Cuatro meses después:
WuQue se encontraba haciendo su compra del mes en uno de los supermercados de la ciudad donde había decidido vivir luego de la conversación que tuvo con su hermano aquel día.
El lugar que había elegido era una pequeña ciudad costera al sur del país en el que se encontraba, lo eligió, debido a que siempre tuvo en su mente el sueño de poder ver y recorrer el mar, y ese lugar le había entregado una paz que nunca imaginó encontrar en algún lugar; era la viva descripción del lugar en el que su padre siempre añoro vivir.
Había dado con ese lugar por casualidad, cuando, al día siguiente de todo lo acontecido aquella noche, dejó la cama de HuanYue, con un enorme dolor en su corazón. El hombre no le había dicho en ningún momento mientras hacían el amor que se quedará, que podían encontrar una vida juntos, por lo que, se vistió silenciosamente y dejó el apartamento solamente con una pequeña mochila y sus documentos personales; llegó a un banco, en dónde sacó todo el dinero que pudo del fideicomiso que le dejó su padre y desapareció, como si nunca el hubiese existido en la tierra.
WuQue salió de sus pensamientos al darse cuenta que se había quedado observando las vitrinas más del tiempo que era prudente, terminó su compra y pagó en caja los elementos que había comprado, mientras se dirigía a buscar un taxi que pudiera llevarlo a casa con todos los elementos que había comprado. Cuando lo encontró, subió la compra en el portamaletas, le dijo la dirección al chófer y se permitió observar nuevamente el lugar en el que había estado viviendo ya cuatro meses.
Cuando llegó hasta ese lugar, había rentado un pequeño cuarto en uno de los pequeños hoteles con los que contaba la ciudad. Posteriormente, cuando había conocido mejor el lugar, compro una pequeña y acogedora casita que había conquistado su corazón en cuanto la había visto junto con el vendedor de bienes raíces.
Era una casita de un piso, que contaba con todo lo que necesitaba, una cocina, un salón de estar, un comedor, dos habitaciones y dos baños y estaba en buenas condiciones por lo que por el momento no era necesario hacer reparaciones, en el futuro ya vería lo que podía hacer en ese su nuevo hogar.
El taxista detuvo el auto en frente de su casa, las distancias allí no eran tan extensas, pero WuQue no podía ir todo ese recorrido a pie con todas las bolsas que había comprado.
—Hemos llegado—dijo el conductor del taxi.
WuQue le entregó el dinero por el viaje y bajó del auto para recuperar sus cosas del portamaletas. Las bolsas estaban muy pesadas por lo que, las sacó suavemente para no golpearse.
Antes de que pudiera terminar de sacar todas las bolsas que llevaban los elementos que compró, el conductor apareció detrás de él para ayudarlo.
—¿Están muy pesadas las bolsas? Permítame ayudarlo por favor, me imagino que con esa barriga es aún más difícil cargar bolsas.
WuQue asintió mientras le decía —Muchas gracias, tenía un poco de miedo de golpearme el vientre con las cosas más pesadas.
—No hay de que, abra la puerta y le ayudaré a entrar las bolsas.
El conductor del taxi, ayudó a WuQue a llevar las cosas dentro de la casa, el dueño del hogar le dio las gracias y le pidió disculpas por las molestias para luego cerrar la puerta y entrar. El hombre suspiró mientras sus manos se dirigían hacia su vientre.
Tenía razón en lo que había pasado por su cabeza hacia cuatro meses cuando mantuvo relaciones sexuales con HuanYue, estaba en sus días fértiles del ciclo y sus acciones, habían tenido consecuencias.
Estaba embarazado del bebé que nunca pensó que llegaría a tener, y se sentía como el hombre más dichoso del mundo de llegar a tener en unos meses más, el recuerdo más hermoso que pudo haberle dejado HuanYue, un hijo o hija, al que amaría y protegería aunque eso le costará la vida.
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El precio de viejos rencores.
RomanceHace cuatro años, WuQue, que vivió subyugado ante los deseos de su madre toda su vida, tuvo que rechazar al amor de su vida de la manera más cruel, destrozando su corazón en el camino; en ninguno de esos momentos sus sentimientos importaron porque h...