Capítulo 02: Que incómodo

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Los jóvenes, llegaron y entraron a la cafetería escolar, la cual, era un lugar sumamente elegante por el obvio presupuesto y prestigio con el que contaba la preparatoria. Posteriormente tomaron asiento en una de las mesas que daba una gran vista al área donde se encontraba un relajante y hermoso jardín. Enseguida llegó el camarero a tomar la órden, les entregó la carta en sus manos, mientras el tomaba su comanda para anotar.

-Buen día, bienvenidos. ¿Qué desean ordenar?

El castaño usó una voz amable dirigiéndose a sus compañeros.

-Vamos, pidan lo que quieran, es enserio que yo invito.

El chico albino habló con voz amable para solicitar sus alimentos.

-Gracias Dazai; a mí me gustaría ordenar un desayuno americano, por favor.

Kunikida ordenó su desayuno con voz educada.

-Para mi, un desayuno americano también, por favor.

El pelirrojo por su parte, se mostraba muy tímido y apenado de comer a expensas de otra persona; al darse cuenta de esto, Dazai, decidió darle unas alentadoras palabras para animarlo a pedir algo y de está manera generarle confianza progresivamente para poder ejecutar de manera correcta su plan.

-¿Y tú Chuuya? Vamos, no seas tímido puedes ordenar lo que tú quieras.

-Gracias, ¿podría traerme un desayuno continental por favor?

-A mi también, por favor.

-Claro, enseguida.

El joven albino y rubio se miraron nuevamente extrañados por la actitud de Dazai, estaba actuando demasiado raro y eso era mucho decir, ya que normalmente ese era su estado natural, pero era otro tipo de rareza; Kunikida solo suspiraba para intentar relajarse ante las actitudes de Dazai, sabía que lo hacía para caerle bien a Chuuya y seducirlo de está manera. Pero se estarán preguntando, ¿qué tiene de malo pedir un desayuno continental?, pues que Dazai odiaba el desayuno continental con todas sus fuerzas, el amaba el desayuno americano; pero obviamente no lo evidenciarian delante de Chuuya de nuevo, como paso hace algunos minutos con decir que el era un tacaño; si lo hacían, probablemente les lanzaría una mirada totalmente amenazante. El castaño usó un tono de voz ilusionado para hablarle al pelirrojo.

-¡Que gran coincidencia que nos guste el desayuno continental Chuuya!

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-¡Que gran coincidencia que nos guste el desayuno continental Chuuya!

-Oh, si, tienes razón. Y gracias por la invitación a desayunar con ustedes.

-No te preocupes, es lo mínimo que te mereces, por ti daría lo que fuera.

Dijo Dazai haciendo una especie de pistolitas con sus manos en un gesto de coqueteo mientras lo señalaba con las mismas. El pelirrojo río levemente por ello, pues lo tomó como una broma y como parte de la personalidad del más alto. Después de aquellas acciones, Chuuya tomó su teléfono nuevamente y abrió la cámara.

Amor de último añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora