Charlie Weasley

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En la familia Weasley Nott, los miembros siempre fueron conocidos por su capacidad para adaptarse, para aceptar lo inesperado y, en ocasiones, para desafiar las expectativas. Sin embargo, el primogénito de esta peculiar familia, Charlie Weasley Nott, era diferente. No porque careciera de cualidades excepcionales, sino porque su relación con el amor era, por decirlo de alguna manera, un tanto... indiferente.

Charlie nunca había sido un romántico empedernido. En Hogwarts, su paso por las casas, los pasillos y las aulas era impecable: jamás se dejó envolver por las historias de amor que atravesaban las vidas de sus amigos. Salió con alguna chica de vez en cuando, y tuvo un único "affaire" con un chico durante su séptimo año, pero nada de eso le hacía poner en duda su postura sobre las relaciones. Era todo juego, sin compromisos. Después de todo, el amor era solo un concepto abstracto, algo que sus padres, Arthur y Ethan, parecían haber conquistado con una pasión casi imposible de comprender para él.

Cuando Hogwarts sufrió una serie de incidentes inexplicables relacionados con criaturas mágicas—algunas de las cuales se habían vuelto más agresivas y difíciles de controlar—, Charlie fue convocado para ayudar. Aunque no era un miembro habitual del personal docente, su conocimiento sobre criaturas mágicas le hizo el candidato perfecto para asistir a la escuela en la resolución de este problema.

Ahora, después de varios años fuera de Hogwarts, Charlie regresaba al castillo como un adulto más maduro, pero aún lleno de las mismas ideas sobre el amor. El título de Lord Weasley, heredado por derecho de nacimiento y confirmado por la ascendencia de su familia, lo ponía en una posición aún más firme: el amor era una distracción. Su deber era consolidar el poder, continuar con el legado familiar y mantener la reputación de los Weasley Nott intacta. Nada de sentimentalismos.

Pero todo cambió cuando aquel joven muchacho de nombre Alexandru "Alex" Dragan apareció.

Fue en una de las primeras reuniones sobre los problemas de las criaturas mágicas cuando Charlie conoció a Alexandru "Alex" Dragan, un joven mago rumano que también había dedicado su vida al estudio y manejo de dragones. Alex, al igual que Charlie, había trabajado extensamente con dragones en su tierra natal, en las montañas de Rumanía, donde había aprendido técnicas antiguas de control y manejo de estas criaturas poderosas y peligrosas. A pesar de su juventud, las cicatrices que adornaban su cuello y brazo derecho, marcas de años de trabajo en el campo con dragones, hablaban de una vida llena de peligro y sacrificio.

Alex había sido convocado por Hogwarts para enseñar a los estudiantes sobre magia antigua relacionada con las criaturas mágicas, en particular dragones. Sin embargo, más allá de sus conocimientos académicos, Alex era un hombre de pocas palabras y una mirada que lo decía todo: había estado en el centro de las batallas, había enfrentado peligros extremos, y eso lo había marcado profundamente. No era un hombre de andar por las ramas, pero algo en su forma de ser cautivó la atención de Charlie desde el primer momento, además de su cabello castaño oscuro, sus ojos color verde intenso y su acento rumano marcado, parecía siempre estar observando más de lo que decía, como si cada palabra tuviera un peso, una razón.

Una tarde, después de una reunión sobre los incidentes relacionados con los dragones, Charlie decidió acercarse a Alex. Ambos habían compartido información sobre las criaturas que ahora causaban problemas en el Bosque Prohibido, pero algo en la manera en que Alex había hablado de los dragones le dejó una sensación extraña en el aire.

Charlie se acercó a él mientras ambos caminaban por el pasillo del castillo.

"Dragan," comenzó Charlie, "parece que sabes más sobre dragones de lo que imaginaba. ¿Y esas cicatrices?" agregó, señalando el cuello de Alex con un gesto que pretendía ser casual.

Los Weasley Nott: Enredos de CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora