Mi vida.... No me pertenece

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—¡Jajajaja! Una diosa no puede morir ¡Ya es hora de que te entregues a mi Kazuma!

Mientras sentía una gran ira y decepción por mi, por no salvar a mis seres queridos. La voz de la culpable sonó de la estatua de piedra donde ella quedo petrificada con Megumin. 

En eso una luz salió...

—¡Mueran!

Frente a mis ojos, mi hermanita y Yunyun que estaban petrificadas por la muertes recientes de mi grupo, cayeron sin vida. De la misma forma que Darkness pereció, mi mejor amiga y mi hermanita, murieron.

(Nota del autor: Pendejos no duran nada)

— ¡Como te atreves! ¡El problema es conmigo y tu tuviste la cobardía de matarlas!

— ¿¡De que te sorprendes!? ¿¡No te das cuenta!? ¡Todo este tiempo me he parecido a ti y a tus trucos sucios para tener lo que quieres! ¡Pero solo que yo... Lo llevo a niveles divinos!

En eso...

— ¡Maldita seas Aqua!

— ¡¿?!

Una luz azul acuosa me rodeo, sentí como mi cuerpo se llenaba de un poder abrumador. Me sentía como un dios, bajo la protección de una diosa. Mi diosa útil. 

En ese momento me invadió una sed de venganza y justicia, ella tenia que pagar por todo. Como si el aura acuosa me digiera que tengo que hacer. Como una herramienta para un fin mejor. 

¡Para poder conservar la paz y vengar la muerte de mis compañeras, amigas... familia!

— ¡Te voy a eliminar!

Con un fuerte grito me levante de mi estado de depresión y angustia, con la bendición de mi diosa rápidamente tome una posición de combate.

Por fin... la trampa con la que vine a este mundo me es de utilidad.

— ¡No te resistas más pastelito! ¡Yo solo quiero que tu me ames!

— ¡Lo siento pero yo ya tengo familia y una diosa, la cual adorar!

— ¡Ya lo veremos! ¡Dijeron tu "Familia"! ¡Claro, ya no pueden!

— ¡Te odio Eris!

— ¡Yo te amo!

Mi ira ante esta diosa crecía más y más de una manera exponencial que no parecía tener limites.

Mi meta era clara, si tenia que perderlo todo y ceder durante toda la eternidad gracias a la estúpida inmortalidad que ella me dio... ella tenia que tener mi retribución divina. Aun sabiendo que iba a perder, mis ganas de pelar por los que murieron seguía en pie. No me imagino un mundo donde no di todo de mi.

— Aunque pierda, prometo por los que murieron que la vas a pagar.

— Como quieras pastelito, solo aplazaras lo inevitable ¡Pero te hare el favor de borrarte todo para que solo tu y yo seamos uno sin rencores!

Mi mente y el deseo .... No, la esperanza de ganar, donde sea feliz y pueda soñar.

¡No debe morir!

— ¡Ten claro esto Eris! ¡No puedo permitir que sigas viva, aun sabiendo que eres inmortal! ¡Encontrare la forma de eliminarte! ¡Voy a poner fin a todo esto!

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Kazuma se encontró de pie en el vasto cielo nocturno, donde un suelo blanco en forma de tablero de ajedrez flotaba en la inmensidad. La oscuridad lo envolvía por completo, iluminada solo por las losas que parecían emitir un resplandor frío y fantasmal. Frente a él, Eris lo miraba con calma, una figura serena e imponente entre las sombras.

—¿Seguro de esto, Kazuma? —preguntó ella, con una sonrisa que intentaba ser amable—. Ya te lo dije... no quiero hacerte daño. Solo quiero que olvides este dolor ¡Y que me ames!

Kazuma mantuvo su postura, con la espada en la mano y una expresión que reflejaba cada pérdida que había sufrido. El suelo se sentía inestable bajo sus pies, como si los propios cuadrados de ajedrez estuvieran a punto de disolverse.

—No voy a dejar que borres mis recuerdos —dijo, su voz dura y clara—. No después de lo que hiciste. Mis amigas... Ellas confiaban en mí, y tú las mataste.

Eris lo observó en silencio, y por un momento, una sombra de dolor cruzó su mirada. Pero rápidamente recuperó su compostura, extendiendo una mano hacia él.

—Acabare con esto rápido —le advirtió suavemente.

Kazuma apretó los puños. No había espacio en su corazón para el descanso ni para las promesas de un "nuevo comienzo". Solo le importaba una cosa: hacerle entender a Eris el dolor que él sentía, aunque eso significara luchar hasta el agotamiento contra una diosa inmortal.

—¿Acabar con esto? —su voz apenas era un susurro, pero resonó en el silencio del cielo—. Acabare con esto yo... ¡cuando te destruya!

Con un grito de furia, Kazuma se lanzó hacia adelante, su puño alzado y su mirada ardiendo con la fuerza de su convicción. Eris, con un movimiento casi elegante, esquivó su ataque y, al mismo tiempo, un círculo de luz brotó de sus manos, formando hilos dorados que serpenteaban hacia él.

—No tiene que ser así, Kazuma. Déjame amarte... —dijo ella, su voz suave pero decidida.

Kazuma giró sobre sí mismo, evadiendo los hilos de luz y dirigiendo un golpe directo a la cabeza. El golpe atravesó el aire, apenas rozándola, pero lo suficiente para que Eris retrocediera.

—¡No quiero amarte! —gritó él, su voz quebrándose por un instante—. ¡Quiero matarte!

Eris lo miró en silencio. Sabía que cada palabra, cada recuerdo, solo lo llenaba de más rencor, de más determinación. Ella extendió ambas manos hacia él, y el tablero de ajedrez bajo sus pies empezó a temblar y a desmoronarse lentamente, como si el propio cielo respondiera a su poder.

Kazuma sintió el suelo ceder, pero se mantuvo firme, plantado en el último cuadro que quedaba bajo sus pies.

—No importa cuánto me quites —dijo, su mirada fija en ella, desafiante—. Jamás te amare.

Eris suspiró, con una mezcla de tristeza y resignación. Pero antes de que pudiera decir algo más, Kazuma se lanzó de nuevo, dispuesto a desafiarla hasta el final.

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Aquí la historia se divide en 2 finales. 

-Canon. (meta: 20 estrellas y 30 comentarios)

-Alternativo. (meta 50 estrellas y 40 comentarios)

ustedes deciden si publico solo en canon o también le hago su alternativo.

Si quieren epilogo.

3k de lecturas...

Con esto esta historia termina....

¡Gracias por leer!

"Mi vida" no me pertenece - Konosuba -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora