de noche. Teniendo en cuenta la cantidad de personas que hay en este lugar, seguramente no lo haga. Sigo a Ling y a
Ohm hacia el atestado salón y me entregan un vaso rojo. Me vuelvo para rechazarlo con un educado
«No, gracias», pero es demasiado tarde, y no tengo ni idea de quién me lo ha dado. Lo dejo sobre una superficie y sigo recorriendo la casa con ellos. Nos detenemos cuando llegamos junto a un grupo de gente apiñada alrededor de un sofá; doy por hecho que son los amigos de Ling, dada su apariencia. Todos llevan
tatuajes, como ella, y están sentados en fila en el sofá.Por desgracia, Milk está sentada en uno de
los brazos, pero evito mirarlo mientras Ling me presenta al grupo.—Ésta es Love, mi compañera de habitación. Llegó ayer, así que quiero que se lo pase bien en su primer fin de semana en la WCU —explica. Uno por uno, me saludan con la cabeza o me sonríen. Todos ellos parecen simpáticos, excepto Milk, por supuesto. Un chico muy atractivo con la piel aceitunada me
tiende la mano y estrecha la mía. La tiene algo fría por la bebida que estaba sosteniendo, pero su sonrisa es cálida. La luz se refleja en su boca, y me parece atisbar algo de metal en su lengua, pero cierra los labios demasiado rápido como para estar segura.—Soy Nanon. ¿Cuál es tu especialidad? —me pregunta.
Advierto que repasa con la mirada mi recatado vestido y sonríe ligeramente pero no dice nada.—Filología —digo sonriendo con orgullo.
Milk resopla en señal de burla, pero finjo no oírla.
—Genial —dice Nanon—. A mí me van las flores. —Se echa a reír y yo me río también.
«¿Las flores? —me digo—. ¿Qué demonios significa eso?»—¿Quieres tomar algo? —añade antes de que pueda preguntarle por lo de las flores.
—No, no bebo —contesto, y él intenta ocultar su sonrisa.
—Tenía que ser Ling quien trajera a la señorita Remilgada a una fiesta —dice entonces entre dientes una chica menuda con el pelo azul. Finjo no oírla para evitar cualquier tipo de enfrentamiento. ¿«Señorita
Remilgada»? Yo no soy en absoluto remilgada, pero me he esforzado y he estudiado mucho para llegar
a donde estoy y, puesto que mi padre nos abandonó, mi madre ha estado trabajando toda su vida para asegurarse de que yo tenía un buen futuro.—Voy a tomar un poco el aire —digo, y giro sobre mis talones para marcharme. Tengo que evitar escenitas en las fiestas a toda costa. No quiero crearme enemigos cuando aún no tengo ningún amigo.
—¡¿Quieres que vaya contigo?! —grita Ling a mis espaldas. Niego con la cabeza y me dirijo a la puerta. Sabía que no debería haber venido. Debería estar en
pijama, acurrucada con una novela ahora mismo. O podría estar hablando por facetime con Gun, a
quien echo muchísimo de menos. Incluso dormir sería mejor opción que estar sentada fuera de esta horrible fiesta rodeada de un montón de extraños borrachos. Decido mandarle un mensaje a Gun y me acerco a un rincón del jardín que parece menos masificado.Te echo de menos. De momento, la universidad no me está resultando muy divertida. Le doy a «Enviar» y me siento en un muro bajo de mampostería para
esperar su respuesta. Un grupo de chicas borrachas pasan por delante de mí, entre risitas y tropezando con sus propios pies. Gun responde al instante:
¿Por qué no? Yo también te echo de menos, Love. Ojalá pudiera estar ahí contigo.
Sonrío al leer sus palabras.—¡Mierda, perdona! —dice una voz masculina, y un segundo después siento cómo un líquido frío
empapa la parte delantera de mi vestido. El tipo tropieza, se incorpora y se apoya contra el muro
bajo—. Lo siento, de verdad —farfulla, y se sienta.
Esta fiesta va de mal en peor. Primero esa chica me llama remilgada, y ahora tengo el vestido
empapado con sabe Dios qué clase de alcohol. Y apesta.Suspiro, cojo mi móvil y entro en la casa en busca de un cuarto de baño. Me abro paso entre el atestado vestíbulo y pruebo a abrir todas las puertas que me encuentro por el camino, pero están
todas cerradas. Intento no pensar en qué está haciendo la gente en esas habitaciones. Me dirijo al piso de arriba y continúo mi búsqueda del baño. Por fin, una de las puertas se abre.Por desgracia, no es un baño. Es un dormitorio y, para mayor desgracia para mí, Milk está tumbada
sobre la cama, con la chica del pelo azul a horcajadas sobre su regazo,cubriéndole la boca con la suya.
La chica se vuelve y me mira mientras yo intento mover los pies, pero éstos no me obedecen.—¿Puedo ayudarte en algo? —pregunta con cinismo.
Milk se incorpora, con ella todavía sobre su torso. Su rostro no refleja diversión ni vergüenza. Debe de hacer estas cosas constantemente. Debe de estar acostumbrado a que lo sorprendan en casas de fraternidades practicando sexo con chicas extrañas.—Esto..., no. Perdón, yo... Estoy buscando un baño, alguien me ha tirado la bebida encima —me
explico rápidamente. Qué situación tan incómoda. La chica pega la boca contra el cuello de Milk y aparto la mirada.Estos dos son tal para cual. Ambos tatuados y ambos groseros.
—Muy bien —dice—. Pues sigue buscando.
Pone los ojos en blanco y yo asiento y salgo de la habitación. Cuando la puerta se cierra, apoyo
la espalda contra ella. Hasta ahora, la universidad no está resultando ser nada divertida. No consigo
comprender cómo una fiesta como ésta puede considerarse algo divertido. En lugar de intentar
encontrar el baño, decido ir a buscar la cocina y lavarme allí. Lo último que quiero es abrir otra
puerta y ver a más universitarios borrachos y con las hormonas a flor de piel unos sobre otros. De
nuevo.Encuentro la cocina con bastante facilidad, pero se encuentra plagada de gente, ya que la mayor
parte del alcohol está en cubos con hielo sobre la encimera, y las cajas de pizza están apiladas sobre
los bancos. Tengo que estirar el brazo por encima de una chica morena que está vomitando en la pila
para coger un poco de papel absorbente y mojarlo. Mientras me lo paso por el vestido, las pequeñas
fibras blancas de celulosa del papel barato cubren la parte mojada, empeorando el problema.
Frustrada, gruño y me apoyo contra la encimera.—¿Lo estás pasando bien? —pregunta Ohm mientras se acerca a mí. Me alivia ver una cara familiar. Me sonríe con dulzura y da un sorbo a su bebida.
—No mucho... ¿Cuánto suelen durar estas fiestas?
—Toda la noche... y la mitad del día siguiente. —Se ríe, y yo me quedo boquiabierta. ¿Cuándo querrá irse Ling? Espero que pronto.—Un momento —digo empezando a ponerme nerviosa—. ¿Quién va a llevarnos de vuelta a la residencia? —le pregunto, consciente de que tiene los ojos inyectados en sangre.
—No lo sé... Puedes conducir tú mi coche si quieres —repone.
—Eres muy amable, pero no puedo conducir tu coche. Si tenemos un accidente o me para la policía con menores de edad ebrios en el vehículo, me metería en un buen lío. Ya me estoy imaginando la cara de mi madre sacándome de la cárcel.—No, no, es un trayecto corto. Deberías coger mi coche. Tú no has bebido.De lo contrario, tendrás que quedarte aquí. O, si lo prefieres, pregunto por ahí a ver si alguien...
—No te preocupes. Me las apañaré —consigo decir antes de que alguien suba el volumen de la música y no se oiga nada más que un bajo y unas letras que son
prácticamente berridos.Conforme va avanzando la noche, veo cada vez más claro que mi decisión de venir a esta fiesta
ha sido un gran error.
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After - Milklove
Teen FictionLove Pattranite se enfrenta a su primer año en la universidad. Acostumbrada a una vida estable y ordenada, su mundo cambia cuando conoce a Milk pansa una chica tan guapa como borde, inquietante, llena de tatuajes, y de aparente mala vida. Desde el...