La Princesa: Un imán de problemas [LAWLU]

🍗 LA NOTICIA 🍗

» Mundo diferente, más desarrollado tecnológicamente, aquí no existe la piratería, pero si la mafia y la delincuencia XD. No existen los presidentes, solo reyes y la marina.

» Luffy y Ace Fem.

» Lawlu (principal) Marace, Zosan (secundarias).

» Genealogía diferente: ejem, Sabo, Ace, Luffy, hijos de sangre de dragón, etc.

»Existen las akuma no mi, pero solo las obtienen los herederos al trono real de cada país (solo el rey) al casarse, por lo que no es común ver personas con poderes.

Un femenino grito estrepitoso retumbó en la habitación de aquel gran castillo y, no era para menos.

Claro, porque no es fácil asimilar noticias como la que acababa de recibir la pelinegra.

—Se acabaron tus aventuras, mocosa.

Un hombre alto, de blanco cabello pero de cuerpo aún fornido para su edad la miraba frente a ella, con ambos brazos en la cadera.

—Pero viejooo... ¡¡Me niego!!

Ella se negó rotundamente a lo que el hombre mayor le decía. Aun sabiendo que era una orden de su abuelo, el actual rey de Marineford.

Las venas de la frente del rey estaban apunto de explotar, y eso que iba mentalizado para lidiar con su revoltosa nieta al darle la noticia, pero como ya saben, la realidad supera la ficción.

—¡SOY TU ABUELO, MOCOSA DE MIERDA!

Al oír la negativa y como esta le decía viejo, en lugar de abuelito querido, lo alteró, y como perro rabioso le metió un coscorrón en esa dura cabeza hueca.

Claro que sabía que Luffy ni se inmutaba por el golpe.

Quería arrancarse todos los pelos de la cabeza, un impulso común en él cuando trataba con aquella nieta en particular, , porque el mayor, Sabo, y la otra, Ace, ni qué decir, eran difíciles sí, pero con Luffy era como meter la cabeza en un panal de abejas.

Y en respuesta, su nieta saltó de la cama para enfrentarse a él. La determinación en sus ojos brillaba, ella amaba su libertad por encima de todo, y un matrimonio político arruinaba absolutamente todos sus planes, pero allí iba su abuelo, un mata pasiones.

—¡PUES BUENO, VIEJO ABUELO, ¡ES MEJOR QUE SEAS TÚ QUIEN SE CASE!

Tenían que ser de la misma sangre. De la misma maldita sangre: espesa.

—¡YO YA ME CASE UNA VEZ, MOCOSA BRUTA, ES TU TURNO!

El lugar se convirtió en una pelea de perros. Llamando la atención de los que vivían cerca de esa habitación.

Por eso, unos minutos después, dos cabecitas curiosas y cotillas asomaron por la esquina de la puerta.

Eran una mujer pecosa y un hombre rubio, ambos en principio muy curiosos,  expectantes inicialmente.