A la mañana siguiente, me despierto y noto que estoy entre Douma y el señor Muzan. Me sonrojo y trato de levantarme con cuidado, pero ambos me sujetan de los brazos y dicen al unísono:
Douma y Señor Muzan: "¿Adónde vas, pequeña humana?"
Luna: "Vo-voy al baño..."
Me aprietan suavemente la muñeca, y caigo de nuevo a la cama, al lado de los dos. Ambos sonríen y dicen:
Douma y Señor Muzan: "No irás a ningún lado, pequeña humana."
Luna: "..."
Después de un rato, nos organizamos y nos preparamos para el día. Nos bañamos, nos vestimos y salimos a dar un paseo los tres juntos. Mientras caminamos, de repente, un cazador aparece de la nada y salta para atacarnos. Sin pensarlo dos veces, salto delante de ellos y detengo la espada del cazador con la mía.
Luna: "¡Ni se te ocurra atacarlos! ¡Son míos!"
Cazador: "¿Imposible...?"
Douma y Señor Muzan: "I-increíble, pequeña humana..."
La pelea continúa durante un buen rato hasta que el cazador finalmente se rinde. Cuando termina la batalla, me acerco a Douma y al señor Muzan, que están en el suelo, respirando con dificultad y sangrando ligeramente por la nariz. Me arrodillo junto a ellos y los muevo suavemente, preocupada.
Luna: "¡Chicos, ¿están bien?!"
Douma y Señor Muzan: "...Eres tan linda... y muy tierna."