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Capítulo II: El Secreto de la Princesa

El aire en el estudio de Octavia era denso y cargado de un aroma peculiar, una mezcla de incienso y a madera vieja que se mezclaba con el aroma de los animales disecados que adornaban las paredes. Octavia, con un rostro pálido y un gesto de disgusto, observaba con indiferencia a Samantha, quien bailaba con una energía vibrante mientras tarareaba una melodía alegre.

"Samantha, no seas tan... ¡animada!", dijo Octavia, con un tono seco y cínico, mientras se acomodaba en el viejo sofá de terciopelo negro.

Samantha, con su característico vestido rojo como una llamarada, se detuvo en seco. Su sonrisa se desvaneció por un momento, pero regresó con una intensidad aún mayor. "¿Por qué no, Octavia? ¿No te gusta la música? ¿No te gusta bailar?"

Octavia frunció el ceño, su mirada se posó en un mapache disecado que observaba la escena con ojos de vidrio. "No es que no me guste, solo... no veo el punto. La vida es una colección de eventos tristes, una melodía sombría que solo termina en el silencio de la muerte."

Samantha se acercó a Octavia, sus ojos azules brillaban con una mezcla de compasión y cariño. "No seas tan pesimista, Octavia. Hay belleza en el mundo, hay alegría, hay amor."

Octavia la miró con desconfianza, sus labios se curvaron en una mueca irónica. "Las palabras bonitas no cambian la realidad, Samantha. El amor es un espejismo, una ilusión que se desvanece con el tiempo. Mis padres lo saben, y yo también."

Samantha suspiró, su sonrisa se desvaneció por un momento. "Lo sé, Octavia. Es difícil ver a tus padres separados. Pero... ¡hay que seguir adelante! Hay tantas cosas hermosas que te esperan."

Octavia la observó fijamente, su mirada penetrante le hizo a Samantha sentir un escalofrío. "No lo creo, Samantha. La única cosa que me espera es... más dolor."

"No digas eso, Octavia," dijo Samantha, tomándola de la mano con un gesto cálido. "Estoy aquí para ti, no importa lo que pase. Siempre estaré aquí para ayudarte a enfrentar tus miedos."

Octavia apretó la mano de Samantha, su corazón latía con fuerza. "Samantha..."

"Dime, Octavia," dijo Samantha, su mirada reflejaba un cariño que Octavia nunca había sentido antes.

Octavia se quedó callada por un momento, su mirada se volvió melancólica. "Samantha, hay algo que... que quiero mostrarte."

Samantha asintió, sintiendo un escalofrío recorriendo su columna vertebral. "Claro, Octavia. Dime, ¿qué es?"

Octavia se levantó del sofá y se dirigió hacia una habitación oscura en la parte posterior del estudio. Samantha la siguió con un gesto de curiosidad, su corazón latía con fuerza.

"Esta es mi... mi colección," dijo Octavia, su voz se volvió un susurro mientras abría la puerta de la habitación.

Samantha se quedó asombrada. La habitación era un santuario oscuro y macabro, lleno de cajas llenas de polvo y objetos extraños. En el centro de la habitación, sobre un pedestal de madera oscura, se encontraba un esqueleto de un gato negro, sus huesos limpios y pulidos brillaban bajo la luz de una vela que Octavia había prendido.

Samantha retrocedió un paso, sus ojos se abrieron con asombro. "¿Es... real?"

Octavia asintió, su voz se volvió aún más tenue. "Lo encontré en el bosque, cerca de la casa de mi abuela. Se llamaba Shadow, era su gato."

Samantha la miró fijamente, su mirada reflejaba una mezcla de curiosidad y compasión. "Shadow..."

"Sí, Shadow," dijo Octavia, sus ojos se llenaron de lágrimas. "Lo cuidé durante años, era mi mejor amigo. Cuando murió, decidí prepararlo para siempre."

Samantha se acercó a Octavia y la tomó de la mano, su mirada era llena de cariño. "Octavia, lo siento. Es horrible perder a un amigo."

Octavia se encogió de hombros,sus ojos se humedecieron. "No hay nada horrible en la muerte, Samantha. La muerte es un viaje, un camino hacia un nuevo comienzo."

Samantha la miró fijamente, sus ojos brillaban con una mezcla de tristeza y esperanza. "No estoy segura de que tu padre esté de acuerdo contigo, Octavia."

Octavia sonrió, su sonrisa era amarga y llena de un dolor que Samantha no podía comprender. "Él no entiende, Samantha. Él no ve el mundo como yo lo veo."

Samantha la miró con un gesto de preocupación. "No te preocupes, Octavia. Siempre estaré aquí para ti. Tu mundo, tus secretos, todo... yo te voy a entender."

Octavia asintió, su mirada se volvió melancólica. "Espero que tengas razón, Samantha. Espero que tengas razón."

En ese momento, la puerta de la habitación se abrió de golpe. Era el mayordomo, su rostro reflejaba una mezcla de miedo y asombro.

"Octavia, la Reina Alizon está aquí para verte."

Octavia se quedó paralizada. Su rostro se llenó de un miedo que Samantha no podía comprender. "Dile a la reina que estoy ocupada."

"Lo siento, Octavia," dijo el mayordomo, "la reina Alizon no acepta negativas."

Octavia suspiró, mirando a Samantha con preocupación. "Samantha, no quería que te vieras envuelta en todo esto."

Samantha la tomó de la mano con firmeza. "No te preocupes, Octavia. Estoy aquí para ti, sin importar qué."

Octavia asintió, su mirada reflejaba un agradecimiento profundo. "Gracias, Samantha."

Samantha la acompañó hasta la entrada del salón principal, donde la Reina Alizon se encontraba de pie, su rostro imponente y su mirada penetrante. La atmósfera se cargó de tensión.

"Octavia," dijo la Reina Alizon, su voz era profunda y resonante, "tenemos mucho de qué hablar."

Octavia tragó saliva, su mirada se dirigió a Samantha, buscando apoyo. Samantha le dedicó una sonrisa de aliento. "No te preocupes, Octavia. Yo estaré aquí contigo."

Octavia asintió, su rostro palideció, pero se mantuvo firme. "Entiendo, su majestad."

Samantha observó la escena con preocupación. Sabía que la visita de la Reina Alizon no traía nada bueno. La mirada de Octavia se llenó de miedo, y Samantha, con un nudo en el estómago, se prometió a sí misma que estaría ahí para ella, sin importar lo que pasara.

La Reina Alizon hizo un gesto hacia Octavia. "Ven conmigo, querida. Tenemos que hablar."

Octavia se dirigió hacia la reina del infierno, su mirada reflejaba una mezcla de miedo y resignación. Samantha la observó partir, su corazón se llenó de una mezcla de preocupación y determinación. Sabía que tendría que estar ahí para Octavia, no importa lo que pasara.

La escena termina con un toque de misterio y tensión, anticipando un posible conflicto entre Octavia y su madre. Samantha, a pesar de su alegría y optimismo, está lista para apoyar a Octavia, demostrando la profundidad de su amistad y el cariño que siente por ella.

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⏰ Última actualización: Nov 14 ⏰

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