CAPITULO 16

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Estoy en shock. Los labios de Matt, suaves y firmes contra los míos, aún se sienten en mi piel como un fuego inesperado. No puedo devolverle el beso; mi cuerpo está paralizado, y mi mente intenta entender qué está pasando. Nunca pensé que Matt... que él me viera de esa manera. Siempre fue mi amigo, mi compañero, y no se me había pasado por la cabeza que sintiera algo más. ¿Cómo no me di cuenta?

El beso se interrumpe abruptamente cuando escucho una tos forzada que nos arranca de nuestro momento.

—¿Parejita...? —dice Derek con su tono burlón habitual—. ¿Eso lo podéis hacer en privado?

Me separo de Matt, sintiendo cómo el calor me sube al rostro. Me disculpo en un susurro—, Sí, sí, claro... perdón.

Me levanto rápidamente, evitando mirar a Matt. La confusión es una tormenta en mi cabeza, y cuando mis ojos se encuentran con Derek por un segundo, él se gira, fingiendo desinterés. Pero en el fondo, siento algo... algo que me hace sentir culpable. No sé bien por qué. ¿Derek? ¿Por qué debería preocuparme lo que él piense de esto? No somos nada, solo aliados en esta pesadilla, y, sin embargo, no puedo evitar sentir que él, de alguna forma, juzga la situación.

Me cruzo de brazos, intentando ordenar los pensamientos que me golpean como una ola. No quiero hacer daño a Matt, pero tampoco sé qué siento realmente. Su beso me tomó completamente por sorpresa, y ahora no puedo evitar preguntarme qué significa todo esto. No quiero que él piense que no me importa... porque sí me importa. Mucho. Pero ¿así? ¿De esta forma?

Derek sigue en la habitación, y aunque no dice nada, siento que me observa con esa actitud suya, siempre entre la burla y el desafío. Siento una presión en el pecho que me desconcierta, como si su presencia añadiera un peso que no puedo explicarme.

¿Qué está pasando conmigo? Tal vez todo esto de Matt, y la extraña sensación de que Derek nos ha visto y que ahora puede pensar que estamos juntos, solo me confunden más. Pero... ¿y qué si lo piensa? ¿Por qué me debería importar?

La confusión crece en mi mente, haciéndome sentir atrapada entre dos mundos.

Me tumbo un rato, tratando de calmar mi mente, pero mis pensamientos no dejan de girar en círculos. Matt, el beso, Derek... todo se mezcla en una confusión que me impide dormir. Me doy vueltas en la mochila que uso como almohada, incapaz de escapar de la inquietud. Las horas pasan y, finalmente, veo cómo los primeros rayos del amanecer empiezan a iluminar la estancia. El cielo se va tornando de un gris a un suave tono anaranjado, y es señal de que pronto podremos movernos con mayor seguridad.

Nos levantamos y comenzamos a prepararnos para el próximo tramo. Matt y yo llenamos las mochilas de las pocas provisiones que tenemos a mano. Es un proceso casi mecánico, pero no puedo evitar echar una mirada a Derek de vez en cuando; él parece perdido en sus propios pensamientos y apenas cruza miradas conmigo. Sus ausencias breves, como ahora, me resultan extrañas, y no sé por qué, pero siento que algo se ha roto o cambiado en la dinámica de los tres.

Matt saca el mapa y lo despliega frente a nosotros, señalando las rutas que intentaremos seguir para evitar las calles más transitadas y, en teoría, más peligrosas.

—El plan es seguir por estas calles —indica en voz baja, su dedo recorriendo el papel—. Intentaremos acercarnos al bar de Derek sin cruzarnos con más de esos seres.

Le asiento, concentrada, pero mi mente sigue anclada en lo que pasó anoche. Cuando Derek se aleja un momento, Matt me mira, sus ojos reflejando algo de tristeza.

—Tessa, sobre lo de ayer... —su voz es un susurro, cargado de incertidumbre.

Le agarro la mano con suavidad y le miro a los ojos. —Matt, todo está bien. Cuando lleguemos a un lugar seguro, hablaremos tranquilamente de esto, ¿vale? —le digo con una sonrisa tranquilizadora, tratando de aliviar sus dudas.

SIN REFUGIO | Zona Z #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora