Parte única

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—¿Y cómo te sentiste durante esta mañana? ¿Has estado mejor de ánimo?

Harry escucha la pregunta en voz de su hermana, Gemma, y sonríe sin muchas ganas mientras sirve en un par de tazas el café recién hecho con su amada cafetera rosa.

—Bueno, logré dormir un poco más así que me levanté con mejor humor que en los días pasados—. Coloca las tazas en una pequeña bandeja ya previamente equipada con un tarro de azúcar, crema de vainilla y cucharillas a juego. Todo parte de un precioso set de té que la misma Gemma le regaló cuando el omega contrajo matrimonio con Louis. Sólo que Harry nunca lo ha usado para té, sólo café.

—Aún así te sigo viendo cansado, Harry. —Argumenta ella cuando el omega regresa con la bandeja y la coloca sobre la mesa, tomando asiento a su lado—. Deberías hablar con Louis sobre eso que te dije. En verdad me preocupa que no esté cuidando bien de ti.

Ante las palabras de su hermana, Harry abre mucho los ojos, un tanto indignado. No, mejor dicho: totalmente indignado. ¿Realmente acaba de cuestionar los cuidados que Louis, su alfa, tiene con él?

Entrecierra la mirada mientras la observa ponerle un par de cucharadas de azúcar a su café; él, por su parte, se quita unos cuántos rizos estorbosos de la frente. Mala idea no habérmelos recogido con una de mis pincitas, piensa. Pero es que con tantas cosas ocupando su mente simplemente lo olvidó.

La dificultad para conciliar el sueño, los cambios repentinos de humor y el poco entendimiento con su omega interior han terminado por tener un impacto un tanto negativo en su amada rutina hogareña. Porque sí, Harry ama ser un omega hogareño; tener una familia era lo que él siempre había soñado.

Casarse y tener cachorros. Enlazarse con un alfa que lo amara con la misma intensidad con la que él lo hiciese, que fuese mutuo y natural desde el primer momento.

Y Harry lo había logrado. Él se había convertido en el omega y esposa de Louis Tomlinson, el jugador estrella del Doncaster Rovers, y no solo eso; él también era la madre de sus cachorros.

Se habían conocido en la preparatoria, Louis Tomlinson era el alfa capitán del equipo de fútbol de la escuela y Harry era el lindo e inalcanzable omega líder de las porristas de dicha institución.

Y sí, puede que su unión estuviese más que destinada por el simple hecho de que ambos encajaban perfectamente en el concepto de pareja cliché de siempre, el capitán de futbol y el porrista pero, ¿a quien querían engañar? Eran la pareja más jodidamente perfecta que cualquiera pudiera ver o describir. Los dos tan bellos como talentosos en su respectiva área.

Ambos lo habían sentido, la famosa "conexión" que te dictaba que cierto individuo era tu destinado, que había sido creado para ti y que había nacido para compartir su vida contigo. Harry aún recuerda como su piel se erizó cuando los ojos azules de Louis se posaron por primera vez en él.

Claro que, no solo su piel o su corazón habían resultado afectados pues, para su fortuna o desgracia, algo ahí más abajo había reaccionado, terminando por manchar su linda falda de tablas color rojo.

Louis había sido el primero en invitarlo a salir, lo había cortejado de la forma más romántica e intensamente adorable; le fascinaba ver como Louis se convertía en un alfa completamente diferente cuando estaba con él, pasaba de ser el alfa rudo, temperamental y malhumorado capitán fútbol, fútbol, siempre fútbol a ser un hombre detallista, sensible y tierno. Consentía todos sus caprichos y lo iba a ver cada que Harry tenía practica con las porristas.

Y oh, claro que Harry había caído estrepitosamente, ¿Qué omega en su sano juicio no lo haría? Louis era su alfa perfecto y todavía a eso tenía que agregarle que era un maldito dios en la cama. Un alfa arrebatado que se lo follaba tan bien desde el día uno.

mommy doesn't know what daddy doesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora