En un juego de cruel de amor, Fang, un joven y apuesto alfa, apuesta por conquistar el corazón de Edgar, un encantador omega. Sin embargo, lo inesperado sucede, Fang se enamora profundamente. Pero su victoria no será fácil.
Ahora, deberá enfrentar a...
Chester un joven alfa estaba sentado en la banca del patio, emocionado mientras relataba a Edgar sus últimas travesuras que le había hecho a su amiga Mandy. Las risas y las bromas que le hacía siempre lo llenaban de energía, pero hoy, su entusiasmo se desvanecía poco a poco. Miró a su mejor amigo, pero se dio cuenta de que Edgar no le prestaba atención. En cambio, sus ojos estaban fijos en Fang,otro alfa, un alumno de quinto año que se reía con su grupo de amigos.
—Y entonces, abrio su mochila que estaba llena de sem-… —comenzó Chester, pero sus palabras se perdieron entre el bullicio del recreo.
Chester se dió cuenta que Edgar solo se la estaba pasando observando a Fang...Un nudo de celos se formó en el estómago de Chester. A veces, deseaba que Edgar le prestara un poco más de atención. Siempre estaba detrás de él, intentando captar su mirada, pero Edgar solía escaparse para ver a Fang, siempre hacia lo mismo.
Frustrado, Chester decidió actuar. Estiró su brazo y tiró de la bufanda morada con blanca que rodeaba el cuello de aquel Omega llamado Edgar.
—¡Ey! —exclamó, con un tono más serio—. Te estaba diciendo algo importante.
Edgar giró su cabeza, sorprendido, y de inmediato buscó su libreta. Era el regalo que Chester le había hecho cuando se enteró que Edgar era mudo, una libreta llena de hojas en blanco y biromes de colores para que pudiera comunicarse mejor, desde ese entonces comenzaron una gran amistad, ya que Chester habia gastado su mesada para aquel regalo que era realmente caro.
—Lo siento mucho Chester, que decías?📄.
Chester suspiró, sintiéndose herido y un poco enojado. No quería que su amigo se sintiera mal, pero la situación lo frustraba.
—Ahg...nada—decia el peli rojo mirando el suelo con tristeza, el también quería un poco de atención de Edgar.
Edgar, al ver la expresión de Chester, se inclinó hacia él, sintiendo que debía hacer algo más que escribir. Con un movimiento suave, comenzó a enrollar la bufanda alrededor de Chester, como si lo abrazara.
Chester sintió la calidez de la bufanda, y a pesar de su enfado, no pudo evitar que una sonrisa se asomara en su rostro. Sabía que los abrazos eran la debilidad de Chester, un gesto que siempre lo hacía sentir mejor.
Bueno, Chester solo permitía que el único que le pudiera dar abrazos fuera Edgar, ya que cuando una chica beta llamada Colette intento hacer lo mismo casi la saca volando por la ventana.
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En un rincón del patio, Fang estaba riendo y disfrutando del recreo. Maisie, una joven beta con una personalidad chispeante, le lanzó una mirada traviesa.
—Oye, ¿has notado que un omega te estaba mirando todo el recreo? —preguntó, con una sonrisa cómplice.
Fang, alzando las cejas y rodando los ojos, respondió sin mucho interés.
—¿Es el chico de tercero llamado Edgar, verdad?.
Maisie asintió entre risas, disfrutando del drama que se estaba gestando. Fang, con un tono despectivo, continuó.
—No estoy interesado en ese chico. Es solo un omega defectuoso que no puede hablar.
La risa de Maisie se detuvo por un momento, pero Fang no parecía darse cuenta del impacto de sus palabras.
—A mí solo me llama la atención una joven omega llamada Janet. Ella sí está en mi nivel.
Buster, frunció el ceño al escuchar cómo Fang hablaba de Edgar. No le gustaba cómo se refería al chico que, a pesar de su mutismo, solo buscaba amor y aceptación.
—¿Por qué hablas así de Edgar? —interrumpió Buster, su voz cargada de descontento. —Es solo un chico que está enamorado y busca a alguien que lo quiera.
Pero Fang y Maisie solo ignoraban las palabras del alfa peli naranja.
A Buster le caía bien Edgar. En secreto, había pagado algunas veces al chico para que le hiciera su tarea, reconociendo su inteligencia. Así que escuchar a Fang menospreciarlo le resultaba molesto.
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó de nuevo las apuestas que estaban haciendo Fang y Maisie.
—¡Te doy 800 gemas si logras salir con el emo por un mes! —exclamó Maisie, con una sonrisa desafiante en su rostro.
Fang, siempre buscando salir victorioso en cualquier situación, se quedó pensando un momento. La idea de salir con Edgar, aunque le parecía absurda, también le ofrecía una nueva oportunidad para demostrar su atractivo.
—Está bien, acepto —dijo Fang, con una sonrisa astuta. —Pero solo porque siempre gano estas cosas.
Buster miró a Fang con desaprobación, sintiendo que todo esto no era más que un juego cruel.
—¿No crees que esto es un poco… cruel? —preguntó Buster, su tono lleno de preocupación.
Fang se encogió de hombros, ignorando la advertencia de Buster. La risa de Maisie resonó mientras celebraban el nuevo desafío, dejando a Buster con un mal presentimiento en el estómago.
Mientras la risa y las apuestas continuaban, Buster no pudo evitar pensar en Edgar, sabía que Edgar era un Omega que siempre le había ido mal en el amor.