2- Terapia

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Spreen paso por la puerta de aquella sala. Era blanca y sencilla, un escritorio y dos sillas en frente. Se sentó en una de las silla y dejo salir un suspiró cansado, esto era un mierda.

Cuando Farfa les dijo que debían ir a terapia quiso pensar que lo decía en joda, pero al intentar protestar el de armadura lo amenazó con robarle todas sus deditas y dárselas a Goncho. Spreen sabía que la había cagado por completo ese día, sabía que últimamente se había comportado más inmaduro de lo normal y que eso provocó que casi murieran sus compañeros. Y el sentimiento de culpa persistió aún después de que se disculpara con los chicos en privado.

A Spreen no le gustaba admitirlo, pero sabía que la razón por la que se comportará tan inmaduro era porque se sentía cómodo a lado de Conter. Se sentía cómodo porque sabía que podía decir cualquier pelotudez y el peliblanco le seguiría la corriente, se sentía cómodo porque podía permitirse no preocuparse mucho por su entorno ya que el conejo siempre estaba atento a todo, se sentía cómodo estando con Conter. Por eso le molestó mucho cuando el otro mencionó a Mictia, ¿qué tenía que ver ella cuando se suponía que estaban peleando por otra cosa? ¿Por qué Conter parecía darle tanta importancia?

Y eso fue lo que hizo que llegaran a una pelea física. Spreen mentiría si dijera que no disfrutaba pelear con el conejo, Conter no era débil como otras personas con las que había peleado, lo que lo hacía mil veces más divertido y le gustaba la adrenalina que eso le hacía sentir. Aún así, no fue el lugar ni el momento correcto para eso.

Su mente dejó de divagar cuando sintió el ruido de la puerta abriéndose. Hubo un tenso silencio en cuanto cruzó miradas con Conter. No habían intercambiado ni una palabra desde aquel día, ambos enojados con el otro y con ellos mismos. Otra razón más por la que Farfa los mandó a terapia.

- Dios, ojalá esto terminé rápido. - Dijo el conejo mientras se sentaba en la otra silla. Spreen frunció el ceño molesto, ¿Por qué se quejaba si fue él quien empezó en primer lugar?

- Si bueno, no creas que yo quiero estar acá. - Respondió. Una parte de él quería pedirle disculpas a Conter por su irresponsabilidad, pero como el conejo tampoco parecía tener intenciones de disculparse, él no sería el primero. Su orgullo no se lo permitía.

- Pues no estaríamos aquí si fueras un poco menos impulsivo. - Dios, Spreen odiaba cuando Conter le hablaba con ese tono de superioridad, cómo si el no hubiese tenido la culpa también.

Prefería mil veces cuando discutían por cualquier cosa, en lugar de este ambiente raro y tan poco natural entre ellos. Era la primera vez que tenían una pelea de verdad, y Spreen lo odiaba. Quería pensar que dentro de unas horas todo volvería a las normalidad.

- ¿Por qué actúas como si todo fuera mí culpa? - Se defendió Spreen.

- ¿Tal vez porque lo fue? -

Conter apenas esquivo el puñetazo que le vino del oso. El conejo se lanzó encima del otro, tirándolo hacia el piso y subiéndose a horcajadas sobre él, pero antes que su puño llegara a rosar la cara del otro, Spreen rápidamente dio vuelta las posiciones, quedando él arriba del albino. Spreen estaba dispuesto a darle una buena bofetada a Conter, pero antes de que eso pasara la puerta se abrió y pudo ver a Juanesnutria ahí parado mirándolos fijamente.

Hubo un breve silencio hasta que Spreen se dio cuenta de la posición tan... comprometedora en la que estaban. Se levantó casi volando del piso. Se aclaró la garganta antes de hablar. - No es lo que parece.

Evitó la mirada de Conter a toda costa y mantuvo su vista en una esquina. Conter sintió como el calor subía a sus mejillas y también desvío la mirada.

- Hagamos cómo que no pasó nada. Empecemos con la terapia de hoy.

Spreen agradeció que Juan decidiera dejar de lado el tema. Aunque el mal humor volvió cuando se dió cuenta que esa nutria sería quien les diera la terapia. No le caía bien Juan y no confiaba en él.

Juan se sentó en él escritorio y los dos chicos en las sillas. - Buen día, Spreen, Conter. Ambos están aquí porque su equipo solicitó que se hiciera una terapia para ustedes. - Empezó a hablar tranquilamente. - ¿Quieren que empecemos por hablar sobre lo que pasó en la última misión?

Si Juan llegó a pensar que podría ser una sesión de terapia tranquila y pasiva, estaba muy equivocado.

Unos minutos después el consultorio era un mar de gritos. Juan tenía ganas de matar a Spreen y Conter y dejar su trabajo de psicólogo por un mes.

-¡Vos fuiste el que me golpeó primero! - Gritó Spreen.

- ¡Pero tú empezaste a insultarme primero! - Juan sabía que si no detenía esto pronto, todo terminaría muy mal.

- Chicos. Por favor, intenten hablar de sus probl-

Spreen lo interrumpió. - ¡¿Y qué? ¡No te bancas nada, conejo de mierda!

- ¡Oso hijo de puta! -

- ¡FURRO PELOTUDO! -

- ¡TU TAMBIÉN ERES FURRO, ESTÚPIDO!

Se escuchó un ruido fuerte y ambos pararon de pelear. Juan había sacado un arma y disparó al techo. Que conveniente.

- ¡HAGAN SILENCIO! ¿ACASO NO PUEDEN ESTAR UN RATO SIN COMPORTARSE COMO UNOS PUTOS ANIMALES? - Silencio. Spreen y Conter volvieron a sus asientos, no sabían en qué momento se habían parado. Juan se aclaró la garganta. - Callense y escuchen. Claramente hay un problema de comunicación entre ustedes. - Suspiró y miró su libreta en la que había estado anotando. Una idea estaba redondeada con lapicera roja. Y, en ese momento, a Juan le pareció una muy buena idea. Tal vez para de verdad ayudar a esos chicos, o tal vez solo para librarse de ellos. - Van a vivir juntos por una semana, los dos solos. -

Hubo un largo silencio. Un largo silencio en el que Juan disfrutó ver las caras desconcertadas de los dos chicos. Unos segundos después Conter fue el primero en reaccionar.

- ¿Qué? Pero si ya vivimos juntos, lamentablemente. - Dijo Conter. Y eso hizo que Spreen reaccionara también, aunque decidió ignorar lo último que dijo el peliblanco.

- Sí, ¿cuál sería la diferencia? - Añadió.

Juan dejo salir un último suspiro. - Creo que los dos se encuentran estresados con las misiones y los cambios diarios. Y eso hace que pelean más, y lleva a que busquen deshacerse de ese enojo con el otro. Por lo tanto, deberían tomar esta semana para descansar y poder convivir de una manera diferente entre ustedes. - Explicó. Dejando aún más desconcertados a los dos chicos, que lo miraban como si hubiera explicado una ecuación de matemáticas, sin entender nada.

- Muy bien, aquí termina la sesión. Más tarde les llegaron los detalles sobre esto. Adiós. - Finalizó Juan y empujó a los híbridos fuera del consultorio. Él también necesitaría terapia después de esto.

Juan los sacó y cerró rápidamente la puerta. - ¡No, para! Dios. ¡Con tu mamá me voy a ir a vivir, nutria de mierda! - Dijo Spreen, dándole un golpe a la puerta.

Spreen y Conter siguieron forcejeando con la puerta unos minutos más. Hasta que quedaron sentados en el piso con la espada en la puerta, resignados.

Eso era una mierda. Pero, por suerte, ese ambiente raro y tenso que había entre los dos había desaparecido por completo, y Spreen se sintió agradecido por eso. Le gustaba cuando eran así, solo ellos discutiendo sin llegar a pasar esos límites que siempre buscaban rosar, pero sin llegar a más.

- Yo no voy a limpiar. - Dijeron los dos al mismo tiempo.





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Hola! ¿LES ESTA GUSTANDO ESTO? no sé que tan bien este quedando 😭

Sé que dije que era un capítulo los domingos y miércoles, pero emocione escribiendo jsjsjs.

En el próximo capítulo empezamos con el primer día de Spreen y Conter viviendo completamente solos. <3

¡Espero que te haya gustado!


Therapy. (Spreenter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora