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El beso es electrizante, a pesar de que jamás he besado siento un choque de emociones que recorren mi cuerpo como un torrente. Su suavidad me envuelve, y el mundo a nuestro alrededor se desvanece, convirtiéndose en un eco lejano. Cada latido de mi corazón resuena en mis oídos, y cada respiración se convierte en un susurro compartido entre nosotros.
Cuando finalmente nos separamos, la distancia entre nuestros labios es mínima, pero el aire a nuestro alrededor está cargado de tensión. Jungkook me mira con intensidad, como si estuviera tratando de desentrañar todos los secretos que guardo en mi interior. Su mirada es un espejo de deseo y vulnerabilidad, y en ese instante, siento que hemos cruzado una línea que no se puede borrar.
—No quiero que esto cambie nada entre nosotros.
Le digo, mi voz un susurro, mientras mis manos buscan su rostro, dibujando los contornos de su mandíbula. Hay una frágil esperanza en mis palabras, un temor de que lo que acabamos de hacer pueda destruir lo que hemos construido hasta ahora.
Él toma un profundo aliento, su mirada se vuelve más suave, y su expresión se aligera un poco.
—No puedo prometerte que no cambiará nada.
Responde, sus ojos fijos en los míos y siento un leve dolor.
— Pero quiero esto. Quiero más de ti.
Con esas palabras, siento cómo un peso se levanta de mis hombros. Su sinceridad me alienta, y la chispa entre nosotros se aviva aún más. Jungkook se acerca de nuevo, sus labios rozando los míos en un gesto delicado, casi reverente, como si temiera que este momento pudiera romperse si no lo cuidamos con ternura.
—¿Estás seguro?
Le pregunto, recordando todo lo que hemos vivido, cada juego y cada deseo reprimido.
—Nunca he estado más seguro de algo en mi vida.
Dice, su voz firme a pesar de la vulnerabilidad que aún percibo en sus ojos.
Antes de que pueda responder, su mano se desliza detrás de mi cuello, atrayéndome hacia él una vez más. Este beso es diferente, lleno de una nueva promesa, una aceptación silenciosa de que ambos estamos listos para enfrentar lo que venga. Pero a pesar del deseo ardiente, siento un leve nerviosismo burbujear en mi interior.
—La verdad es que... nunca he besado a nadie antes.
Confieso, mi voz apenas un murmullo, sintiendo cómo la vergüenza me recorre. La risa suave de Jungkook me sorprende, pero en su mirada hay comprensión y ternura.
—No te preocupes. Te enseñaré.
Me dice, su sonrisa cálida y alentadora.
—¿Cómo?
Pregunto, sintiéndome un poco más aliviado pero aún nervioso.
