Blue Deep

II. El chico sirena

El chico al otro del cristal, quien flotaba grácilmente sumergido en el agua, con una impresionante cola de sirena ¿O debería decir tritón? Poseía una extraordinaria belleza.

Su piel tenía un matiz cobrizo, producto quizá de un buen bronceado y los músculos de su torso además de los brazos eran fibrosos, resaltados por las perlas y joyas que lo decoraban. Su cabello rosado flotaba sobre sus orejas en rizos perfectos que enmarcaban su rostro cincelado, pero lo más impresionante eran sus ojos, dos gemas preciosas de diferente color que se arrugaban en las esquinas por la brillante sonrisa que le regalaba a su hermana, mientras respondía a su saludo agitando su mano también.

Volkov no pudo hacer ni un gesto, simplemente observando al chico hasta que se alejó de su mesa y continuó nadando a lo largo del tanque para entretener a los demás clientes del restaurante.

Parpadeó como saliendo de un sueño cuando su hermana agitó una mano frente a su cara, encontrándose con una sonrisa conspirativa y una ceja interrogante.

—¿Qué fue eso? —Pinchó, mientras él carraspeaba buscando una excusa para hablar de cualquier otra cosa.

—Eh... ¿Ya decidiste con qué platillo empezar? —Tomó la carta, que en realidad ya había leído, como si buscara algo nuevo en ella. —Creo que quiero mariscos, hace mucho tiempo que no los como, ¿O quizás langosta?

Aleks lo dejó salirse con la suya, negando con la cabeza pero sin dejar de sonreír. Lanzando miradas de vez en cuando al chico que giraba y ofrecía saludos a cada cliente que se cruzaba.

Volkov se negó a mirarlo de nuevo, no sólo porque sería obvio para su hermana si lo hacía, sino por calmar su agitado corazón. Era la primera vez, luego de muchísimo tiempo, en que sentía un calor sonrojado invadir sus mejillas. Sería obvio hasta para el muchacho la admiración que transmitirían sus ojos si lo miraba otra vez, y no quería exponerse a sí mismo de esa forma.

Por lo tanto, llamó al mesero con el dispositivo de la mesa y ambos ordenaron su cena, olvidando el episodio. Las botellas de alcohol fueron traídas un poco antes y ambos disfrutaron de ellas por separado, Aleks saboreando el vino y Volkov el vodka como era su costumbre. Fue fácil empezar a hablar de su vida empezando con un tema sencillo: el trabajo.

Su hermana se explayó largo y tendido sobre las nuevas responsabilidades que recaerían sobre ella y todo el estrés que ya sentía por sólo imaginarlas. Habló también de cómo su actual pareja, un médico titular del hospital, era un apoyo indispensable. Ofreciendo incluso retrasar su futura boda por no saturarla con quehaceres.

Volkov apoyaría a su cuñado, pero sabía que no era lo que su hermana planeaba. El matrimonio para ella era un asunto más que necesario, le dijo que era lo único que la mantenía cuerda. Saber que pronto sería llamada esposa por el amor de su vida, lo esperaba con ilusión. Si pudiera celebraría las nupcias antes que su ascenso, sin dudarlo. La escuchó atentamente hasta que llegó su turno de contar las novedades, explicando todo su trabajo en casos actuales.

—¿Y qué hay de tu vida, Vik?

—¿Mi vida? Bueno, bastante movida. Pronto empieza la academia y debo supervisar algunas pruebas para los de nuevo ingreso.

—Pero... a ver, me refiero a fuera del trabajo. —Los ojos claros buscaron los suyos para analizarlo, con una mano apoyada en su barbilla. —¿Conociste a alguien?

—¿Alguien?

—No te hagas el tonto conmigo, ya sabes de lo que hablo. Una pareja, alguien especial...

—Eh, no. La verdad es que no.

—¿Por qué no?

—No tengo tiempo.

—Pero... —Se puso seria, apoyando ambos brazos sobre la mesa con las manos firmes. —No puedes seguir así, Viktor. Tu vida no puede ser sólo trabajo.

—Claro que sí, y así estoy perfectamente bien.

Su hermana frunció el ceño, a punto de replicar cuando el muchacho sirena nuevamente apareció a su lado, esta vez dando toques con su dedito al cristal, para llamar la atención del hombre. Quien volteó a verlo con los ojos deslumbrados.

El de cresta lo saludo con una sonrisa, y realizó un dibujo de un corazón, mientras le guiñaba un ojo. Volkov enrojeció hasta las orejas y sólo consiguió levantar una palma para corresponder al mensaje.

El chico también le lanzó un beso antes de nadar otra vez lejos de ellos, dando volteretas sobre su eje con maestría. Aleks no pudo contener un chillido de emoción esta vez. Aplaudiendo emocionada para bochorno de su hermano.

—¡¿Lo ves?! ¡Это то, что вам нужно!¹

—No, no.

—¿Почему нет?² Es un chico muy lindo.

—Достаточно³ —Advirtió, sin mirarla directamente y prefiriendo ocultarse tras su vaso de vodka, bebiendo el resto de su contenido del tirón.

Ella suspiró, sabiendo que debía hacer algo para abrir los ojos de su hermano. La vida era demasiado corta para no tener amor en ella, y su familia más que nadie necesitaba compensar tantos años de infancia sufridos sin ello.

Sus hermanos merecían encontrar alguien como Nikolai: alguien que los cuidara, los apoyara y los amara incondicionalmente. Sabía que incluso muy en el fondo Viktor era consiente y también lo deseaba, pero prefería ocultarse tras la coraza que construyó para evitar daños a su corazón.

—Escúchame, Vik. Por tu propio bien, piensa en esto. ¿De verdad quieres despertar a los cincuenta años, con la cama vacía y en una mansión tan grande, sin una persona con quién compartirla?

Volkov meció su vaso vacío entre sus dedos, sin animarse aún a enfrentarse a los ojos de su hermana. Caviló en silencio sus palabras, visualizando ese fatalista escenario con un nudo en el pecho y la garganta.

—Mira eso. —Le señaló y él siguió su dedo hacia la derecha, donde era visible una mesa ocupada por un matrimonio con dos niños pequeños. —¿No te parece lindo?

El chico sirena se encontraba con la familia, haciendo reír a los niños con sus acrobacias y gestos, jugando con ambos a través del tanque. Los padres también lo aplaudían y señalaban con entusiasmo.

Debió admitir para sí mismo que la escena sólo aumentó la admiración por el muchacho.

—Tal vez no hables con él, al menos no hoy. ¿Pero considerarías hacerlo en algún futuro? ¿No te gustaría conocerlo mejor?

Volkov asintió.

*

¹¡Esto es lo que necesitas!

²¿Por qué no?

³Suficiente