Extra: Vida anterior ❲6❳

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En la habitación, Jiang Qingzhou tomó una botella de ungüento antiinflamatorio y analgésico del botiquín y la sostuvo en su mano. Al darse la vuelta, vio que Huo Jinyu ya estaba sentado en la silla, con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, apoyando la parte posterior de la cabeza en el respaldo de la silla, dejando visible la notoria marca roja en su cuello, causada por la cuerda.

No quedaba ni rastro de la actitud arrogante y altiva que había mostrado unos minutos antes en el patio, cuando con orgullo levantaba la barbilla, mirando a los demás de forma desafiante.

El ungüento verde se extendía uniformemente sobre la herida mientras Jiang Qingzhou bajaba la mirada y apretaba los labios, en silencio. La atmósfera se volvía silenciosa, y esa quietud hacía que Huo Jinyu se sintiera incómodo, como si hubiera agujas debajo de la silla que lo picaban constantemente, obligándolo a moverse.

Huo Jinyu recordó el momento en el patio cuando vio que Jiang Qingzhou, sorprendido, dejó caer una canasta de hierbas, con los ojos rojos, mirándolo fijamente. Al ver aquellos ojos rojos como los de un conejo asustado, Huo Jinyu se quedó sin saber qué hacer con sus manos y pies. Una vez dentro, obedeció y se sentó sin que Jiang Qingzhou tuviera que decirle nada, exponiendo su cuello para que le aplicara el ungüento.

Ahora, a tan corta distancia, los ojos rojos de Jiang Qingzhou parecían aún más húmedos, y su cercanía hacía que Huo Jinyu solo tuviera que levantar ligeramente la vista para ver la expresión dolida y acuosa de esos ojos, como si estuvieran a punto de derramarse en lágrimas.

Huo Jinyu comenzó a sentirse nervioso y arrepentido. En su mente aparecieron dos pequeños hombres, uno negro y otro blanco, idénticos entre sí, discutiendo. El hombre negro proclamaba con confianza que no tenía que disculparse, que él era la víctima y el amenazado, y que no tenía responsabilidad por las lágrimas de Jiang Qingzhou. Pero el hombre blanco interrumpió bruscamente, exclamando: “¡¿Lo hiciste llorar y todavía crees que tienes razón?!”

Este grito sacudió a Huo Jinyu, quien al ver los ojos llorosos de Jiang Qingzhou, quedó desarmado. Tartamudeando, dijo: "¡No, no, no… no llores!"

Jiang Qingzhou lo miró, desconcertado: "¿Llorar? ¿Yo?"

Viendo que Jiang Qingzhou no respondía, Huo Jinyu, nervioso y bajando la voz avergonzado, explicó: “Es que… no lo hice a propósito. Solo quería asustar un poco a Da Zhang, pero mis piernas flaquearon y… me colgué sin querer.”

Jiang Qingzhou quedó en silencio por un momento, luego lo miró con expresión inexpresiva y le recordó: “¿No eras tú quien en el patio decía con tanta confianza: ‘Ahogarse no es algo exclusivo de nosotros’?”

Huo Jinyu, visiblemente incómodo, murmuró débilmente, “Solo dije eso porque no soportaba la cuerda. No significaba nada más.”

“De ahora en adelante, nunca volveré a tocar una cuerda de ese tipo. Solo, por favor, no llores.”

Mientras Huo Jinyu levantaba la mano para jurarlo, Jiang Qingzhou lo observó sin entender, su mente llena de preguntas. Después de mirarlo unos segundos, finalmente le preguntó: “¿Cuándo, exactamente, lloré?”

Huo Jinyu lo miró seriamente y señaló sus ojos, diciendo: “Tus ojos están tan rojos como los de un conejo.”

“… ¿En serio?”

Huo Jinyu sacó su teléfono y activó la cámara para mostrarle su reflejo. Jiang Qingzhou vio sus ojos enrojecidos en la imagen, y, al darse cuenta, se quedó en silencio, aunque pensó en decirle que no era tristeza, sino enojo.

Huo Jinyu, nervioso, levantó la mano para secarle los ojos, pero Jiang Qingzhou simplemente lo miró fijamente, preguntándole con un tono calmado pero inquisitivo: “¿Acaso tienes tanto miedo de que llore?”

El villano solo ama al conejito que crío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora