Chapter Ⅰ

312 23 9
                                    


Mammon se despertó con el recuerdo de la noche anterior aún fresco en su mente, como una marca latente en su orgullo y en su piel. Asmodeus no solo había dejado claro quién dominaba, sino que también le había dejado un deseo insatisfecho y una confusión extraña que lo carcomía desde adentro. A pesar de todo, Mammon mantenía esa chispa de desafío, ese orgullo que le impedía ceder... al menos completamente.

Esa noche, Mammon volvió a aparecer en Ozzie's, fingiendo indiferencia, aunque cada paso lo llevaba de regreso al recuerdo de ese encuentro privado. Caminó por el club con un aire seguro, haciendo notar su presencia con una discreta arrogancia. En el fondo, sabía que Asmodeus lo estaba observando desde la distancia, y eso solo le daba más razones para seguir adelante con su provocación. Era como si quisiera desafiarlo una vez más, probar hasta dónde llegaría ese poder de lujuria que tan fácilmente parecía envolverlo.

Finalmente, Asmodeus se le acercó, su sonrisa encantadora y peligrosa reflejando una mezcla de diversión y desafío, como un depredador que encuentra a su presa regresando voluntariamente a su cueva.

—¿Volviendo a mis dominios tan pronto, Mammon? —preguntó Asmodeus, acercándose lo suficiente como para que solo él pudiera escucharlo.

Mammon levantó una ceja, fingiendo despreocupación. Aunque su corazón latía un poco más rápido de lo que le gustaría, no iba a dejar que Asmodeus notara lo mucho que le afectaba.

—¿Qué? No puedo venir a disfrutar de una buena noche de lujuria como cualquiera, ¿o hay una restricción para los avaros? —replicó, cruzándose de brazos en un intento de parecer casual.

Asmodeus soltó una risa baja, una risa que hacía eco en los oídos de Mammon de forma inconfundible.

—Claro, claro... eres bienvenido. Solo me sorprende que te atrevas a volver tan pronto después de nuestro "pequeño ajuste de cuentas".

Mammon sintió cómo el orgullo herido se retorcía en su interior, pero se obligó a mantener la compostura. No iba a darle a Asmodeus la satisfacción de saber cuánto le afectaban esas palabras.

—No fue la gran cosa —dijo, aunque por dentro sabía que sus palabras eran una mentira descarada.

Asmodeus arqueó una ceja, divertido. Se acercó aún más, invadiendo su espacio personal, y en un gesto inesperado, extendió su mano hacia Mammon, abriendo su palma frente a él. Mammon lo miró con desconfianza, sin entender el gesto. ¿Acaso Asmodeus intentaba bromear o, peor aún, provocarlo aún más?

—Vamos, agárrala —dijo Asmodeus, su voz suave pero firme, dejando claro que esto no era una simple broma.

Mammon dudó, pero algo en la mirada de Asmodeus le impidió rechazarlo. Se obligó a tomar la mano de Asmodeus, sintiendo la calidez y firmeza de su agarre. No era el mismo toque provocador y dominante de la noche anterior; era un contacto diferente, casi... reconfortante. Un escalofrío recorrió a Mammon al darse cuenta de que, aunque intentara negarlo, se sentía extrañamente bien sostener la mano de Asmodeus. Algo dentro de él se relajaba, como si, por primera vez en mucho tiempo, alguien lo entendiera en silencio.

—¿Qué se supone que significa esto? —preguntó Mammon, esforzándose por sonar indiferente, aunque su voz temblaba levemente.

Asmodeus lo miró con una sonrisa que combinaba satisfacción y un toque de ternura inesperada.

—Quizás es solo el primer paso para algo más, Mammon. No todo tiene que ser una batalla entre nosotros... ¿no crees?

Mammon desvió la mirada, sintiendo cómo su corazón latía un poco más rápido. Esta no era la reacción que había esperado de Asmodeus, y mucho menos la que quería admitir que lo afectaba. Apretó la mano de Asmodeus, en silencio, sin apartar la vista, sintiendo una mezcla de emociones contradictorias en su pecho. Tal vez, solo tal vez, este era el comienzo de algo que iba más allá de la tentación y el castigo.

Pero no iba a dar su brazo a torcer tan fácilmente. Su orgullo aún ardía, y aunque algo en él comenzaba a suavizarse, no iba a perder la oportunidad de devolverle la provocación a Asmodeus.

—Bueno, no es que sea algo especial... solo pensé que después de todo, un "gracias" por tus servicios no estaría de más —dijo Mammon, dejando escapar una risa sarcástica. Pero su comentario fue recibido con una expresión divertida y relajada de parte de Asmodeus, quien claramente no se tomaba la provocación demasiado en serio.

—Veo que aún no puedes admitir que lo disfrutaste tanto como yo, ¿eh? —Asmodeus le dedicó una mirada seductora y burlona a la vez—. Es normal, Mammon. Algunos de nosotros tardamos un poco más en aceptarlo.

Las palabras de Asmodeus despertaron una chispa de rebeldía en Mammon, quien apartó la mirada, pero no soltó la mano de Asmodeus. Aunque quisiera, algo en el agarre de Asmodeus le hacía imposible soltarse, como si estuviera enredado en algo más profundo de lo que comprendía.

—No te hagas ilusiones, Ozzie. Solo me estaba asegurando de que no pensaras que me habías afectado. Pero es obvio que tus encantos no son tan irresistibles como crees. —Intentó sonar seguro, pero su voz temblaba levemente.

Asmodeus soltó una risa baja, una risa suave que resonó en el aire entre ellos. Sin soltar su mano, se inclinó un poco más cerca, hasta que sus rostros quedaron casi a la misma altura, sus miradas entrelazadas en una confrontación silenciosa pero cargada de algo más.

—Ah, Mammon. Sigues creyendo que esto es solo un juego de quién tiene el control. —Asmodeus acercó su rostro un poco más, sus labios peligrosamente cerca de la mejilla de Mammon—. Pero el control ya no importa cuando ambos sabemos que te importa más de lo que quieres admitir.

Mammon sintió cómo el calor subía a su rostro, en una mezcla de rabia, frustración y algo más que no estaba dispuesto a nombrar. La proximidad de Asmodeus lo ponía nervioso, y por primera vez en mucho tiempo, no tenía una respuesta sarcástica o desafiante lista. La verdad era que Asmodeus tenía razón; algo en él estaba cambiando, y aunque aún no sabía cómo manejarlo, tampoco quería que terminara.

Entonces, en un impulso que ni él mismo comprendió del todo, apretó la mano de Asmodeus un poco más fuerte, como si en ese apretón estuviera diciéndole todo lo que su orgullo no le permitía expresar. Asmodeus le devolvió el apretón con suavidad, un toque silencioso que parecía decirle que no necesitaba palabras.

Ambos quedaron así, en medio del bullicio de Ozzie's, pero envueltos en un silencio que solo compartían ellos dos. Por primera vez, el club de Asmodeus no se sentía como un escenario de tentación y deseo superficial; se sentía como un espacio en el que podían encontrarse, un refugio en el que, quizás, podrían dejar sus máscaras a un lado.

Finalmente, Mammon soltó una risa suave, tratando de romper el momento.

—Eres un idiota, Asmodeus —murmuró, aunque su tono no llevaba la usual carga de burla, sino algo más suave, más cercano.

—Lo soy. Pero creo que en el fondo... te gusta —replicó Asmodeus, con una sonrisa que no era del todo arrogante, sino sincera.

Mammon se quedó en silencio, sin negar ni afirmar, simplemente permitiendo que ese momento existiera sin la necesidad de desafiarlo. La mano de Asmodeus en la suya, ese contacto cálido y firme, era algo que no había experimentado de esa forma antes. Y aunque no sabía cómo terminaría aquello, una parte de él deseaba que durara un poco más.

𝜗𝜚𝙴𝚗 𝚎𝚕 𝙹𝚞𝚎𝚐𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝙳𝚎𝚜𝚎𝚘✧˚ ༘ ⋆。 ˚ [Cancelado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora