Prólogo

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Pov. Pond

Sí, lo sé, lo sé - Suspiró derrotado pues al parecer quien estaba del otro lado del teléfono no lo dejaba hablar. Mi tío simplemente se limitó a asentir y a escuchar atento a aquella otra persona, totalmente resignado. —De acuerdo. Sí, está bien, cuando tú quieras lo envías hacia aquí.

Se despidió y cortó la llamada, suspiró una vez más y me miró, pues yo me encontraba allí observándolo con curiosidad.

—Sé que no te gusta mucho que entren a tu habitación, y toquen tus cosas, pero debo decirte que cuando te desocupes, comiences a reacomodar tus cosas y dejes una mitad de ella libre. Tendremos visitas. Y una muy prolongada.

—¿Por qué en mi habitación, tío? ¡Esta estancia es enorme y tenemos la habitación de huéspedes!

—Sí, lo sé Pond, pero la habitación de huéspedes está cumpliendo la función de depósito. Y sabes que si sacamos las cosas de allí, no tendríamos dónde ponerlas.

—¿Y por qué no haces tú, el espacio en tu habitación? ¿Te llamaron a ti, no es cierto? Es conocido tuyo no mío ¿Por qué tengo que compartirla con alguien a quien ni siquiera conozco?

Mi tío volvió a suspirar algo cansado e irritado, pero yo no tengo la culpa de que él se comprometa con algo, que no tiene intenciones de cumplir, ni tampoco que tienen que ver conmigo.

—Porque no es "el conocido", el que vendrá a hospedarse, sino su sobrino.

—Con más razón, no tengo nada que ver con él. Atiéndelo tú.

Me di media vuelta, con claras intenciones de retirarme del lugar, pero mi tío me retuvo allí.

—Es que no entiendes, ¡Tiene casi tu misma edad! ¿Qué mejor que dejarlo en tu habitación, para que pueda sentirse un poco más a gusto en éste lugar, que de seguro, le parecerá el mismísimo infierno, por ser un niño de ciudad?

—¡Con más razón, tío! ¡Sabes que odio a esa clase de personas, que se creen superiores por ser "urbanos"! ¡Sabes que odio esas personas que no saben apreciar la belleza, la tranquilidad, y la naturaleza que este ambiente rural ofrece!

—Lo sé, lo sé, pero por eso es que quiero dejarlo a cargo de ti, para que le enseñes, justamente todas esas cualidades que vivir en éste lugar ofrece, ¿y qué mejor persona que tú? Un apasionado campesino, que realmente ama lo que hace.

Quería reclamar, pero me calló.

—Lo siento, ya lo he decidido, y quedará a cargo de ti, tú le enseñaras todos lo que sabes, trabajarás con él, y le enseñarás a apreciar mejor este ambiente. Cuento contigo, querido sobrino.

Sonrió de la nada, luego de haber dicho aquello de manera seria, para así retirarse. ¿Quién se creía que era mi tío para ordenarme de esa manera?

En realidad, es mi tutor a cargo. A pesar de tener 19 años, dependo de él, aunque no veo la hora de poder independizarme, y así de esa manera, dejar de causarle tantas molestias, poder ayudarle con el mantenimiento de esta estancia y parcelas de cultivos a su cargo. Si bien el dinero no le faltaba, tampoco le sobraba a grandes rasgos, pues siempre buscábamos la manera de vivir con lo justo y necesario.

Cuando volví a la realidad, tomé mi silla de montar, las riendas, y me dirigí al establo, pues era momento de arriar a las ovejas, junto a Magnus. Ya en el establo, mientras colocaba la silla de montar, empecé a procesar lo que mi tío había dicho. O por lo menos en la mayoría, pues acepté el hecho de que tendría a alguien a cargo, pero a pesar de que odiaba esas personas tan "urbanizadas", le encontré el lado positivo. Tendría la oportunidad de hacer lo que realmente me gustaba, enseñar, me gustaría ser profesor, o algo que tenga que ver con el campo, aunque realmente lo que más disfruto hacer es lo relacionado con lo equino, es decir los caballos, y la "Fruticultura".

La manzana más deliciosa [PondPhuwin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora