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Kim Yewon

—Yewon —Nari hizo una pausa al no obtener mi respuesta—. ¿Yewon?

Aparté la vista del móvil y observé a mi amiga.

—¿Qué?

Nari apoyó la barbilla sobre su mano y me escrutó detenidamente mientras el resto de personas que iban y venían por la cafetería hacían su vida.

Era sábado por la tarde. Ya había pasado casi una semana desde que me reencontré con Jungkook en aquel bar y no había habido ni un solo día en que no hubiera charlando con él. Ni yo misma podía creérmelo, pero hablar con él era tan cómodo que, apenas me daba cuenta de que estaba escribiéndole, me preguntaba dónde había quedado la Kim Yewon que no buscaba tener nada con ningún hombre.

Cabe aclarar que eso no significaba, ni por asomo, que viera un futuro romántico con Jeon Jungkook.

Nari debió hacerse la misma pregunta en aquel momento.

—¿Con quién hablas? —inquirió, entrecerrando los ojos.

Su suspicaz mirada me amedrentó ligeramente.

Dejé el teléfono en la mesa que ocupábamos y tomé un largo sorbo del batido que me había pedido al llegar. Me relamí los labios, saboreando el toque de vainilla que le habían añadido.

—Adivina —dije, aparentando calma.

—¿Es ese chico? —No tardó en señalarlo como el principal culpable de que anduviera revisando mi móvil cada pocos minutos—. ¿El tatuado que fuma?

—Bingo —Afirmé.

Jugué con las mangas de mi camiseta y ella lo notó. Para mí era un gesto inconsciente que ejecutaba siempre que me veía acorralada, pero Nari sabía que ese movimiento hablaba mucho más de lo que yo diría.

—Pensé que no le ibas a dar una oportunidad —Ladeó la cabeza, interesada en mis delatoras gesticulaciones.

—No se la estoy dando —Me negué en rotundo y cerré la puerta que ella pretendía abrir de par en par—. Solo somos amigos.

—¿Amigos? —exclamó, flipando por la palabra que había empleado para describir el tipo de relación que había entre Jungkook y yo—. Viniendo de ti, eso es todo un logro —comentó.

—En realidad, ni siquiera nos conocemos tanto —Quise rectificar demasiado tarde Crucé ambos brazos sobre el pecho y miré el batido a modo de escapatoria. Sus ojos me daban miedo porque podía verme reflejada en ellos—. Solo hablamos por mensaje.

—¿Cada cuánto tiempo?

—Casi todos los días —Me mordí la lengua y ella esbozó una sonrisa pícara—. Es muy hablador y ...

—Vaya ... —susurró, escrutándome como si fuera un nuevo espécimen.

—No es lo que crees, Nari —declaré, inquieta.

A ella le divertía verme así de reacia a reconocer que Jungkook no era como los chicos con los que había salido antes. Era un mundo nuevo y tenía mucho por explorar hasta poder decir que confiaba en él. Sin embargo, incluso yo había notaba que sonreía más de la cuenta cuando hablábamos, que me hacía reír de formas inusitadas y que, si intercambiábamos mensajes por la noche, no quería sentir ni un ápice de sueño.

—¿Y qué es lo que creo? —Curioseó, leyendo entre líneas.

—No me gusta —Sentencié.

—No me vengas con ese cuento —me replicó ella. Parecía indignada, deseosa de echarme a los brazos de aquel chico—. No has dudado ni una vez en contestarle, Yewon.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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