Capítulo 2, Confusión

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Ekatherin

Había pasado una semana desde aquello, había huido como una cobarde.

Petra y mi hermana me siguieron pero no lograba articular nada, era un caos completo.

Y ahora Hange me envía mensajes como desquiciada para hacer una reunión con todos, y cuando es todos, ¡son todos! ¡ningún establecimiento nos quiere por superar el número de aforo!

Ah pero eso no era todo, claro que no.

"¡Hola Kat! ¿Cómo estás?, seré directa, Erwin y yo te hemos elegido como nuestra chofer, eso era todo, te quiero"

Lo peor fue Erwin que me chantajeo con carne para aceptar, era tan difícil negarme.

Si tan solo no hubiera corrido como una bobalicona, todo sería diferente.

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Una semana antes...

—Soy yo.

Miré las finas facciones que cubrían por completo a aquel hombre, ojos grises, cabello negro, piel blanca, ¡carajo!

Fijó su mirada en mí, fue inevitable no contener la respiración, todo en aquel hombre gritaba que corriera hacía el y lo abrazara e hiciera cosas que nunca hice, ¡nunca!

—¿Y bien? —no podía decir nada, simplemente me paró cara —¿Te conozco de algún lado?

—Ah...

—¿Cuál es tu nombre? —abrí mi boca incontables veces para decir algo pero no salía nada —¿De dónde eres?

—Yo...

Alzó su ceja, parecía perturbado al verme, parecía como si estuviera frente a un fantasma, su rostro tomó una tonalidad más pálida, hasta que tocó mi mejilla donde no aguante y salí corriendo.

Todo en mi cabeza daba vueltas, con mi vista cada vez más nublada, y el sonido alejándose, mi respiración entrecortada.

Estaba segura que mi aspecto no era el mejor, hasta que sentí un tironeo.

—¡Kat! ¡respira! ¿Qué cosas ves? ¡Kat!

—C-cielo... —apenas podía describir lo que miraba mientras que reconocí a mi hermana mordiéndome el brazo para que entre en sí.

En algún punto logré calmarme, Petra llamó a Erwin y me dejaron en casa, no miré a nadie, sólo dejé que la mordida de Sasha continuara en mi brazo para recordarme que sigo viva.

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Actualmente...

—¿Te enteraste? —la voz preocupada de mi mejor amiga era clara señal de que recién se enteraba.

—Si.

—¿Qué harás?

—No lo se, ¿Qué debo hacer? 

—Ni idea.

No lograba concentrarme en la mayoría de clases, parecía como si el mundo se hubiera puesto en mi contra, ¡carajo!

—¡Soy una adulta de casi 21 años! —golpee el piso con mi pie para caminar alrededor del campus.

No estaba segura que hacer, había evitado a Hange por casi todo el día, sabía que me estaba buscando, pero supongo que la dejaría ser.

—Con que aquí estas —lancé mi pie contra el responsable, la cuál detuvo con éxito el golpe.

Infinity - Levi AckermanWhere stories live. Discover now