Tres días después, la vida de Jimin Park no estaba mucho mejor que días antes. Todo estaba mal. Aún no descubría a la persona que lo había drogado. Su cuerpo ahora estaba recuperado y podría volver a sus actividades normales, pero por algún motivo aún no estaba preparado mentalmente.
Consideró tal vez llamar a alguno de los ligues ocasionales de una noche para pasar el rato y liberar tensión, pero esa idea solo quedaba en eso... una idea. Al final siempre regresaba a casa solo.
Y esa noche, en particular a las dos de la mañana, se encontró solo en la cama y sin poder dormir. La tensión y la ansiedad lo abrumaba, y todo era por culpa de cierto Alfa.
Después del incidente de la cafetería no habían hablado, ni siquiera estado solos en la misma habitación. Únicamente eran miradas a la lejanía en su lugar de trabajo.
Aunque Jimin no lo viera en primer plano al llegar al edificio de su trabajo, ahora Jimin era capaz de sentir esa mirada dura e intensa sobre él mientras caminaba al elevador.
¿Acaso se había vuelto loco? ¿Por qué lo alteraba tanto ese Alfa? Jimin intentaba concentrarse en cualquier otra cosa, pero nada, absolutamente nada de lo que hiciera, conseguía nublar la mirada de Jungkook dirigida a él.
Al final, cansado de dar vueltas en la cama, decidió rendirse. Apartando las sábanas de una patada, Jimin se quitó los calzoncillos y alcanzó el tubo de lubricante del cajón de su mesilla de noche.
En sus periodos de celo, Jimin recurría en gran medida a su mano para satisfacerse cuando la tensión lo requería.
No recordaba la última ocasión en que lo hubiera hecho simplemente por disfrutar el momento.
Colocando un poco de lubricante en su mano, comenzó a masturbar su pene. Lo hizo lentamente. Quería suavidad. Iría lento. Durante varios minutos con su mano derecha masajeó su polla con movimientos suaves de arriba abajo.
No tardó mucho tiempo en estar duro. Con su mano izquierda recorrió lentamente su cuerpo; tocándose lentamente, masajeó sus tetillas.
La sensación fue maravillosa. Plena. Cautivadora. Su cuerpo sentía latigazos y él jadeaba y exigía más y más. Con los ojos cerrados, movió su mano derecha de sus tetillas a su entrada trasera.
Mientras circulaba su agujero con sus dedos e introducía un par de dedos en su canal, imaginó al hombre que se había instalado en su memoria, Jungkook, y, fantaseando con él, sus gemidos se acrecentaron al imaginar que era él quien movía su mano sobre su polla.
Vio su mirada... Sintió sus besos... Recordó su toque...
Y todo eso... calentó su cuerpo, haciéndolo desear más.
Buscando a ciegas en el cajón, sacó el primer vibrador que encontró. La ventaja de un Omega era que no necesitaba demasiada preparación para que su entrada estuviera lista para la invasión. Así que abrió más las piernas y se entregó al disfrute que aquel juguete y su imaginación le ofrecía.
Imaginar las manos grandes de ese Alfa sobre su cuerpo y que ese vibrador era su polla penetrándolo lo hizo morderse los labios para no gritar. Cuando el consolador penetró su canal por completo, encendió el interruptor para que comenzara a vibrar.
El calor era intenso. Demasiado para soportarlo, tremendamente excitado, se movió sobre la cama.
—Sí... Superman... te deseo.
A su mente regresaron imágenes de Jungkook mientras estuvieron en el auto. Recordó su cuerpo... Su duro abdomen... Su pene erecto. Imágenes sensuales y morbosas. Instantes calientes y pecaminosos. Jungkook podría ser un Alfa bruto y troglodita, pero era caliente. Muy caliente.
Los jadeos subieron de intensidad. El orgasmo crecía en su interior como un tornado. Giró un poco de costado y comenzó a penetrarse duramente con el vibrador sin dejar de tocar su pene. Su canal tembló y Jimin se arqueó. Imaginó la voz de Jungkook ordenándole que no cerrara las piernas, y él obedeció.
Era un momento muy intenso y consciente de lo que deseaba. Movió las caderas duramente y lo que esperaba llegó. Un increíble orgasmo tomó su cuerpo. Levantó las caderas y cerró la mano sobre su polla mientras se convulsionaba y se mordía el labio inferior al sentir aquel alucinante placer, intenso y profundo.
La sangre bombeaba en todo su cuerpo; se dio cuenta de que, a pesar del intenso orgasmo, deseaba más. Cuando abrió los ojos, su vista se clavó en el techo blanco de su apartamento y supo que su fantasía había acabado.
Jadeando, apartó el juguete y se tumbó bocarriba en la cama. Necesitaba una ducha. Pero no quería moverse, a pesar de que, si permitía que el semen se secara sobre su estómago, lo lamentaría al día siguiente.
Por lo que parecieron minutos, horas... Jimin no se movió.
Siguió pensando en Jungkook. Debía dejar de pensar en ese Alfa sin importancia. Había otros Alfas en el mundo con los cuales disfrutar y él, por mucho que lo excitara, no debía formar parte de sus juegos y fantasías. ¿O quizá sí?
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La danza de los opuestos
FanfictionLa vida no es fácil para aquellos que nacen siendo Omegas, eso es algo que Park Jimin tiene más que claro. Jimin es un Omega que siente un odio profundo hacia los Alfas y la sociedad que creen que los Omegas son simplemente juguetes para dar placer...