Mario
Era ya de noche, y después de cerrar el consultorio, Rosalina y yo caminamos hasta mi coche. La tomé de la mano con suavidad. Sentía una calidez diferente a la de cualquier otro contacto; era una especie de necesidad de cuidarla, de estar seguro de que todo estaba bien.
—¿Y sabes qué edad tienes? —le pregunté mientras arrancaba el coche.
—Pues... no estoy segura —respondió, ladeando la cabeza—. Me quedé con eso de quinque...
¿Si quiera sabía contar?
Sonreí un poco, decidido a ayudarla en todo lo que pudiera.
—Bueno, tendré que enseñarte antes de que vayas a la escuela —respondí con un tono juguetón.
—¿Escuela? —parpadeó confundida—. ¿Eso se come?
Reí. Nunca había sido un experto explicando cosas, y mucho menos a alguien tan peculiar como Rosalina.
—Es un lugar donde van muchos niños a aprender cosas. A contar, a leer, a escribir. Aunque viendo cómo te has acostumbrado a lo que te doy de comer, quizás no sería tan raro que lo confundas con algo comestible —comenté, sin poder evitar reírme de la idea.
Era curioso pensar que era lo que ella sabía ¿sabría leer? ¿Sabría escribir? ¿Es en realidad una analfabeta?
— ¿Y te gusto el sandwich qué te di? — le pregunte por los sandwiches qué compre en la tienda de enfrente.
— Prefiero tu comida — dijo ella, eso me avergonzo hasta cierto punto.
— Pues hoy haré albóndigas — dije serenamente, en la mañana compre la carne molida lista para preparar.
— No se que es eso pero suena delicioso.
— Lo es, aunque antes debo pasar a la papelería por algo para ti.
En el auto tome rumbo a las afueras de la cuidad ya que por esas zonas están llenas de las papelerías qué venden las cosas más completas en base a esgudios los cuales serán útiles para enseñarle a ella de manera efectiva.
El suave viento golpeaba mi rostro mientras tomado de la mano de Rosalina caminaba a la papelería.
Dentro de esta comencé a cuestionar sobre los libros más efectivos para enseñar en casa.
— Le recomiendo que compre el libro Lee verse viene con literatura básica, además de caligrafía en la parte trasera — me mostró como el libro tenía hojas para caligrafía.
— Perfecto, me llevare este y el libro Maths for dums — tome el libro e iba a pagar.
Rosalina se quedó mirando fascinada la plastilina en uno de los estantes mientras yo hablaba con la encargada sobre los libros básicos para enseñar en casa.
—Me llevaré este libro, gracias —le dije a la dependienta mientras echaba también la plastilina al carrito.
En casa ya la senté en la mesa para que jugará con la plastilina en lo que preparaba las albóndigas.
El aroma de la carne molida y la salsa frotaban lentamente contra mis fosas nasales, degustando otro platillo más, cuando termine lleve el plato con diez albóndigas para ella y solo cinco para mi.
— ¿Por que tengo más albóndigas? — pregunto ella extrañada, en su cara se le veía incomodidad.
— Eres una chica en crecimiento debes comer mucho para ser más alta, más fuerte y sobre todo tu belleza mejore — le explique.
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Te salvaré
Ficción GeneralEl tratamiento de una persona es difícil de explicar lo que me pregunto, ¿Tener algo de compromiso para salvar a alguien es ser débil? "Hay veces que el corazón se paraliza por el miedo" Fecha de Actualización: Miércoles