ᝰ.ᐟTodo se volvió un torbellino de oscuridad mientras escuchaba los gritos de la multitud en las gradas. Sentía el frío cortante del hielo seco bajo mi cuerpo, un contraste helado que se extendía por mi piel. El impacto del choque con mi compañero me había hecho perder el equilibrio, y el dolor que brotaba de la herida en mi cabeza se volvió pulsante e insoportable. Sangre caliente se deslizaba lentamente por mi frente, marcando un camino que llegaba hasta mis ojos, nublando mi visión. Lo último que pude ver antes de que todo se desvaneciera fueron varias manos que intentaban sostenerme, rostros desenfocados acercándose mientras me rendía a la inconsciencia en medio del show.
Los días siguientes pasaron en una confusión entre la realidad y el ensueño. La noticia de mi accidente sobre el hielo fue una ráfaga que arrasó por todo Teibat, convirtiéndome en el centro de atención. Las palabras de amigos, familiares y desconocidos se entremezclaban con el ruido constante de mi mente.Por lo que me dijeron, tuve suerte de llegar a tiempo al hospital antes de perder demasiada sangre. La herida en mi cabeza había requerido puntos de sutura, y el choque había sido tan impactante que los doctores aún se preguntaban cómo es que pude despertar tan pronto del coma en el que me había sometido. Tras meses de recuperación y largas sesiones de terapia pude salir del hospital junto a una recomendación por parte de los doctores. Debía dejar de patinar por los siguientes 4 años, una sentencia que implicaba dejar las competencias.
Abandonar mi sueño.
Lumine se mantuvo a mi lado, apoyándome en todo el proceso de mi recuperación. Una vez en casa, me senté en el sofá, mirando al suelo perdido, como si cada rayo de luz que me había iluminado alguna vez hubiese sido cortado de golpe.
—Sabes que lo dicen por tu bien, Aether —dijo Lumine con suavidad, sentándose a mi lado y poniendo una mano en mi hombro—. Volver a la pista es un peligro en tu condición actual. Te recuperaste rápido, pero no podemos estar seguros de cómo reaccionará tu cerebro ante la adrenalina de las competencias.
Intentaba calmarme y hacerme sentir comprendido, pero el dolor en su voz revelaba que ella también sufría al ver mi situación. Le devolví una sonrisa tranquila, intentando que no se preocupara más de lo necesario.
—Tranquila, te prometo que lo entiendo.
Mis palabras eran serenas, pero mi corazón, atrapado en una lucha silenciosa, contaba otra historia. Me levanté de mi lugar, tomando mi chaqueta, lo que provocó la mirada preocupada de mi hermana.
—¿Vas a salir? Está lloviendo afuera... —dijo Lumine, levantándose también, con un tono de preocupación evidente.
—Sí, no te preocupes. Llevaré paraguas, llegaré para la cena —respondí con una sonrisa que intentaba ocultar el nudo en mi garganta.
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𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘩𝘪𝘦𝘭𝘰 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘢 ა૮ 𝘓𝘺𝘯𝘦𝘵𝘩𝘦𝘳
RandomEn un mundo donde la magia y el hielo se entrelazan, dos almas se encuentran en el lugar menos esperado.