prólogo

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Prólogo: El Infierno y el Cielo se Encuentran

El cielo de Azura ardía en un rojo sangre. Las nubes, como ríos de lava incandescente, se extendían sobre el horizonte, reflejando la furia del volcán que rugía en el corazón del Infierno.

En medio del caos, una figura se elevaba como una antorcha en la noche. Samantha Nightstar, la hija de Alizon, la Reina del Infierno, contemplaba la escena desde la cima de la fortaleza de su madre. Su cabello blanco con mechones morados y azules, como un halo de fuego, ondeaba con el viento, mientras sus ojos uno morado y el otro azul, llenos de una alegría melancólica, se posaban en la danza infernal de la lava.

"El fuego de tu madre corre por tus venas, Samantha," susurró una voz detrás de ella.

Samantha se giró y vio a Sera, su madre, una serafín de belleza celestial. Sus alas blancas, como plumas de nieve, brillaban con un resplandor místico.

"No soy como ella, madre," respondió Samantha, su voz era suave, pero firme. "Llevo el fuego del Infierno, pero también la luz del Cielo. Soy la unión de dos mundos."

Sera sonrió, una sonrisa llena de tristeza. "Tu destino, Samantha, es un misterio. Un sendero que se extiende entre dos realidades, un camino que solo tú puedes trazar."

Samantha asintió, su corazón se llenó de una extraña paz. Sabía que su vida era una mezcla de fuego y luz, de alegría y melancolía. Un destino que la obligaba a navegar entre dos mundos, un corazón dividido entre el cielo y el infierno.

En ese momento, una sombra se proyectó sobre Samantha. Era Octavia, la hija del príncipe Stolas. Su rostro, pálido como la luna, reflejaba una oscuridad que contrastaba con el brillo infernal que la rodeaba.

"Aquí está la princesa del dolor," dijo Samantha, su voz llena de cariño.

Octavia suspiró, su mirada se posó en el volcán que ardía en el horizonte. "El fuego del infierno, Samantha, es solo un reflejo de la oscuridad que yace en el corazón de todos."

Samantha sonrió, una sonrisa que escondía un secreto. "Quizás tengas razón, Octavia," dijo. "Pero incluso en la oscuridad más profunda, hay un rayo de luz esperando a ser descubierto."

Las dos jóvenes se miraron fijamente, sus miradas se cruzaron en un instante que contenía un universo de emociones. Un infierno de alegría y melancolía, un cielo de esperanza y dolor.

En ese momento, sus destinos se entrelazaron, dos almas que, a pesar de sus diferencias, estaban destinadas a caminar juntas por un sendero que se extendía entre el cielo y el infierno.

Dos Almas, Un DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora