4- Comunicación.

275 76 7
                                    


 
  

Cuando Conter se durmió junto con Spreen, tenía planeado que fueran solos unos pocos minutos o a lo mucho una hora. Pero no más de eso, la cena ya estaba preparada y no quería que el oso fuera a saltearse alguna comida. Ya que eso era algo que solía hacer muy seguido, ya fuera por estar muy metido en una misión o simplemente porque se olvidó. Por eso Conter solía recordarle a cada rato que debía alimentarse.

La idea era levantar al oso, comer y luego ir a dormir. Pero al final hubo un cambio de planes.
   
"¡CONTER LEVÁNTATE, ENTRARON OCHO CREEPERS A LA CASA!"

Conter se levantó de golpe por el grito del pelinegro. Sobresaltado miró a su alrededor buscando el peligro, pero solo se encontró con la sonrisa burlona del oso enfrente de él. Le tomó unos segundos darse cuenta de la broma —. ¡Hijo de puta, me asustaste! —. Dijo, dándole un empujón en el hombro. Spreen soltó una carcajada y Conter lo miró con enojo hasta que notó la ventana que se encontraba en la pared de enfrente, y vió que el cielo seguía completamente oscuro.  — ¿Qué hora es? —

— Las cuatro de la mañana. — Respondió con tranquilidad. — Me desperté hace como dos horas y ya me estaba aburriendo, entonces te vine a levantar. — Se tiró a la cama y empezó a dar vueltas en ella.

El conejo se levantó de la cama y suspiró. Se cruzó de brazos y miró fijamente al oso, y preguntó. "¿Has comido, no?"

Hubo unos segundos de silencio donde Spreen se quedó quieto y dejo de rodar en la cama. "Sí"

Conter entrecerró los ojos. "¿Qué comiste?"

"Lo que dejaste preparado"

"¿Qué deje preparado?"

Otros segundos de silencio, hasta que se escuchó un quejido de Spreen, mientras se sentaba en la cama.  — Bueno, no comí, estaba revisando la casa y me olvidé. — Dijo, desviando la mirada. Y Conter percibió como sus orejas se agachaban un poco, muy poquito, alguien más no lo hubiese notado, pero el conejo era el único que podía leer así de bien a Spreen.

Y ese pensamiento le hizo sacar una pequeña sonrisa.

—Esta bien, ven vamos. Podemos calentar otra vez la comida. — Murmuró, podría haber seguido la pelea, pero está vez decidió dejarlo pasar. Tal vez fuera por el sueño o por otra cosa, fuera lo que fuera, no podía evitar pensar que la escena le parecía sumamente tierna.

Spreen  sonrió y siguió a Conter hacia la cocina. — Revisé todo y no hay nada en esta casa, en los armarios solo hay sábanas y nada más. Tampoco hay un cuarto secreto... re aburrida. — Añadió un poco decepcionado. La cocina no era muy grande, tenía las cosas básicas y en  esa misma habitación había una pequeña mesa con tres sillas. Conter volvió a calentar la comida y se sentaron a comer juntos.

Luego de comer, Spreen se tiró en el sofá. A lado de la cocina, había una pequeña sala de estar con un sofá y una mesita de café enfrente.

Conter recordó la lista de preguntas y actividades que les había dado Juan. Aún no habían hecho nada. — ¿Vas a volver a dormir? — Dijo, cuando vió como el pelinegro se revolcaba en el sofá.

— Tal vez. — Respondió con la cara enterrada en una almohada.

Conter fue a buscar la lista, agarró la de preguntas, la de actividades podrían hacerla durante el día. — Debemos responder la primera pregunta. — Se acercó al sofá y empujó al oso hacia un lado para sentarse.

Spreen resopló, pero al final terminó recostando su cabeza en el regazo de Conter. — ¿Cuál es la primera pregunta? —

Conter intentó fingir que esa acción no había causado nada en él, y puso la lista enfrente de su cara para que el pelinegro no notará el pequeño sonrojo que se formó en su rostro. — Emm, antes de las preguntas dice;

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Therapy. (Spreenter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora