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Érase una vez, en una tierra muy lejana, la hermosa reina de las tierras sureñas había dado a luz a un  hermoso niño de cabellos dorados como el sol, ojos azules como el mar y labios rosados como el  atardecer. 

Todo el pueblo festejaba el nacimiento de su nuevo príncipe y futuro rey, sin sospechar que la  historia no terminaría como muchos pensaban.

La decoración del castillo era opulenta; detalles azules y dorados decoraban las enormes  paredes y suelos, incluso las vallas y hasta techos. Los guardias portaban armaduras color marino  con el logo de un sol en el lado izquierdo, observando en silencio a todas las personas entrar al  castillo con animadas pláticas y sonoras risas.

El día más esperado de todo el reino finalmente había llegado: el príncipe Jimin había nacido, el  heredero al trono, la persona que los gobernaría cuando tuviera la edad suficiente y se haría cargo  del hermoso y armonioso pueblo. Todos se encontraban formados en la sala del trono, sentados en impecables filas con grandes  sillas. Otros se encontraban de pie, formando al final una media luna frente al rey, la  reina y una hermosa cuna celeste. Su Majestad se levantó cuando las trompetas finalizaron de sonar y las  personas de a poco se acallaron.

— Pueblo mío, gente adorada, agradecemos de todo corazón que hayan venido a este día  tan especial donde festejaremos el nacimiento nuestro hermoso hijo — Comenzó el rey—. Lo  cuidaremos y criaremos para que, al crecer, sea un excelente gobernante para todos  ustedes. Mi esposa y yo tenemos fe en que será un excelente monarca.

Todos aplaudieron, incluyendo la bella esposa del rey quien sonreía con ternura. 

— También aprovechamos esta hermosa reunión para informar que finalmente las tierras  del Norte han decidido aliarse con nosotros. Hemos unido en santo matrimonio al hijo del  rey con el nuestro, para que nuestros reinos se unan y prosperen juntos. 

Muchos comenzaron a aplaudir eufóricos mientras que otros, se observaban confundidos entre  ellos. ¿Santo matrimonio tan temprano? El hermoso príncipe del sur acababa de nacer hace dos  lunas y ya le habían elegido un esposo.

— Por favor recibamos con grandes aplausos al rey del norte y a su hijo, el príncipe  Jungkook.

Las puertas se abrieron en un mar de aplausos. La guardia real color carmín comenzó a desfilar por la sala  del trono, todos vistiendo despampanantes trajes color sangre con detalles plateados. Detrás de toda  la guardia real, iba el rey de las tierras del Norte, tomando de la mano a un niño pequeño que no  debería tener más de cuatro años.

Era un pequeño sencillamente precioso. De hebras castañas claras, hermosos ojos con tonalidades grises y piel  ligeramente apiñonada. Su pequeño cuerpo iba cubierto por un traje extravagante, sumamente  fino y bien bordado de colores vino y oro. Su apariencia era frágil y dulce, tal, que todos lo  observaron como una especie de divinidad. El príncipe Jungkook era sencillamente precioso, divino, un  angelito. 

La guardia se dispersó frente a los invitados, dejando que el rey del norte se acercara con su hijo al  rey del sur. Ambos se detuvieron y se inclinaron con elegancia frente a sus anfitriones con una reverencia. 

— Mi gran amigo, el rey del norte — Comenzó el rey del sur con voz suave y cálida —. Es  un verdadero honor tenerte aquí con nosotros en este día tan especial. El viaje espero  haya sido de tu agrado.

— Es muy amable de su parte, rey del sur. Fuimos muy bien tratados desde que entramos  a su reino, agradecemos profundamente su hospitalidad —respondió el otro Monarca, sonriendo.

— Por favor, tomen asiento — Intervino la reina señalando dos elegantes sillas cerca de la  cuna del bebé —. Nuestros demás invitados no tardan en llegar.

Sleeping Beauty ; YOONMIN : + 18 ( CORREGIDA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora