Capítulo 7: El Recuentro.
El primer rayo de sol se filtró suavemente por las enormes ventanas de la habitación, iluminando el rostro de Draculaura y el de Celestino. Ambos se despertaron lentamente, aún abrazados, con la calidez del otro envolviéndolos como un manto protector. El aire fresco de la mañana entraba suavemente, acariciando la piel, pero nada comparaba con la calidez que sentían al estar juntos, al haber compartido toda la noche.
Draculaura fue la primera en despertar completamente, estirando los brazos con suavidad, y sintió la presencia de Celestino a su lado, respirando con calma. Un pequeño suspiro escapó de sus labios al ver cómo él la miraba, aún medio dormido, pero con una sonrisa tranquila en su rostro. Sus ojos eran cálidos, reflejando una serenidad que solo el amor compartido podría traer.
— Buenos días, mi amor... — Murmuró ella, su voz aún suave, como si estuviera temerosa de romper el hechizo que parecía haber permanecido entre ellos toda la noche.
Celestino, al escucharla, la miró con suavidad, su mano buscó la de ella, entrelazándose con la suya en un gesto tan natural como respirar. Su sonrisa se hizo más grande mientras respondía con la misma dulzura:
— Buenos días, mi vida. — Dijo, acariciando suavemente su cabello con los dedos. — ¿Dormiste bien?
Draculaura asintió, sintiendo un calor que la llenaba por dentro. Su cabeza descansaba sobre su hombro, mientras sus ojos recorrían la habitación, aún maravillada por el castillo y todo lo que había pasado la noche anterior. El sol comenzaba a iluminar todo, y con él, la realidad de lo que compartían parecía ser aún más especial, más tangible.
— Sí... mucho mejor de lo que imaginé. — Respondió, levantando ligeramente la cabeza para mirarlo a los ojos. — Este lugar... tu castillo... es tan hermoso. Pero más lo es despertar aquí contigo.
Celestino sonrió con ternura, atrayéndola un poco más cerca, besando su frente de forma cariñosa.
— Estoy feliz de que te guste. Y que estemos juntos aquí. — Dijo con voz tranquila, pero firme. — Aunque debo confesar que todo parece mucho más brillante desde que llegaste tú a mi vida.
Draculaura sonrió, sintiendo el calor de sus palabras calar profundamente en su corazón. No necesitaba más. Con tenerlo a él a su lado, todo el resto ya no importaba. Cerró los ojos por un momento, disfrutando de la sensación de su abrazo y el suave murmullo del viento al entrar por las ventanas.
— Celestino, ayer fue... increíble. No solo por lo que compartimos, sino por todo. Por cómo me haces sentir. A veces siento que todo esto es un sueño. — Dijo, sin poder evitar una ligera risa nerviosa.
Celestino la miró con una expresión seria, pero llena de ternura. No la dejaría ir. No dejaría que se desvaneciera ese "sueño", no cuando había encontrado lo que siempre había estado buscando: alguien a su lado, que lo amara.
— No es un sueño, Draculaura. — Respondió con calma, tomando su rostro entre sus manos con un gesto de gran afecto. — Esto es real. Y prometo que todo lo que te he dicho, lo seguiré cumpliendo. No hay nada que me haga más feliz que verte sonreír, que saber que te hago sentir tan especial. Tú eres mi todo, y mi vida no sería lo mismo sin ti.
Draculaura dejó que sus palabras la envolvieran, sintiendo que realmente estaba en el lugar donde debía estar. Con él. Sus ojos brillaban con un toque de emoción, de gratitud y de amor. La conexión que compartían solo se profundizaba más con cada palabra, con cada gesto.
— No sé cómo explicar todo esto... — Murmuró, tomando su mano y acariciando los dedos de Celestino. — Nunca imaginé que podría encontrar a alguien como tú.
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Un Amor Inmortal.
De TodoCelestino Burgos Moretti, un vampiro hijo de Salvatore Moretti y Vanessa Burgos. Celestino, desde la muerte de sus padres lleva una vida solitaria y aislacionista. Viviendo en la monotonía y rutina de siempre, sin ningún propósito alguno y siempre h...