XXXIV - Beso cálido y casto

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Jimin está frente a mí, abraza sus rodillas, luce más pequeño. Está recién aseado y con su hijo sobre los pies. No ha dicho mucho después de sus desaciertos verbales anteriores.

—Podemos actuar como si nada pasó —me dice con claro desasosiego—. No quise incomodarte, podemos omitir ese momento.

—¿Qué es lo que piensas?

—¿A qué te refieres? —alza sus cejas y me ve directo a los ojos. Sus párpados se ven desinflamados.

—Qué es lo que pasa por esa cabeza tuya —toco con mi dedo índice su sien y a Jimin le toma por sorpresa mi comentario.

—Estoy arrepentido —habla apenado y le entiendo—. No quería hacerte sentir incómodo.

—¿Entonces cómo querías hacerme sentir? —pregunto al escuchar la sinceridad en sus palabras, las mejillas de Jimin se iluminan como señal de tráfico y lo veo morder el interior de sus mejillas—. ¿Qué querías que sintiera cuando me besaste? —le planteo diferente la pregunta y eso parece avergonzar más a Jimin.

—Bueno, quizá sí me gustas un poco —suelta como verborrea, dándose por vencido—. Pero no estoy enamorado de ti ni nada de eso —sigue y yo no pienso detenerlo, ya después se arrepentirá como la vez anterior—. Tampoco me gustas mucho, sólo es un poco, quizá un veinte o treinta por ciento —intenta quitarle hierro al asunto.

Río al ver cómo cuantifica sus sentimientos. Jimin se pega en las mejillas intentado avivarse.

—Mejor habla tú —dice dándose por vencido.

—Estoy muy entretenido escuchándote.

—Lo sé —comenta con cierto agravio—. Sólo olvida todo, discúlpame y...

—No —le interrumpo sin querer y ahora yo soy el que siente las mejillas ardiendo.

—O como quieras —continúa con su actitud derrotada—. Puedes ignorarme todo lo que resta del retiro si eso te hace sentir mejor. Incluso puedes pedir que me cambien de cabaña. O si lo deseas... puedo decirle a tu padre y que él busque un castigo para...

—No —le interrumpo más impetuoso y veo como los hombros de Jimin se alzan, intenta esconderse de un posible ataque. Mi interior se remueve, no quería traerle malos recuerdos—. Perdón, no quise sonar tan... agresivo.

—Está bien.

No lo estaba, pero sé que eso Jimin ahora no lo entenderá.

—Entonces no sé qué quieres que haga. Sólo puedo disculparme y prometerte que no pasará —dice lento y rehúye a mi mirada. Seguramente luzco atemorizante.

—¿Por qué lo hiciste?

—Ya te lo dije —dice hastiado—. Sólo lo sentí así, confundí tus buenos tratos. Ya no preguntes, me siento un poco... humillado.

—No te pregunto para burlarme de ti —contesto rápido para que Jimin no crea ideas erróneas.

Él asiente creyéndome y observa a Jack dormido plácidamente.

—Dijiste que te gustaba.

—Sólo un diez por ciento —refuta veloz con una sonrisa apenada.

—Antes dijiste que un veinte o un treinta.

—¿Ah, sí? No me acuerdo —miente y río por su pena palpable—. Bueno, sí creo que sí.

—Treinta es mucho, es casi un tercio de un todo —analizo sus porcentajes de amor hacia mí.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Cordero de Dios «YoonMin/JimSu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora