Una Ruta al Mañana

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Capítulo 1: Una Ruta al Mañana

La luz del amanecer se filtraba tímidamente por una de las pocas ventanas que aún quedaban enteras en la pequeña casa donde se refugiaban. Denji se despertó primero, abrazando con cuidado a su esposa, Makima, y a su pequeña hija, Nayuta, que dormía profundamente en medio de ambos. Verlas así, tranquilas y en paz, llenaba a Denji de una calma que pocas veces había conocido en este mundo destrozado. Sabía que la vida no era fácil en estos tiempos y que sus decisiones, especialmente la de tener una familia, habían sido juzgadas por algunos en la zona segura de FEDRA.

"Una niña en tiempos de escasez..." pensó, recordando los comentarios de aquellos que no entendían su motivación. Pero para Denji, Nayuta no era un error; era su motor, su razón para seguir adelante a pesar de las adversidades.

Con suavidad, colocó su mano sobre las mejillas de su hija, que dormía plácidamente. En un susurro, le prometió, "Mi pequeña princesa, pronto dejaremos de vagar de ciudad en ciudad. Encontraremos un lugar seguro, bonito, donde podrás jugar con otros niños y aprender cosas que yo nunca supe."

La pequeña Nayuta solo hizo un movimiento leve, pero su rostro reflejaba la tranquilidad de sentirse protegida. Denji le dio un beso en la frente, sintiendo el cálido amor que le hacía enfrentar el caos del mundo cada día. En silencio, se levantó para no despertar a Makima ni a Nayuta.

Justo cuando estaba por salir de la habitación, escuchó la voz de su esposa detrás de él.

"Fueron unas palabras hermosas," dijo Makima, observándolo con una pequeña sonrisa.

Denji, sorprendido y algo nervioso, le devolvió una sonrisa de medio lado. "No tan hermosas como tú," respondió, dejando que una expresión sincera se asomara en su rostro.

Makima se acercó a él y, de pie frente a frente, se dio cuenta de cuánto había cambiado él con los años. Denji, que en algún momento había sido solo un chico perdido y frágil, ahora le sacaba una cabeza de altura. La vida en este mundo había hecho que Denji se volviera más fuerte, decidido y, en cierto modo, más maduro. "¿Cuánto ha crecido desde que lo conocí?" pensó Makima, sin poder evitar sentirse orgullosa. Ella siempre había sido la mente astuta y poderosa, pero Denji había crecido hasta ser el pilar de su pequeña familia.

Makima le dio un suave beso, y él le respondió con cariño. Se separaron un instante, pero la mirada traviesa de Makima le dejó claro que aún quería más tiempo juntos. Él la miró a los ojos y, en un susurro, le propuso que encontraran un momento a solas antes de su partida. Makima, pensativa, miró de reojo a Nayuta, que seguía durmiendo profundamente, y asintió con una sonrisa antes de tomar la mano de Denji.

Más tarde, en la mañana

Mientras el sol seguía subiendo en el cielo, los preparativos para el día comenzaron. Aki, Quanxi, Kishibe y los demás discutían sobre el siguiente destino mientras miraban un mapa extendido sobre la mesa. Las marcas de desgaste en las zonas conocidas les recordaban los lugares peligrosos que ya habían explorado.

"¿Y bien? ¿Hacia dónde vamos esta vez?" preguntó Kishibe, rascándose la barbilla y mirando a sus compañeros con seriedad.

Quanxi señaló un punto en el mapa. "Creo que podríamos intentar California. Conozco a alguien allí que podría darnos apoyo y recursos."

Aki entrecerró los ojos, siempre cauteloso con los contactos externos. "¿Y cómo sabemos que podemos confiar en esa persona?"

Quanxi soltó una risa corta, pero seca. "Es verdad, puede que no nos reciba con los brazos abiertos. Pero si se trata de un intercambio, estoy segura de que sabrá cooperar."

Denji frunció el ceño, recordando la última vez que tuvieron un contacto externo y cómo las cosas casi terminan en una emboscada. "Lo dices como si fuera una garantía, pero no quiero llevar a mi familia hacia una trampa mortal. Si es un contrabandista, lo último que quiere es vernos después de la última pérdida de cargamento," dijo, claramente desconfiado.

Makima se unió a la conversación, con una expresión protectora. "Yo tampoco arriesgaré a Nayuta. No iré con desconocidos sin saber si la situación es segura."

Las discusiones continuaron, y aunque las tensiones aumentaban, todos sabían que encontrar un lugar seguro y estable era la única manera de sobrevivir y darle a Nayuta un futuro diferente al de los adultos que la rodeaban.

Mientras tanto, en el sótano

En el sótano de la casa, Nayuta jugaba con Himeno y Kobeni, rodeada de algunos juguetes desgastados que habían recolectado en sus viajes. Nayuta sostenía un peluche de oso y miraba a Kobeni, que tenía un viejo perro de peluche entre sus manos.

"¡Grrr! ¡Soy un oso saqueador, viajero, dame todo lo que tienes!" exclamó Nayuta, tratando de hacer una voz feroz.

Kobeni, sonriendo tímidamente, movió el perro como si estuviera temblando. "No, por favor, señor Oso, tengo hambre y frío después de un largo viaje."

Nayuta parecía muy metida en el juego cuando de repente Himeno, con un peluche de unicornio en las manos, lo hizo "caer del cielo."

"¡Oh no! ¡He llegado para proteger a los débiles! ¡Soy el unicornio protector!" Himeno levantó el peluche y comenzó a simular una batalla entre el oso y el unicornio. Nayuta miraba emocionada, y cuando el unicornio venció al oso, saltó alzando los brazos.

"¡Hurra! ¡La unicornio ganó!" gritó, dando saltos de alegría.

Himeno y Kobeni intercambiaron miradas, sonriendo al ver a la pequeña tan feliz. Para Himeno, estos momentos de alegría inocente eran un alivio en medio de todo el caos. Para Kobeni, el juego trajo recuerdos de sus propios hermanos. Sus pensamientos se desviaron un instante a momentos lejanos, a días donde no podía jugar con sus hermanos la comida y la ausencia de sus padres asían que esos momentos nunca existieran .

"¿Donde estarán ahora ?" se preguntó, perdida en recuerdos hasta que sintió el pequeño abrazo de Nayuta.

"¡Gracias, tía Kobeni, por jugar conmigo!" dijo Nayuta con una sonrisa. Kobeni la abrazó de vuelta, sintiendo el peso de la gratitud y la responsabilidad.

Luego, Nayuta corrió hacia Himeno y también la abrazó. "¡Y gracias a ti, tía Himeno, por ser la heroína del cuento!"

De vuelta en el comedor

Los adultos continuaban su discusión. Finalmente, Denji, con un marcador en la mano, trazó un círculo sobre la zona de California.

"Espero que tengas razón, Quanxi," dijo Denji, señalando el mapa y asumiendo el riesgo.

Quanxi, confiada, asintió. "Siempre tengo razón."

Aki, con la misma seriedad de siempre, intervino. "Entonces, alisten las cosas para el viaje. Partimos mañana temprano."

Makima observó a Denji, dándose cuenta de cómo había evolucionado en su papel de líder y protector. Años atrás, nunca habría imaginado que el joven vulnerable que conoció se convertiría en alguien en quien pudiera confiar de esta manera. En este mundo de incertidumbres, Denji era su fortaleza y su ancla. Mientras lo veía conversar y planear con sus compañeros, una mezcla de orgullo y cariño llenaba su pecho.

Así, el grupo continuó sus preparativos, conscientes de los peligros, pero impulsados por el deseo de encontrar un lugar que, en medio de la oscuridad, pudiera ofrecerles la esperanza de un nuevo comienzo.

Fin del capítulo 1.


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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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the last of chainsaw manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora