Capítulo 3: Cambios en el aire

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El timbre de la escuela resonó a lo lejos, y me hizo saltar, como siempre lo hacía. Me costaba concentrarme, y más cuando Olivia estaba a mi lado. Ella siempre parecía saber lo que quería hacer, lo que quería decir, mientras yo me sentía perdida en un mar de emociones contradictorias que no sabía cómo gestionar. La escuela, los amigos, todo seguía su curso normal, pero para mí, las cosas ya no lo eran.

Olivia me miró con esa mirada curiosa que siempre tenía cuando notaba que algo no estaba bien, como si pudiera leerme a través de la piel. Y aunque intentaba ocultarlo, no podía evitar sentirme expuesta. Mis pensamientos estaban lejos, siempre volviendo a la misma persona: Zack. Había algo en él que me volvía loca, algo oscuro y atractivo que me atraía sin poder evitarlo.

- Emma, ¿te pasa algo? - La voz de Olivia fue suave, pero sabía que su mirada no mentía. Ella sabía que algo me afectaba, y lo peor de todo era que yo misma no podía explicarlo.

La miré, forzando una sonrisa, pero no estaba segura de qué tan convincente fue. Sabía que ella no se quedaría tranquila hasta que le dijera lo que estaba pasando.

- No, es solo... es solo que no me siento bien - mentí, no porque quisiera, sino porque no encontraba una forma de explicarle lo que estaba sintiendo.

Olivia me observó en silencio, como si estuviera esperando algo más. Ella me conocía demasiado bien. Sabía que no podía ocultarlo por mucho tiempo. Pero de alguna manera, el tema de Zack era algo que no podía compartir. La atracción hacia él era tan intensa y tan confusa que ni yo misma entendía lo que me sucedía.

- No me lo creo, Emma - dijo, cruzando los brazos. - Te conozco demasiado bien. Sé cuando algo te está molestando. No hace falta que me lo digas, pero no me gustaría tener que adivinarlo.

Intenté mantenerme firme, pero la mirada de mi hermana me hizo sentir pequeña, vulnerable. Sabía que, como siempre, ella quería ayudarme, pero yo misma no sabía qué hacer con mis sentimientos. Estaba perdida, y lo peor era que la confusión no venía solo de mis pensamientos. Venía de una persona en particular.

Zack.

Desde aquel primer encuentro, había algo en él que me perturbaba, algo que no podía dejar de pensar. Su mirada intensa, esa forma en que parecía saber más de mí de lo que yo estaba dispuesta a admitir. El modo en que su cercanía me hacía sentir en llamas, como si todo lo que tocaba se incendiara.

De repente, mi mente se desvió hacia la conversación que había tenido con él la última vez. El roce de su brazo, el tono bajo de su voz, la forma en que sus palabras parecían estar impregnadas de promesas no cumplidas.

- Emma... - dijo Olivia, interrumpiendo mis pensamientos. - No tienes por qué cargar con todo esto sola, ¿sabes? Yo siempre estaré aquí para ti, incluso si no quieres hablar de lo que pasa. Pero... - hizo una pausa, y su expresión se tornó un poco más seria - te he notado diferente últimamente, soy tu hermana, te conozco muy bien.

Esas palabras me hicieron sentir un poco más expuesta, pero también una parte de mí quería abrazarlas, dejar de esconderme. Olivia era mi hermana, la persona que siempre había estado allí, pero con Zack... todo era diferente. Era como si estuviera en otra dimensión, una donde no podía decidir entre lo que sentía y lo que debía sentir.

Antes de que pudiera responderle, la puerta de la sala de clases se abrió, y ahí estaba él. Zack.

Mi corazón dio un vuelco, como siempre lo hacía cuando lo veía. Él no parecía notarme al principio, pero cuando levantó la vista, nuestros ojos se encontraron. Y, por un segundo, el aire entre nosotros se cargó de electricidad. Su mirada era tan intensa, tan penetrante, que me hizo dudar de todo lo que había creído saber sobre mí misma.

Eco de un amor falsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora