Capítulo 2

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Cuando la fiesta finalmente acabó, la madrugada ya había llegado y mi padre, que había estado impaciente desde la ceremonia de boda, terminó por caer rendido por el alcohol.

"¡Tú, maldito mocoso!" Gritó mientras era arrastrado al auto por su secretario. "¡Volveré para recibir una explicación, lo juro!"

"Secretario Leo, por favor cuídalo."

"Por supuesto, Joven Lucas."

"¡No me ignores, tú, mal hijo!"

"Claro, lo que tú digas anciano."

Observando al secretario cerrar la puerta del auto y abandonar el establecimiento luego de despedirse, sonreí. Aunque no fue a propósito, la borrachera de mi padre fue medio causado por mi, que lo tenía preocupado por el cambio de novio.

Bueno, al final las cosas resultaron bien, ¿Cierto? Sintiéndome de buen humor, estiré mis brazos y me di la vuelta, planeaba regresar a mi hotel para dar una buena siesta reparadora.

"Joven lucas, o debería decirle, ¿Esposo?"

"¡Mierda, que susto!"

"Oh, lo siento. "

"… ¿Caleb?"

Al menos, así habría sido de no ser por Caleb, que pareció a mi lado de la nada sosteniendo su saco colgando en un brazo. Lo mire confundido. ¿Que es lo que quiere? La boda ya terminó, ahora, solo queda que cada uno vaya por su lado… mierda.

"Esto… ¿Que haces todavía aquí?"

"¿Eh? Oh, lo siento, como no pude encontrarte a la vista pensé en ubicarte primero y luego ir al estacionamiento por el auto."

"¿Si?"

"Porque si no, tendría que buscarte conduciendo y… no soy bueno con las cuentas."

"Oh… ya veo."

"Bueno, ¿Nos vamos?"

¿Irnos? ¿Irnos a dónde? Me trague mis preguntas con un rostro en blanco. De hecho, ya sabia lo que me tocaba. Como una tradición, luego de la boda viene la luna de miel, por lo que es común que los novios elijan una fecha que coincida con su periodo de calor. Nosotros no éramos diferentes.

Tal vez porque éramos destinados, Ronald y yo teníamos nuestro periodo de calor en un tiempo similar, naturalmente, así fue como elegimos la fecha de la boda. En pocas palabras, mi celo llegaría durante la luna de miel.

Caleb también era conciente de esto. por esto, imaginé que pediría pasar tiempo separados hasta el final de la luna de miel y luego juntarnos, quería fingir que no sabía a qué se refería. Sin embargo, Caleb no parecía tener tener los mismos planes.

"¿Que pasa, esposo?"

"… ¿Que?"

"Tenemos que ir a nuestra luna de miel."

"No, yo… "

"Vamos."

Caleb, tal vez sintiendo mi vacilación, tomó mi mano y me arrastró hasta el estacionamiento. Todo sucedio tan rápido, que para cuando reaccione, ya estábamos en la carretera principal.

Con el sol naciendo detrás de nosotros, tal vez porque arrancamos de madrugada, apesar de ser la carretera principal estaba casi vacía y solo había uno o dos autos circulando. Lo que inevitablemente aceleró la velocidad del viaje.

Pronto el paisaje cambio, de ciudad a campo, de colinas a montañas. La música suave en la radio, que era lo único que rompía el silencio sofocante prolongado desde que abandonamos el establecimiento, eventualmente cambió a la emisora de noticias de la mañana.

Si No Puedo Casarme Contigo, Con Tu Hermano Sera. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora