Capítulo 5.- Los verdaderos demonios no nacen...

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Disclaimer: Los personajes de Hazbin Hotel no me pertenecen a su creadora VivziePop, A24, Bento Box Entertainment y Amazon. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Lucifer/Alastor

Aclaraciones y advertencia: esclavitud, violación, mención de violación infantil, tortura, muerte infantil, violencia típica del canon, modificación corporal por magia, los ángeles no son buenos, lactancia masculina, paloma muerta, Lucifer oscuro, Alastor bottom, y lo que se me ocurra.

Beta Reader:

Resumen: Con el infierno ganando poder y Lucifer haciéndose cada vez más fuerte, Sera acepta un trato para evitar la ruina del cielo. Los humanos serian esclavizados en vida y muerte.

Los ángeles y demonios, una vez enemigos jurados, ahora gobiernan sobre los mortales. Alastor, separado desde muy joven de su madre, es regalado a Lucifer por un ángel que ha caído meses atrás para ganarse su simpatía.

¿Qué destino le depara a Alastor ahora que le pertenece al mismo rey del infierno?

—f

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El infierno es eterno

Capítulo 5.- Los verdaderos demonios no nacen...

Había destrozado el retrato y todo lo que estaba cerca. Quemado como el dolor que le atormentaba desde que conoció a Lilith. No regresó a su habitación, no quería lastimar a Charlie con su mal humor, en su lugar, se dirigió al harem, despertando a Adam y Eva.

Sentado en un cómodo sillón frente a la cama, los observó tener sexo.

Había modificado los cuerpos de los dos primeros humanos, dotando a Eva de pene y a Adam de vagina. Lucifer disfrutaba de ver a la segunda mujer penetrando a su marido; embistiéndolo salvaje, pero aun entre la ferocidad de los embates, podía ver el amor escondido en la interacción.

El clímax de Eva se derramó en el interior de Adam, tomándose un momento antes de apartarse. Miró al rey del infierno con una radiante sonrisa.

—¡Lulu!, ¿qué te pareció?, ¿lo hicimos bien? —así era Eva, como un cachorro ansioso de complacer a su amo y recibir algún premio por su buen comportamiento.

Lucifer la apreciaba por eso. Eva era completamente diferente. Inocente, dulce y con un corazón más grande que sus pechos. Él la apreciaba, mucho más que a cualquier otro humano, por eso cuidaba de ella y Adam, que, de alguna forma también tenía cierto lugar en su corazón.

—Lo has hecho bien querida —dijo con una sonrisa. Eva soltó un chillido alegre, abrazando a Lucifer de tal manera que el rostro del rubio quedó enterrado entre su pecho desnudo.

—Eva, recuerda que no le gusta que hagas eso —ella se quejó, pero aun así se separó del ángel caído, pero el celestial le besó la mano con un cariño que a cualquiera fuera de ellos tres resultaría antinatural para el rey del infierno.

—Cariño, le pedí al chef que preparara algunos dulces, ¿por qué no vas a comerlos? Están afuera —a la segunda mujer se le iluminaron los ojos, dio un último abrazo a Lucifer y un sonoro beso en la mejilla antes de dejar la habitación, así, desnuda como estaba.

Pero el rubio era celoso, no permitiría que nadie más la viera así. Chasqueó los dedos haciendo que un conjunto pijama de pantalón y blusa de seda rosa cubriera su cuerpo antes de que pudiera abandonar el cuarto.

En la soledad, Adam contempló el rostro de su amo, leyéndolo como un libro para niños. Suspiró mientras se levantaba para tomar agua de la jarra que descansaba en la mesita de noche; bebió despacio, sintiendo la penetrante mirada del rubio.

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