Prólogo.

8 2 3
                                    

Salía de mi entrevista con uno de los canales más reconocidos en toda europa cuando en la acera frente al gran edificio donde se realizó dicha entrevista, me topé con un chico de camino a la puerta del coche que Rhys, mi asistente, tenía abierta para mí.

Estuve a punto de soltar una maldición cuando al ver de quién se trataba, quedé paralizada como una estúpida frente a él.

Y es que... no podía ser él, ¿verdad?

Habían pasado tantos años desde la última vez que nos vimos, que la simple idea de que fuese él me hacía sentir nerviosa y una emoción un tanto difícil de explicar.

Él, al igual que yo, se había quedado como petrificado frente a mí observandome, como si tampoco se pudiera creer que era yo quien se encontraba allí. Pero es que... a veces el destino traía de regreso a esas personas que creías haber olvidado o simplemente creías no necesitar más en tu vida, dándote ese guantazo de realidad que no sabías que necesitabas hasta ese momento.

Porque quién se encontraba frente a mí, era nada más y nada menos que Nathaniel Dawson, mi mejor amigo y el crush más grande que tuve durante toda mi infancia y gran parte de mi adolescencia, alguien a quién no miraba desde hace cinco años cuando decidió irse a estudiar al extranjero y pocos meses después de su partida, decidió cortar todo tipo de comunicación conmigo y cualquier otra persona que lo pudiese atar o recordar a esa persona que era antes de irse y triunfar en el mundo del cine.

- ¿Maya? - Apenas si había escuchado el susurro que salió de sus labios.

Pero antes de que pudiese decir algo más o a mí se me ocurriese abrir la boca para que saliesen todas esas preguntas que tenía por hacerle, voltee y caminé a paso decidido hacia el hombre que me miraba con gesto interrogante entrando al auto que me llevaría a la seguridad y confort de mi hogar.

Rhys cerró la puerta del coche delicadamente y subió al puesto del copiloto.

- ¿A dónde desea ir señorita? - Preguntó desde su asiento mientras el conductor ponía en marcha el vehículo.

- Rhys - Dije en modo de advertencia.- Ya te he dicho que me tutees, no me gusta que me trates de usted. Me haces sentir vieja.

- De acuerdo... Maya, ¿a dónde desea... deseas ir?

- Eso está mucho mejor aunque aún te falta algo de práctica.- Reí un poco antes de continuar -. Llévame a mi casa por favor.

- Ya la oíste, a su casa.- Ordenó al conductor instantes después de yo responder.

Llegamos en poco tiempo y me bajé del auto luego de que Rhys abriera la puerta por mí y me ayudase a bajar.

- Muchas gracias, Rhys. Ve a descansar, te llamaré si llego a necesitar algo.

- Descanse señorita.- Enarque una ceja en su dirección -. Discúlpeme, hasta mañana Maya.

Y dicho esto, antes de que entrase a mi edificio, subió al auto desapareciendo en segundos por la calle.

El portero abrió la puerta por mí permitiendo mi ingreso, así que agradecí y subí al ascensor para llegar a mi piso para poder darme una larga y tendida ducha antes de poder descansar e intentar ignorar esas preguntas que me hacia mi mente sobre el regreso de Aidan.

*****

Nota de autora:

Holi, no saben lo feliz que me hace volver por acá con esta nueva historia de romance para ustedes.

Espero les guste mucho este prólogo.

Al igual que con la anterior historia publicada en mi perfil, les iré subiendo un capítulo por día hasta llegar al final de la misma.

Por hoy solo tendrán el prólogo y mañana les subiré el primer capítulo.

Los quiero mucho y no olviden votar y comentar que a parte de ayudarme con eso, me hace feliz saber que les gusta lo que escribo además de poder leer sus opiniones al respecto.

🧡✨

🧡✨

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Uno, dos, tres... amor (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora