Guerra.

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Río y Agatha intercambiaban varios mensajes a lo largo del día. Su relación era más virtual que presencial debido al trabajo. Levaban tres meses y solo se habían visto cinco veces. Hasta que Río le sugirió una idea alocada

"¿Y si te mudas conmigo?. Mi casa es muy grande. Tengo pantalla gigante y alberca. Te prometo que no te arrepentirás."

En las relaciones de chicas las cosas avanzaban demasiado rápido. Las chicas son decididas y saben lo que quieren. No se molestan en esperar tanto

Un repentino silencio acompañó a Río mientras esperaba el mensaje de respuesta… Veía los puntos suspensivos moverse, pero no llegaba ningún mensaje.

"De acuerdo vivamos juntas… Te advierto necesito una habitación para mi estudio porque pienso seguir escribiendo".

"Tendrás todo lo que desees, mi amor". – Escribió Río antes de mandarle un corazón negro. Ese era su sello. Era su forma de decir que la amaba.

El día de la mudanza llegó. Agatha estaba afuera de la casa de Río mientras varias personas descargaban algunas cosas. No se había desecho de su casa. Solo la mantenía con algunos muebles y ropa, para tener un lugar al que volver si debía retomar su vida de soltera .

Ambas estaban felices después de que todas las cajas estaban dentro de casa. Abrieron una botella de vino para celebrar.

Río llevaban las copas entre sus manos.

―Que nuestra historia de amor tenga muchos más capítulos. – Dijo Río mirándola a los ojos. Agatha tomó su respectiva copa y dio un sorbo a su bebida.

Se acercó para besar a Agatha en los labios y recargó su frente sobre la de ella.

Estaban felices, alegres y a salvo hasta que pasó una semana y Agatha se estrelló en el auto camino a casa y perdió su memoria, sus recuerdos estaban confusos, había olvidado todo;  incluso el día de su firma de libros.



Oficina del doctor.

―No lo entiendo. ¿Por qué cuando me vio? . – Lo hizo con miedo. -Expresaba Río

―Su memoria sufrió daños significativos… La recuperará con el tiempo. Hasta ahora piensa que es 3 de septiembre. Es normal en accidentes como el suyo

―Entonces...¿volverá a recordarme? . Somos una pareja. ¿Que espera que haga?. No puedo alejarme así nada más

―Respecto a eso señorita Vidal. La escritora Harkness pidió que Wanda Maximoff, su esposa pasara recogerla.

Río sintió que le cayó un balde de agua fría. Agatha había mencionado a una pelirroja que la había engañado con la cual había iniciado el trámite de divorcio

―Pero ¿qué hay de crear nuevos recuerdos? ¿Su memoria a corto plazo es buena?

―El golpe creo varios daños. Su cerebro esta inflamado y afecta al hipocampo. Lo cual complica la retención de recuerdos nuevos. Al menos por un mes y medio tendrá memoria durante 24 horas y después olvidará todo.

Se abrió la puerta del ascensor y una mujer de 36 años salió imponente y poderosa, vestida de traje sastre.

―Vengo a ver a Agatha Harkness dijo en la recepción.

La señorita de recepción le dijo el número de habitación. Río jaló a Wanda antes de que entrará a la habitación de Agatha.

―Ni se te ocurra. Debes detenerte. Lo que sea que intentes detenlo ahora mismo. -Dijo Río en el pasillo de urgencias

―Agatha y yo aún seguimos casadas Rio. – Le mostró el dedo anular con el brillante anillo.
―Así que volverá a nuestra casa en Westwiew

―Wanda ella ya no te ama. Deja que yo me la lleve. La cuidaré bien. Hazlo por ella.

―Lo siento Río, pero no impedirás mi final feliz.

Wanda entró a la habitación de Agatha. La castaña sonrió y estiró los brazos. Se abrazaron y luego Wanda le dio un beso.

Río sabia la dirección en la que antes vivían ellas dos. Hizo un par de llamadas y ofreció una generosa suma para comprar la casa de a lado. Daría guerra a Wanda sería la vecina entrometida y dispuesta a hacer lo que sea con tal de recuperar a su mujer. La guerra había empezado.

50 Primeras Citas: Un Amor ConfundidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora