(N/A: Semana antes de que Pond le ignorara por el cigarrillo)
Si bien mi forma de tratarlo no cambiaba, en un momento dejé de lado mi orgullo, y en uno de los descansos de nuestro trabajo, di un pequeño paso para que nuestra relación cambiara.
—Yah...
Dije déspota como siempre, mientras fumaba uno de mis cigarros, que si bien me hacían mal, no podía dejarlos así como así.
—¿Qué sucede, Khun Phuwin?
—¿Me enseñas a andar a caballo?
—¿Habla en serio? – preguntó asombrado.
—Si no fuera en serio, no te lo habría dicho, ¿no crees? Sabes perfectamente que no soy alguien quien se pasa todo el día bromeando cómo aquel viejo loco que tienes como tío.
—...
—¡Ja! ¡Sabía que era una idea estúpida! ¡Claro, es imposible que aprenda un "niño de ciudad"! ¿Verdad?
—¡No! ¡Claro que no es una idea estúpida! ¡Discúlpeme! Es que, realmente jamás me lo hubiese esperado de usted, ¿pero sabe? Su iniciativa me pone realmente feliz - él me sonrío —Por supuesto Khun Phuwin, estaré realmente encantado de enseñarle a andar a caballo, verá que luego que se acostumbre y aprenda, ya no le tendrá tanto miedo. ¡En verdad me alegra que haya decidido quitarse ese miedo!
Estaba intentando formular una respuesta que suene convincente, pero en este momento, nada se me ocurría, por lo que gracias a Dios volviste a interrumpirme una vez más.
—¿Qué le parece, si empezamos mañana mismo? Ya que a la tarde, tenemos libre, pues sólo hay que revisar las condiciones en que se encuentran nuestras manzanas, y pues de eso, siempre se ocupa mi tío.
—Sí cómo quieras...- Lo único que quiero es pasar tiempo contigo, y que no puedas huir cuando la situación comience a tornarse incómoda para ti.
—Qué no se diga más entonces ¡Mañana mismo comenzarán sus clases de equitación!
Dijo mucho más emocionado que yo. Yo simplemente suspiré, expulsé la última bocanada de humo, tiré el cigarro, y me puse de pie, pues debíamos seguir trabajando y aunque no fuera para nada de mi agrado, era la única manera de pasar tiempo con él, con aquél torso al desnudo centelleante perlado por el sudor, el oído, con su tan dulce, melodiosa y profunda voz, el olfato, con su aroma, el tacto, con aquellos roces accidentales al pasarnos las cosas, y el gusto, con aquellos imaginarios roces con sus labios.
Y así, agonizando por éste "amor/deseo" no correspondido, llegó el tan anhelado día. Mis clases de equitación comenzaban finalmente.
—Bien, ya estamos aquí.- Se oía emocionado cómo niño pequeño, mientras que yo más nervioso no podía estar, por lo que tragué saliva. –Subamos a AnJi- Dijo él avanzando hacia ella mientras colocaba una mano en el lomo y la acariciaba con suma ternura y cuidado, ¡Cómo me gustaría que fuera así conmigo también! Por primera vez, estaba celoso, envidiaba a un animal, a un caballo, una yegua... —¡Khun Phuwin! ¿Me escucha? ¿Puede subirse o le ayudo?
—Sí, puedo. - "Creo", terminé la frase en mi mente. –Apártate.
Y él observándome como siempre, algo sorprendido ante mi tono, se aparta y frunciendo mi ceño, me esfuerzo al máximo por no quedar en ridículo, pero me fue imposible. Quede colgado del lomo del animal, cómo si me tratara de una bolsa de papa.
—Así no se hace Khun Phuwin, permítame enseñarle.
Dijo él con una sonrisa algo divertida, aunque era más amable que otra cosa, y se acercó a mí.
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La manzana más deliciosa [PondPhuwin]
FanfictionA Pond le es asignado un chico de ciudad para su cuidado durante dos meses. Al principio no siente el mínimo interés en enseñarle a Phuwin las labores del campo, pero conforme pasa el tiempo, descubre que detrás de la ruda fachada de Phuwin, se esco...