Tangled in the Night // Chat Noir

Biblioteca

Narra Adrien

Estaba sentado en el aula, escuchando a la señorita Bustier repartir los grupos para el proyecto de historia. La mayoría de mis compañeros escuchaban con atención, pero podía notar algunas miradas ansiosas, especialmente cuando se acercaba su nombre.

—Alya y Nino —anunció la maestra, y ambos se sonrieron aliviados. No había dudas de que estaban contentos de trabajar juntos.

—Marinette con Nathanael —continuó. Observé a Marinette de reojo, notando cómo su expresión se volvía un poco... incómoda. Sin embargo, en un segundo volvió a su sonrisa amable y saludó con la mano a Nathanael.

Luego, la señorita Bustier llegó a mi nombre.

—Adrien, con ____.

Miré a mi nueva compañera, la chica nueva, y nuestras miradas se cruzaron. Marinette, que estaba junto a ella, parecía inquieta, lanzándole una mirada que parecía contener... ¿desilusión? No entendía muy bien por qué. Pero lo que me sorprendió fue que ____ me dedicó una sonrisa. Era una sonrisa cálida, sin rastro de incomodidad o nerviosismo, como si estuviera completamente en control. Ese tipo de seguridad no era tan común en las personas que conocía, y de alguna forma me intrigó.

Pronto llegó el receso, y aproveché para acercarme a ella. No podía dejar el proyecto para última hora, así que pensé que era una buena idea organizarnos cuanto antes.

—Hola, ____ —le dije con una sonrisa cuando la encontré en el pasillo.

Ella me miró, devolviendo la sonrisa de inmediato.

—Hola, Adrien. ¿Ya estás listo para ponernos a trabajar? —respondió, cruzando los brazos de manera relajada.

—Claro, pensé que podríamos ir a la biblioteca. Así, también aprovechamos para encontrar algunos libros que nos ayuden —propuse.

Asintió, sin rastro de fastidio, y comenzamos a caminar juntos hacia la biblioteca del colegio.

Mientras caminábamos, le pregunté: —Así que... ¿cómo te está tratando París hasta ahora? ¿Es muy diferente de otros lugares en los que has vivido?

—Pues, para ser honesta, me encanta. Aunque todavía me estoy acostumbrando a la idea de quedarme en un solo lugar por más de un par de meses —contestó con una ligera sonrisa.

Llegamos a la biblioteca y encontramos una mesa en un rincón tranquilo, rodeada de estantes llenos de libros polvorientos. Era el lugar perfecto para concentrarse en el proyecto, aunque también me daba la oportunidad de conocerla un poco mejor.

Comenzamos a buscar los libros que la señorita Bustier nos había recomendado, cuando noté que ____ hojeaba uno mientras sus ojos parecían distraídos.

—¿Te pasa algo? —pregunté, curioso.

Ella levantó la mirada y soltó una risa leve.

—Nada en especial... Solo recordaba algo gracioso que me pasó la otra noche.

Me acomodé en la silla, animándola a que continuara.

—Anoche hubo un akumatizado cerca de mi casa, y claro, tuve que hacerme cargo —comentó con un toque de sarcasmo.

Me detuve un segundo, mirándola con curiosidad, sin poder evitar sonreír.

—¿En serio? ¿Cómo te hiciste cargo? —pregunté, fingiendo incredulidad.

Ella sonrió, cruzando los brazos con orgullo.

—Tenía todo bajo control. Ese akumatizado no era nada del otro mundo. Pero justo cuando me las arreglaba, apareció un gatito callejero interrumpiendo mi momento estelar.