Capítulo 4

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Después de un gran descanso tras el agotamiento de los últimos días, el Viajero despertó, aunque extrañamente, se sentía aún más cansado.

Aether: Siento como si no hubiera dormido nada... —se sobó los ojos mientras miraba a Paimon, quien parecía haber tenido la mejor siesta de su vida.

Paimon: ¡Buenos días, Aether! —dijo, flotando en el lugar—. Paimon cree que tu expresión de muerto se debe a tener que lidiar con chicas todos los días. —Con una expresión de burla le hablo a su compañero.

El Viajero solo la miró, sin quejarse, completamente de acuerdo con su comentario.

Paimon: Bah, ¡son cosas que solo tú entenderías! Paimon, en cambio, goza de su popularidad sin tener que lidiar con nada. —Lo decía orgullosa, mientras Aether solo suspiraba, pensando en todas las veces que ella hablaba más de lo que realmente le había ayudado.

Después de desperezarse por completo, Aether se levantó de la cama y se dirigió al baño para echarse agua en la cara. Al mirarse en el espejo, intentó entender si su apariencia realmente lo hacía tan popular en este mundo. En el pasado, también hubo chicas interesadas en él, pero nunca con tanta intensidad como aquí. Tal vez simplemente nunca captaba las indirectas.

Aether: Paimon... —hablo saliendo del baño aún con la cara húmeda—. Nunca te he preguntado antes, pero, ¿según los estereotipos de cada región de Teyvat, soy atractivo?

Paimon lo miró con una sonrisa descarada, lista para soltar cualquier comentario que lo molestara.

Paimon: Tal vez... O puede ser que a todas las chicas que hemos conocido les falte un tornillo.

Aether la miró con una expresión de enojo, aunque luego encogió los hombros. En el fondo, no podía negar que algunas chicas casi lo habían matado en el pasado, así que no estaba tan lejos de la realidad.

Aether: En fin, apresúrate, tenemos que irnos. —Tomó una toalla para terminar de lavarse la cara, mientras Paimon aprovechaba para seguir comiendo lo que el Viajero había guardado en su bolso.

Paimon: ¡Hai!

Pronto, ambos recorrían las calles de Sumeru. De vez en cuando, algunas personas los saludaban, ya que eran famosos por todas sus hazañas en otras regiones. Sin embargo, Aether notó que los eruditos que se cruzaban en su camino no lo miraban con mucha amabilidad; de hecho, parecían mirarlo con desprecio. Supuso que la razón podría ser que desde su llegada había estado preguntando por la Reina Menor Kusanali a todas las personas que encontraba, incluso a los miembros y estudiantes de la Academia de Sumeru.

No le preocupaba; en Inazuma también había recibido miradas similares antes de abolir el decreto de captura de visiones, así que ahora solo les sacaba el dedo medio cuando no lo veían.

Paimon: ¡Aether, Aether! —Los gritos de Paimon lo sacaron de sus pensamientos.

Aether: ¿Hmm? ¿Qué pasa, Paimon? —Miró hacia donde ella señalaba, al final de un camino al costado de ellos—. ¿Qué carajos...?

Por un instante, vio la silueta de una pequeña figura de cabello blanco, pero al parpadear, desapareció. No entendía qué estaba pasando.

Aether: ¡¿?! —Miró sorprendido a Paimon, quien rápidamente se escondió detrás de él al ver aquello.

Paimon: ¡Por favor, dime que también la viste, Aether! ¡Dime que Paimon no está alucinando!

Aether: ¡Tranquilízate, Paimon! —le dijo, tratando de calmarla—. Sí, sí la vi.

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⏰ Última actualización: Nov 11 ⏰

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T.R.A.V.E.L II - [Aether x Sumeru, Fontaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora