caeruleum capillum

127 14 2
                                    

Bajo la sombra de la bella Piltover, se encontraba Zaun, un lugar lúgubre y frío. Dicen que todo lugar tiene su encanto, no era así con Zaun.

Era un lugar con el aire contaminado, sucio y oscuro. Las personas por otro lado, los "Marginados Sociales" como les decían los de arriba, eran personas trabajadoras, algunos criminales, otros que no nacieron con la suerte de no tener un buen apellido y debían arriesgar su vida para conseguir unas míseras monedas, algunos venían su cuerpo, y otros venían... brillo.

Una droga altamente adictiva, además de proporcionar un estado extasis, otorga fuerza y resistencia inhumana. La mente criminal detrás de esto era Silco, un hombre menudo y delgado, ácidamente carismático, temido y amado por muchos. Junto a sus fieles secuaces estaba su alquimista Singed, su mano derecha Sevika y su amada hija (adoptiva) Jinx.

Desde la última entrega de brillo —que por más está decir que salió mal— la caída economía fue en picada, algo que tenía más que nervioso a Silco y a sus "socios comerciales"

—Perdimos un cincuenta y tres por ciento de nuestra mercancía, mis clientes están vueltos locos, Silco

El mencionado masajeaba su cien, sin mirar a nadie.

— Que mierda ocurrió? Creíamos que tu...criatura se encargaría de todo.

Silco dirigió una mirada inyectada en veneno al hombre que tuvo la osadía de llamar "criatura" a Jinx.

—Sevika... muéstrale cómo trato a quien insultan a Jinx.

La morena se apresuró a sacar una daga, y se dirigió al hombre de manera amenazante.

—NO! Mentira Silco... yo... lo siento, hablé sin pensarlo.

Esperó las instrucciones de su jefe, el cual solo negó con desdén.

Sevika levantó su brazo, y con una presión que podría afeitar el culo de una mosca cortó la oreja del hombre.

Este se llevó su mano a la oreja ensangrentada, llorando y gritando maldiciones salió de la habitación.

— Retírense todos, les hablaré cuando tenga un plan... por ahora es mejor que dejemos esta conversación hasta aquí.

Los presentes miraron a Silco indiferentes, algunos con desdén, más no dijeron nada.

—Comienzas a perder la confianza de nuestra gente, todo porque no quieres que ella asuma las consecuencias.

La mujer miró a Silco expectante, sabían que habían tenido demasiados retrasos por la peliazul.

— Limpia el desastre, y no vuelvas hasta que esté hecho.

Sevika se retiró regañadientes, maldiciéndomela para sus adentros. El hombre volvió a recostarse sobre su asiento, y a los segundos bajó Jinx quien había escuchado todo desde las vigas de la habitación.

— Lo siento, yo me quedé paralizada, esa chica se parecía demasiado a...

Violet; su hermana.

Incapaz de continuar la frase, Jinx se abrazó a si misma, sintiendo como sus ojos picaban y amenazaban con salir lágrimas.

— No, basta — Dijo Silco— ella se ha ido, y si quieres avanzar... es mejor olvidarla.

Dirigió su mano hacia el rostro de la menor, y apretó suavemente una de sus mejillas.

—Yo me encargaré de que estemos bien, mi pequeña Jinx.

El hombre la observó durante unos segundos, anotar la mirada del hombre le dije sus ojos hacia él y lo observó con atención.

— De hecho, tengo un trabajo del cual te podrías encargar...

En otro lado de Zaun a las orillas del río que daba al desagüe, había una joven de cabello blanco, contextura delgada y ropa elegante, que contrastaba con el ambiente del lugar. Era una joven de Piltover, quien se encontraba haciendo actos de caridad en el lugar.

A su alrededor habían muchos niños, algunos sonriendo, otros jugando con los regalos que ella les trajo.

— Gracias por los juguetes señorita... — le sonrío uno de los niños dulcemente.

— Soy T/N Vaukeiver... y tu eres...?

El niño le sonrió ampliamente, llevando su mirada a sus pies por la vergüenza — Soy Finn.

— Que adorable nombre...

Antes de poder seguir ando con los niños, una voz los alertó.

— ¡Necesito ayuda! —una pequeña cabellera rubia se acercó corriendo hacia ella — Señorita por favor ayúdeme, mi hermana se está ahogando.

Una niña de no más de 8 años la miraba suplicante con el rostro lleno de lagrimas y tierra.

— Llévame con ella.

T/N venia de una casa en ascenso en Piltover, la joven era conocida por su bondad y por su deseo de ayudar a los necesitados. Las obras de caridad — las cuales su padre no aprobaba — siempre las hacía directamente con los niños de Zaun o con los orfanatos del lugar.

Planeaba estudiar medicina, y así poder ayudar en una forma mucho más práctica.

La Piltoveriana ni siquiera notó cuando llegaron al supuesto lugar, era una especie de cueva, habían pequeños charcos de agua, y una laguna en medio.

— ¿Donde está tu hermana cariño? — se dirigió a la niña, quien apuntó detrás de un roquerio cerca de la laguna subterránea.

A la joven se le hizo raro, eran aguas bajas, más no preguntó y se dirigió al lugar para socorrer a quien necesitaba ayuda.

Se llevó una gran sorpresa al notar que detrás de la piedra no había nada, además de un extraño graffity en el cual decía "Get Jinxed".

Vaukeiver buscó con la mirada a la niña que la trajo, más no encontró a nadie.

— Ten cuidado, no vayas a ahogarte.

Una voz maniática la hizo levantar su mirada a la cima de la roca, en esta había una chica de cabello azul, apuntándola con una pistola.

Sintió como alguien le ponía un paño en la boca, la chica intentó zafarse del agarre pero fue inútil, quien sea que la haya atrapado era el triple de fuerte que ella.

Su visión se nubló, y lo último que vio fue a la joven de cabello azul reír a carcajadas.

Cor Ferreum| Sevika y lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora