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Capítulo 1: La Princesa de la Melancolía

La lluvia golpeaba contra los cristales de la ventana del estudio de Octavia, como si el cielo mismo llorara junto a ella. Su habitación, un santuario de oscuridad y melancolía, era un reflejo de su alma.  Las paredes estaban adornadas con una colección macabra de animales disecados, sus ojos de vidrio parecían contemplar el mundo con una tristeza infinita. Un búho de ojos dorados observaba desde un pedestal, un zorro plateado sonreía con una ironía macabra, y un mapache de ojos vidriosos miraba hacia el cielo gris con un aire de nostalgia.

Octavia, sentada en su viejo piano de cola, componía una melodía tan desgarradora como su propio corazón. Sus dedos, finos y huesudos, extraían notas que parecían gotear tristeza, una melodía que resonaba con el dolor de un mundo imperfecto.

"Otra canción de desamor, Octavia?" preguntó una voz dulce y llena de alegría.

Samantha Nightstar, vestida con su habitual vestido rojo fuego,  se acercó a Octavia, su sonrisa radiante contrastaba con la atmósfera lúgubre del estudio.  Sus ojos que reflejaban armonía pero a la vez oscuridad, que brillaban con una luz casi celestial,  parecían brillar con un optimismo que Octavia envidiaba y admiraba a la vez.

Octavia alzó una ceja, su rostro pálido y su mirada cínica.  "La música es el único lenguaje que puede expresar el dolor del alma, Samantha.  ¿Acaso tú no lo entiendes?"

Samantha se sentó junto a Octavia, su sonrisa se desvaneció un poco. "Lo entiendo, Octavia, pero…  ¿no crees que eres un poco exagerada?  Tu padre y tu madre se separan, pero eso no significa que el mundo se acabe. ¡Hay que seguir adelante!"

Octavia frunció el ceño, su expresión reflejaba un dolor profundo. "El amor es un espejismo, Samantha, una ilusión que desaparece con el tiempo.  Mis padres lo saben, y yo también.  Lo único real es la oscuridad, la muerte, la inevitable decadencia."

Samantha la miró con ternura, sus ojos reflejaban una mezcla de comprensión y preocupación. "No seas tan pesimista, Octavia. Tienes a tus amigos, a tu música, a…  a tus animales disecados."

Octavia se echó a reír, una risa seca y amarga.  "No se puede encontrar consuelo en la muerte, Samantha.  La taxidermia es solo un recordatorio de la belleza efímera de la vida, un homenaje a la decadencia."

Samantha la tomó de la mano, su mirada era sincera y llena de cariño. "No importa lo que pase, Octavia, siempre estaré aquí para ti.  Somos dos almas perdidas que se han encontrado en un mundo de oscuridad."

Octavia se encogió de hombros, su sonrisa se desvaneció, dejando un rastro de melancolía. "No quiero que mi oscuridad te aleje de mi, Samantha.  No quiero perderte."

Samantha la miró fijamente, sus ojos reflejaban un afecto que Octavia nunca había sentido antes.  "No te preocupes, Octavia.  Nuestra amistad es más fuerte que cualquier oscuridad.  Juntas podemos enfrentar cualquier desafío."

La lluvia seguía cayendo, pero de pronto, un rayo de sol atravesó la ventana, iluminando la habitación y creando un halo de luz dorada alrededor de Samantha. Era un rayo de esperanza,  un símbolo de la alegría que Samantha portaba en su corazón, una luz que se resistía a ser apagada por la oscuridad que envolvía a Octavia.

Dos Almas, Un DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora