Cap 2. 🦁

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Entraron a la recámara y comenzaron a besarse llenos de pasión y lujuria

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Entraron a la recámara y comenzaron a besarse llenos de pasión y lujuria. El pecoso se dejó llevar y pasó sus manos por todo el cuerpo del rubio mientras que el contrario posó sus manos directamente en su trasero y lo apretó.

Max se deshizo de su estorbosa ropa y se acosto en la cama esperando ansioso al tapatío.

El segundo se tomó su tiempo mientras visualizaba al rubio. Ojos azules y claros, piel blanca y bien cuidada y unos muslos que se moría por comer. Imitó al menor al quitarse sus prendas.

Se puso de rodillas en la cama sobre el neerlandés, quien tenía chispas de lujuria en sus ojos. Comenzó a dejar besos en el cuello de este lo que provocó que soltara suaves gemidos mientras le acariciaba en cabello.

Mientras esto pasaba Max ya sentía encima suyo el miembro duro del mexicano, así que se apresuró a cambiar de posición quedando el arriba y rápidamente bajo para desabrochar el cinturón del moreno.

Al bajar los bóxers dejo ver el pene de gran tamaño, lo que lo hizo tragar saliva y a la vez sonreír.

—Tan desesperado, mi leoncito —dijo con voz ronca, producto de la excitación.

—¿Como evitarlo? Desde que entraste al bar no te quite los ojos de encima.

Max comenzó a besar la punta mientras con una mano acariciaba los testículos de Checo.

Después de un rato decidió introducir toda la verga en su boca, cuando a penas iba por la mitad sintió como el tapatío se sacudía en un escalofrío.

Amoldo sus labios al tamaño del miembro y comenzó a subir y bajar hasta sentirlo en su garganta. Checo comenzó a soltar gemidos mientras empujaba al cabeza del rubio para que llegara más profundo.

—Parece que no me equivoque contigo, Maxie.

El neerlandés se detuvo un momento. Maxie, que lindo apodo de parte de alguien que no iba a volver a ver en su vida, ¿por que eso era, no? Una aventura de borrachera. Después de eso, cada quien iba a seguir su camino.

Max se separó del mexicano y este hizo que cambiaran de posición quedando el encima del rubio. Quito por completo sus boxers y levantó una de las piernas del menor, quedando su agujero expuesto.

—¿Quieres esto, leoncito? —dijo Checo mientras rozaba su verga en la entrada del rubio.

—Si, mi-mijn liefje

Max asintió como pudo, pues estaba completamente cegado por la lujuria, al mismo tiempo que con sus manos abría más su culo para el pecoso.

Checo introdujo su miembro dentro del neerlandés y comenzó un vaivén que hizo que ambos soltaran gemidos como si fuera una melodía.

Cambiaron de posición y esta vez era Max quien estaba arriba de Checo, montándolo. Puso su manos en sus hombros y comenzó a saltar arriba del pecoso y Checo comenzó a masturbar el miembro de Max que ya tenía gotas de líquido preseminal

No te contaron mal || ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora