Estoy de vuelta en el café, el mismo café de siempre. El café con leche de almendras y el pay de limón ya se están convirtiendo en mi nueva rutina. Mientras mastico distraídamente, mi mente no deja de irse hacia Ramona Flowers. Misteriosa, difícil... todo lo que me gusta. Pero hay un problema: solo tengo su nombre. Sin número, sin redes, nada. Un caso perdido en una ciudad enorme. —Genial, Eddie, ni siquiera sabes si la volverás a ver —pienso mientras doy otro sorbo.
De repente, una voz interrumpe mi monólogo interno.
—¡Hey, Eddie! —Es Stacey, la chica del mostrador. Levanto la vista y me saluda desde la caja registradora. Le devuelvo el saludo, algo sorprendido.
—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunto, medio confundido. Ella señala el vaso de café que tengo en la mano, donde claramente está escrito "Eddie" en marcador negro.
—Ah, claro... —respondo, sintiéndome un poco idiota. Stacey se acerca y se apoya en el mostrador, mirándome como si hubiera descubierto algo interesante.
—Tienes cara de que Toronto ya te volvió loco —dice sin rodeos, sonriendo con esa confianza despreocupada que parece tener siempre.
Me rio un poco, más por reflejo que por diversión real. —Algo así. Es que... bueno, conocí a alguien.
—Ah, ¿alguien especial? —pregunta, con una ceja levantada.
—No sé si especial, pero... definitivamente complicada.
Stacey me mira con una mezcla de curiosidad y algo más. —Toronto tiene esa habilidad. Las personas aquí siempre te hacen dar vueltas. ¿Y qué vas a hacer al respecto?
Buena pregunta. —Ni idea, pero... me gustan los retos.
Stacey echa un vistazo rápido por la cafetería para asegurarse de que no haya más clientes esperando, y luego, con evidente curiosidad, agarra una silla y se sienta frente a mí. Apoya los codos sobre la mesa, como si estuviera a punto de escuchar el mejor chisme del día.
—Entonces, cuéntame... —dice, con una sonrisa traviesa. —¿Quién es esa chica que te tiene tan confundido?
Yo suelto un suspiro y empiezo a relatar la historia de Ramona Flowers: cómo la vi en mis sueños primero, luego en la librería, y cómo no tengo absolutamente nada para rastrearla, salvo su nombre. Cada palabra que digo parece hacer que Stacey se interese más.
—Ramona Flowers, eh... —repite pensativa, apoyando la barbilla sobre una mano. Entonces, levanta la mano y llama a alguien en la barra. —¡Julie! Ven acá un segundo.
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¡𝐄𝐃𝐃𝐈𝐄 𝐃𝐀 𝐄𝐋 𝐒𝐀𝐋𝐓𝐎! || 𝐒𝐜𝐨𝐭𝐭 𝐏𝐢𝐥𝐠𝐫𝐢𝐦 𝐀𝐔
Fanfic¡Hey, soy "Eddie" Stal! Y sí, probablemente no me conozcas; sorpresa: soy genial, obvio. Tengo un talento especial, y no, no me refiero a mis habilidades perfectas para el sarcasmo (aunque también). Lo mío es... romper la cuarta pared. Sí, puedo ve...