La brisa golpeteaba la ventana del tren que iba directo a la máxima ciudad de la luz, hacia un sonido gracioso y que a la vez inquietaba mucho a cierto castaño cuya mirada viajaba por el lugar. Estaba solo, no había mucho que hacer y se limitaba a jugar con los cordones de su gran suéter esperando que el viaje terminase.
El vagón era amplio, con toques mayormente de madera y metal, las personas que viajaban en el parecían importantes ya que conocía más trenes y ninguno se veía igual, era demasiado elegante para simples criaturas.
Si bien iba solo (ya que nadie lo acompañaba) en realidad el tren estaba lleno, aunque por alguna razón (no tan misteriosa) nadie quería acercársele, pero era normal, las brujas sin quererlo emanaban un vibra tenebrosa e incómoda por lo que no era de esperarse que algo como eso sucediera, mucho menos en él, eso sumado a su aspecto; lucir un gran suéter junto a unos desgastados jeans y el cabello revuelto no era algo común entre las criaturas de alta clase, porque claro hasta en el mundo de luz habían castas.
Le impacientaba no hacer nada porque así era su naturaleza, hiperactiva. No acostumbraba a esperar por tanto tiempo así que para calmar la pequeña ansiedad miró hacia afuera, un paraíso sin más, como recordaba, reconoció algunos Ent que indicaban la entrada de un pueblo, senderos de ensueño que te invitaban a entrar y refrescarte ante la maravilla de la naturaleza, aun cuando estaban completamente alejados de la ciudad el efecto que creaban te hacia despreocuparte y vivir. Quería leer el nombre pero la rapidez con la que el tren iba era tanta que no pudo, y lo estresaba.
Mirar a la naturaleza no era su fuerte, mucho menos admirarla, ya le bastaba con tener que soportar a los Ent, no quería árboles, quería sentirse completamente solo, en la aridez de los alrededores del bosque oscuro, estos que le recordaban lo que las criaturas solían pensar de ellos, aunque algo que llamó mucho su atención fue la cantidad de aves de distintas especies que volaban libres, esto porque en su hogar es más común ver animales carroñeros que de otro tipo y así fue como su viaje pudo ser más ameno de lo que hubiese creído. También intentaba convencerse de una cosa, el hecho de que no había traicionado a los suyos, aunque había dos puntos, no debería estar ahí y no debió ayudarlos, aun si con ello salvaba su pellejo, pero el hubiera no existe y lamentarse era algo que no hacía jamás, lo mejor era afrontar las consecuencias de sus actos pasados, eso le había enseñado su madre. Aunque de una manera exagerada y peligrosa, al menos le había servido.
El tren se detuvo abruptamente y si no fuera porque se aferró con fuerza de los asientos hubiera terminado en el suelo junto a sus dos maletas, con molestia las tomó, las criaturas lo veían con reproche al obstruir su viaje con el sonido de lo que sea que traía en sus maletas, ninguno le ayudo, solo lo miraron, si así lo miraban por haber hecho eso (que fue un total accidente) no quería imaginarse lo que harían si supieran de su naturaleza, saldrían corriendo cual cobardes, abrían algunos que lo retarían y él siempre ganaría porque estaba acostumbrado a ese ambiente, y con ellos no cambiaba, era como estar en casa con la excepción de que aquí no lo matarían, o simplemente era lo que quería creer.
Tomó sus dos pequeñas maletas, cargándolas como si nada y salió de aquel lugar, el olor a carbón y el sonido de las criaturas que iban y venían le producía una extraña sensación, este no era su lugar y aunque podia regresar algo más le decía que no, como un sexto sentido que le avisaba que debía arriesgarse, no perdia nada.
Algunas de las criaturas chocaron con su hombro de manera brusca y él solo podía voltear los ojos ante cada golpe, las maletas no pesaban pero era dificil caminar con ellas estando tan lleno el lugar, por cada paso que daba una se atoraba en algún lugar y tenia que regresarse, en dos ocasiones se le cayó en aquel duro cemento, llegó incluso a pensar en la posibilidad de hacer que todos terminaran en el suelo así él podria caminar por encima de todos, haciendoles saber que no importara su posición económica o su posición en la jerarquía de Secdown él iba a ganarles a todos y debian postrarse a sus pies, pero la realidad es otra y no podria hacer eso por lo que se conformó con pasar desapercibido, cuando por fin salió notó a tres hombres por supuesto mas altos que él y de trajes negros, con intercomunicadores para nada discretos, ceños fruncidos y siempre mirando hacia el frente, Jungkook supo que eran guardias del rey que esperaban por él.
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CONVEIN - Secdown Taekook
FanficJungkook acabó con la reina de las brujas y es llevado a un instituto de criaturas de luz para entrenarse sin que nadie sepa que es un brujo. Solo quiere terminar con ese trabajo y regresar a su oscuro hogar, pero cierta hada cambia sus planes compl...