Capitulo 1

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Nuevo Comienzo en el Reformatorio

**Perspectiva: Sofía**

Hoy era el gran día. Después de la salida de Rubí, mis nervios estaban a flor de piel. Era mi primer reality show, y aunque había estado frente a cámaras antes, la idea de estar expuesta 24/7 me llenaba de ansiedad y emoción. Pedí que mi entrada fuera espectacular, así que elegí llegar a caballo, con una larga capucha que cubriera mi rostro. Me preparé, respiré hondo, y finalmente, crucé las puertas del reformatorio.

**Reformatorio**

—¡Chiquillos, miren! ¡Viene alguien a caballo! —gritó Dash, al ver mi llegada.

—Parece que es un nuevo integrante —comentó Malito, con entusiasmo.

Desmonté del caballo y me quité la capucha, dejando que mi cabello cayera libremente sobre mis hombros.

—¡Holaaa! —exclamé, con una sonrisa radiante.

—¿Y quién cojones es esa chica, tío? —preguntó Fabio, con una expresión de sorpresa.

—¡Amiga! —gritó Faloon, corriendo hacia mí con los brazos abiertos. —¡Tanto tiempo, Sofi! ¿Cómo has estado?

—Bien, ¿y tú? —respondí, abrazándola con calidez. —¡Qué bueno verte! Pero déjame saludar a los demás.

—Ríe—. Bien, gracias. Sí, anda nomás,

Saludé a casi todos los integrantes del grupo.

—Hola, mucho gusto, me llamo José. Muy linda, por cierto —dijo uno de los chicos.

—Mucho gusto, Sofía, un placer —respondí, sonriendo.

—Ahora, déjenme presentarme mejor. Hola, mi nombre es Sofía Rivera, tengo 31 años, soy modelo y empresaria. A algunos ya los conozco y a otros no, pero espero llevarme bien con todos.

—¡Ostia, tía! —exclamó Oriana—.Que yo a ti te conozco; compré unos productos de tu tienda y los amé.

—¡Oh, muchas gracias! Te lo agradezco. ¿quién me enseña la casa?

—¡Yo te la muestro! Ven —dijo Faloon, tomándome del brazo.

Entramos a la casa, y el ambiente era vibrante, lleno de energía.

—Buenas noches, recluta Rivera —saludó la comandante, con voz autoritaria.

—¡Buenas noches, mi comandante! —respondí, firme y decidida.

—Bienvenida al reformatorio militar. Palabra de honor —dijo, saludando con la mano en la frente, como un verdadero militar.

—Muchas gracias, mi comandante —respondí, sintiendo una mezcla de respeto y admiración.

—Por favor, pase adelante. Le mostraré dónde empezará a dormir los próximos días.

—Muchas gracias, mi comandante —. ¡Wow, qué bonita y espaciosa es la casa!
—dije, impresionada
Subimos las escaleras, y la comandante nos llevó a la zona de dormitorios.

—. Hola, corazón, mucho gusto, Sofía.

—Mucho gusto, Anyella, un placer conocerte.

—Venga, recluta Rivera —dijo la  comandante—. Este será su lugar para dormir —señaló la cama—. Acá tiene su tenida, que empezará a usar a partir de los próximos minutos. ¿Alguna pregunta?

—No, ninguna. Muchas gracias por explicarme todo y le agradezco su amabilidad.

La comandante se retiró, y el ambiente se relajó un poco.

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