Contrato

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Mi cuarto de estudio era pequeño, olía a frustración y también a lavanda. Llevaba con un bloqueo creativo de tres meses, por más que quería escribir, no podía. Mi musa dejó de existir, pero siendo honesta, jamás ha existido. El foco encima de mi cabeza, comenzaba a irritarme, y no es que estuviera literalmente encima de mí, pero todo me irritaba de sobre manera. Mi manera de respirar, mis manos sudorosas, el dolor de mi cabeza, el calor del estudio.

El problema no era la falta de una musa, el problema era que, llevaba cinco años escribiendo sobre vivencias. Rupturas, amor, desamor, muerte, deseo. Y la falla se encontraba en eso. Mi vida se volvió aburrida de la noche a la mañana, desde mi última ruptura hace dos años, quedé seca. Mis fans amaban mi música, y sin duda también eran muy pacientes, pero estaba consciente de que querían nueva música. Y yo quería reinventarme

La llamada de Álvaro me sorprendió, y no era por el hecho de que habláramos cada mes, era sencillamente, que mi ensimismamiento y frustración no me dejaban pensar más allá de mis narices o bueno, eso me decía él.

—Estaba en plena crisis — gruñí —. Espero que me llames por algo importante

—Podrías practicar ser amable, Natalia — regañó —. Las cosas no están saliendo como debería, bien lo sabes

—¿A qué viene todo esto?

—Tu vida es aburrida, Natalia, no das contenido en redes sociales, no hay nada que pueda interesarle a tus fans

—Pues deben de estar interesados en mi música, no en mi vida personal

Suspiró del otro lado de la línea y me reí, me encantaba que hiciera rabietas, aunque en esta ocasión teníamos una razón a medias. Sabía que debía de dar contenido de calidad, unas simples historias del cielo, vacaciones y lavándome los dientes, no satisfacían a mi público. Ellos querían más, querían saber más a profundidad de mi vida, no solo por las letras de mis canciones. Era como si los demás quisieran que fuera una Taylor Swift moderna, obviamente menos famosa, con menos dinero, no era rubia, tampoco tenía ojos azules, y definitivamente no estaba ni cerca de que me invitaran a la met gala, pero debía hacer algo, había una palabra... ah si, renovación

—He estado pensando en algo — su voz se escuchaba angustiada —. Pero no creo que la idea te agrade tanto

—Dime, de todas maneras, tengo que hacer lo que me digas, bueno, también lo que me diga el resto del equipo

—Pues justo por eso — suspiró —. He hablado con los demás, llegamos a la conclusión de que, debes de salir con alguien

Volví a reír, en esta ocasión mis carcajadas retumbaban en las paredes. Lo que decía Álvaro, era imposible, además de absurdo

—No haré eso

—Bueno, el detalle es que, no te estamos pidiendo permiso

—No conozco a nadie, Álvarito, por si no te has dado cuenta, odio a todos

—Claro que no, no me odias

—Créeme, en este momento, lo hago

—El caso es que, hemos estado buscando a algunas personas para ti

—Ni que fuera un puto casting de actrices, Álvaro, no seas absurdo

—Eres una figura pública, por si se te ha olvidado, así que debemos de ser cuidadosos

—Di lo que tengas que decir

—Tenemos que vernos hoy, es urgente

—Si, eso parece

—Deja tu maldito sarcasmo, por una vez en tu vida, toma tu carrera en serio

—Te veré en las oficinas, entonces ¿A qué hora?

TODO LO QUE TENÍA QUE SALIR MALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora